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Universidad Centroamericana - UCA  
  Número 313 | Abril 2008

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Nicaragua

En La Chureca y en el Caribe Norte: dos crisis provocadas

Bajo toneladas de basura quiso el gobierno sepultar el liderazgo del alcalde de Managua. Y sobre las ineficiencias posteriores al huracán Félix en la Costa Caribe quiere el gobierno airear el liderazgo de sus cuestionados aliados costeños. ¿Se midieron las consecuencias de ambas crisis provocadas? ¿Consiguieron sus objetivos?

Equipo Nitlápan-Envío

Durante todo el mes de marzo Managua vivió la “crisis de la basura”. Fue una pelea de pobres contra pobres. Nadie gana en esas lides. Fue una guerra del gobierno central contra el alcalde de Managua Dionisio Marenco. La ganó Marenco. Fue un enorme riesgo de salud pública. Logró superarse. Fue una prueba para la Policía Nacional. Salió dañada su imagen y retrocedió en la institucionalidad que se ha ganado a costa de tantos esfuerzos desde hace tantos años. Fue una señal más del actuar irresponsable y caprichoso del gobierno Ortega-Murillo cuando se trata de imponerse, de vengarse o de asegurar su continuidad en el poder.

OFICIO: CHUREQUEAR

1 mil 200 toneladas de basura diarias produce Managua (1 millón 200 mil personas). Recogerlas es responsabilidad de una flota de camiones de la alcaldía de Managua, que recorren en días alternos los barrios de la ciudad. En estos camiones trabajan unos 450 hombres. Desde hace unos 30 años todo lo que los managuas desechan va a parar a La Chureca, el mayor vertedero de basura a cielo abierto de América Latina: 43 hectáreas donde se han ido acumulando estrato sobre estrato, capa sobre capa, sedimento sobre sedimento, desperdicios de todo tipo. Allí está el registro escatológico de la capital.

Como todo, la basura tiene un precio. La industria del reciclaje la ha convertido en un negocio de creciente valor. Ya antes que la basura fuera “bisnes”, desde que existe La Chureca, existen los churequeros. Hoy en día son 180 las familias que viven dentro del basurero y unas 1 mil 600 personas las que allí o desde sus contornos trabajan “churequeando”. Desde niños pequeños hasta ancianitas hurgan entre los desperdicios en busca de lo que se puede vender -papel, plástico, cartón, aluminio, hierro, cobre…- y hasta de lo que se puede aún comer. Estas sobras de comida se las disputan, entre montones de basura, humanos, vacas, cerdos, perros y zopilotes…

Unos 20 millones de dólares genera la basura de La Chureca. Los churequeros se “prepean” con ella. Ganan el equivalente a un dólar y medio o dos dólares diarios escarbando en la basura, seleccionando la vendible a mejores precios y abasteciendo con eso a pequeños, medianos y grandes acopiadores de papel, de vidrio, de toda la gama de metales. Si buscáramos retratos de las mayorías pobres de la capital y de su desesperada lucha por la sobrevivencia los buscaríamos entre churequeros y churequeras.

POBRES CONTRA POBRES

Managua produce mucha basura, pero la cultura sobre la basura es un bien escaso en la ciudad. La gente tira cualquier basura en cualquier lugar y no siente ningún reparo en hacerlo, los cauces que atraviesan la capital se atestan periódicamente de basuras de todo tipo, la gente barre la basura y la echa a los tragantes de las aceras como si fueran sus basureros particulares y cuando se colocan basureros públicos no se usan…Saber clasificar la basura y de hecho clasificarla -como ya se hace en hogares y lugares públicos de tantas ciudades del mundo- resulta un sueño a muy largo plazo en Managua.

“¿Quién tiene las bolas más grandes?” es el nombre del concurso que la alcaldía de Managua viene promoviendo desde hace más de un año. Por distritos, los vecinos de los barrios se organizan en grupos para competir. Durante un plazo, recogen bolsas y envases plásticos y papeles y “amasan” con ellos enormes bolas de plástico o de papel. Quienes las hagan más grandes ganan un premio en efectivo. Las bolas se venden a empresas recicladoras. El concurso busca desarrollar la idea de que las basuras tienen valor y que hay ventajas en aprender a seleccionarlas. Por añadidura, contribuye a limpiar Managua.

La incultura de la cochinada coexiste ya en Managua con una creciente conciencia del valor de ciertas basuras, de ésas que los churequeros llaman “la prepa”. Y por eso, los trabajadores de los camiones de basura de la alcaldía llevaban ya un buen rato separándola ellos mismos y quedándosela antes de que llegara a La Chureca para venderla después. Era una forma de mejorar sus salarios, que aunque bajos no son de los más menguados. Ganan al mes hasta 3 mil córdobas (unos 250 dólares), más que las enfermeras de los hospitales públicos.

Los churequeros empezaron a notar desde hacía un tiempo que en los camiones sólo les llegaba basura mala, porque la basura buena se la quedaban los camioneros. Y no sólo ellos, porque son centenares los indigentes que recorren las calles de la capital antes de que pasen los camiones “peinando” las bolsas de basura para quedarse con lo mejor para luego venderlo.

Manipulando las tensiones de pobres contra pobres se armó el conflicto. Los cerros de basura de La Chureca fueron el terreno elegido por la pareja presidencial para desatar un nuevo episodio en su guerra contra el alcalde de Managua, Dionisio Marenco.

IDENTIKIT DE MARENCO

Nicho Marenco siempre fue hombre de plena confianza de Daniel Ortega, uno de los más hábiles en su círculo íntimo. Durante cuatro décadas, Marenco ha combinado su inteligencia y su lealtad para servir al FSLN en las duras y en las maduras. Fue artífice del pacto Ortega-Alemán. Llegó al cargo de alcalde por esa trayectoria de incondicionalidad. Su antecesor -otro hombre de plena confianza de Ortega, con similar pedigrí de lealtad al FSLN, Herty Lewites- fue visto por Ortega como un “judas” sólo porque pretendió capitalizar su popularidad para lanzar su candidatura presidencial por el FSLN en las elecciones de 2006. La ruptura de Ortega con Herty marcó una de las mayores crisis del FSLN.

Marenco siempre tuvo un alto perfil dentro del FSLN, pero a nivel público su perfil ha sido bajo. Es un político ajeno al síndrome del figureo y no encaja en los rasgos ni del populista ni del popular ni del populachero. A pesar de eso, se fue ganando el respeto y las simpatías de la población de Managua a punta de responsabilidad, capacidad, dedicación y profesionalismo.

El FSLN llegó a esta su segunda etapa en el gobierno cuando Marenco llevaba ya dos años trabajando así por una Managua más limpia y por una administración municipal más transparente. Trabajando bien.

Desde que comenzó el nuevo gobierno, Nicho tomó decisiones independientes sobre los recursos municipales y expresó opiniones que cuestionaban decisiones de la pareja presidencial. La más significativa, preguntarse, con su personal humor, para qué iban a servir los controversiales CPC. Que desafiara a Ortega aumentó la popularidad de Marenco. Independencia y franqueza provocaron un rosario de reacciones furiosas contra él desde la casa de gobierno. Esto le dio aún mayor prestigio a Marenco.

¿QUIÉN DIRIGE ESTA GUERRA?

Desde 2007 la popularidad de Marenco ha crecido en las encuestas. Aunque él lo negaba, muchos lo imaginaron candidato presidencial del FSLN en 2011. Siempre las ciudades capitales son trampolines. Para otros muchos en el FSLN, Marenco, más que candidato, era tal vez el único que podría contribuir a aglutinar, en algún momento crítico, los pedazos del sandinismo, cada vez más fragmentado, cada vez más disperso, con cada vez mayor número de descontentos y decepcionados al ver la conducción que del gobierno y del partido hace hoy la pareja presidencial. Las encuestas le dan hoy a Marenco valoraciones positivas superiores a las que recibe Daniel Ortega y mucho mayores que las que recibe la co-gobernante Rosario Murillo. Suficientes “méritos” para convertirlo en objetivo de guerra.

La guerra la dirigió y organizó un “líder”del Movimiento Comunal, no conocido ni nunca presente en La Chureca, que llegó al basurero a nombre de un “sindicato” de churequeros. Reclamando la basura buena que acopiaban los trabajadores de la alcaldía, organizó un grupito que cerró los portones que dan entrada a La Chureca a los camiones municipales. Los apedreaban si pretendían entrar.

En pocos días Managua se fue llenando de la basura que no podían recoger los camiones porque no tenían lugar donde ir a botarla. El alcalde Marenco declaró que era imposible responder al reclamo de los nuevos “sindicalistas”, porque él no podía garantizar que sus trabajadores no se quedaran con basura “buena”, ya que no podía incluir inspectores en cada camión para vigilarlos.

LA POLICÍA NO ACTUÓ

Marenco pidió apoyo a la Policía: La Chureca es un plantel público que pertenece a la municipalidad y camiones y camioneros estaban en peligro por el desorden creado por el grupito de reclamantes. La mayoría de los churequeros -como se demostró pronto- eran conscientes de que necesitaban basura buena, pero no participaban en el plantón. El Movimiento Comunal estuvo dividido durante la escaramuza que provocó el “líder” de La Chureca y en serio entredicho su autonomía frente al gobierno.

Fue una guerra política para desgastar a Marenco, para exhibirlo ante la población como incapaz. Y peor: como ingrato ante los pobres. Los sindicatos sandinistas, el procurador de derechos humanos, el coordinador del CONPES -personas y grupos que respaldan todo lo que la pareja gobernante dice y hace- señalaron a Marenco de eso, de incapaz. Hasta “somocista” lo llamaron. A pesar de que Marenco pidió apoyo a la Policía, la Policía nunca apareció en el campo de batalla. “No puede, no quiere o no la dejan actuar”, dijo Marenco molesto.

Días después, Ortega declararía, sin pudor, que le había ordenado “claramente” a la Policía Nacional no actuar, aun cuando era su deber poner orden en La Chureca y aun cuando la ocupación de este espacio público estaba acumulando toneladas de basura en calles, colegios y predios de Managua, anunciando epidemias.

“QUIEREN QUE YO ME VAYA”

Fue una guerra política para forzar la renuncia de Marenco. En los días del “Churecazo”, Murillo y Ortega designaron como su candidato a la alcaldía de Managua en las elecciones de noviembre al tricampeón mundial de boxeo Alexis Argüello. Marenco no les garantizaba ni propaganda incondicional para el candidato ungido ni una transición en el gobierno municipal acorde a los intereses rojinegros. El objetivo era que Marenco renunciara. Los concejales sandinistas elegirían entonces alcalde al concejal Edgardo Cuaresma, incondicional de la pareja presidencial, y eso allanaría un mejor camino al candidato-boxeador.

Los que están molestando no son gente de La Chureca, son gente extraña… De repente aparecieron actores políticos ligados directamente a mi partido, el FSLN…Alguien quiere que me vaya de la alcaldía…Si lo que quieren es que yo me vaya, que lo digan con claridad…Pero que estén poniendo en riesgo la vida de un millón doscientas mil personas me parece inaceptable, declaró Marenco.

Fue una guerra política buscando desbordar al alcalde ante un problema de difícil solución. Porque las guerras de los pobres contra los pobres sólo tienen soluciones de largo plazo. La única en décadas, y verdaderamente integral (urbanismo, medioambiente, equidad social y de género, desarrollo económico y propuesta laboral), para la gente de La Chureca es la que ofreció a la alcaldía de Managua -como contraparte nacional- el gobierno de España y de la que hablamos en páginas siguientes de este mismo número.

Según Elena Montobbio -al frente de la Agencia Española de Cooperación Internacional en Managua-, el proyecto no estuvo en riesgo por este conflicto. Ni lo estará en el futuro. Si Alexis Argüello resultara electo y su gestión no respetara los compromisos asumidos por Marenco con el gobierno español, España mantendría el control del proyecto.

SOLO ANTE EL PELIGRO

La basura llenó las primeras planas de los medios nacionales durante días y días. Abandonado por todas las instituciones del Poder Ejecutivo -Ministerio de Salud incluido- y atacado desde los espacios institucionales que controla la pareja gobernante, Marenco demostró coherencia, tenacidad y responsabilidad. Buscó los basureros de Tipitapa y Nindirí para depositar la basura de la capital. No dejó de denunciar la crisis de salud pública que el conflicto provocado iba a crear.

Durante varios días puso a trabajar durante 14 horas diarias a sus camiones, que recogieron 25 mil toneladas de basura, que tuvieron que buscar rutas alternas para llevarlas a vertederos alternos, porque los “líderes comunales” los mantuvieron bajo amenazas. En la semana santa Nicho dirigió estas operaciones “desde algún lugar de la capital” y consiguió limpiar Managua y mantenerla limpia en los días siguientes.

No renunció, no dejó de señalar de dónde venían los tiros en la guerra. Pero, al final, desbordados los basureros alternos y sin que el “líder comunal” cejara, tuvo que ceder ante la propuesta de los concejales del FSLN: aumentarle el salario a los camioneros en algo menos de 100 dólares mensuales, a cambio del compromiso moral de no quedarse con “la prepa”. Aunque este aumento no es garantía de que cumplan, después de más de un mes de tensión era una salida provisional. El 1 de marzo había comenzado la guerra y hasta el 5 de abril no volvieron a entrar los camiones recolectores en La Chureca.

¿QUIÉN GANÓ ESTA GUERRA?

La rivalidad del gobierno nacional con el gobierno municipal de Marenco y la forma tan irresponsable de dirimirla, en base a intrigas y conspiraciones, sin tomar en cuenta las consecuencias en algo tan sensible como la basura, sienta un precedente preocupante para el próximo año, cuando se renueven las autoridades municipales en todo el país. Ya hay alcaldías donde los partidarios CPC -obedientes a las orientaciones de Murillo, su coordinadora- han creado conflictos a los alcaldes y a las instancias municipales de participación. Daniel Ortega ha hecho firmar a todos los candidatos del FSLN el compromiso de que si ganan la alcaldía obedecerán a los CPC… y no al pueblo que los eligió.

Esta “guerra” no la ganaron sus diseñadores. A mitad de la crisis, era evidente que el conflicto se percibía como provocado “desde fuera” y se había convertido en un bumerán contra ellos. En medio de la batalla, la opinión positiva sobre Marenco era, en una encuesta entre los managuas, muy positiva. ¿Permanecerá este episodio en la memoria de los capitalinos hasta noviembre, cuando se celebren las elecciones municipales? ¿Se reflejará en los resultados de la alcaldía de Managua?

BILWI, WASPAM, PRINZAPOLKA:
NO HAY CONDICIONES

Otra crisis provocada por la pareja presidencial ocurrió muy lejos de La Chureca, en el Caribe Norte, donde la pobreza extrema coexiste con abundantes riquezas en recursos naturales.

En este otro campo de batalla la guerra tuvo balas técnico-administrativas y la dirigió el Consejo Supremo Electoral (CSE). Objetivo: suspender las elecciones de noviembre en tres de los ocho municipios del Caribe Norte: Bilwi, Waspam y Prinzapolka. Y así como en la guerra de la basura, el objetivo era desgastar al alcalde, en ésta el objetivo político es airear a Yátama, el aliado costeño del FSLN.

En noviembre de 2007 el huracán “Félix” causó una colosal destrucción en el Caribe Norte. 200 mil afectados, 20 mil viviendas destruidas, más de un centenar de muertos…Pérdidas valoradas en unos 300 millones de dólares. Tras muchas promesas, el gobierno sólo destinó 6 millones en el presupuesto de 2008 para la reconstrucción. A esta insensible respuesta oficial se sumó en el terreno una ineficiencia y lentitud notables del gobierno central y de los gobiernos municipales y regionales -en manos del FSLN y de Yátama, partido mískito ahora aliado del FSLN- en la atención a los damnificados.

En la Costa “el pacto” que se repudia es la alianza Yátama-FSLN. La devastación causada por el huracán la puso en crisis. Y dividió a Yátama. El temor de que los resultados electorales expresen el descontento creciente y las alcaldías de estos tres municipios del Caribe Norte regresen a manos liberales, llevó a Brooklyn Rivera, diputado de Yátama-FSLN, a curarse en salud: solicitó un mes después del paso del huracán que se suspendieran las elecciones en los tres municipios por dos años. En ellos votan 23 mil electores.

No hay condiciones: ése fue el argumento de Rivera. De inmediato, el FSLN le hizo eco. Y enseguida, la oposición comenzó a cuestionar la validez de este argumento. ¿Cómo en todo un año no iba a poder el CSE crear las condiciones?

PODER ELECTORAL:
UNA TRAS OTRA

En el CSE -donde el pacto aumentó a siete los magistrados-, la correlación de fuerzas es siempre 4-3 a favor del FSLN. El año electoral municipal comenzó con una exhibición de poder arbitrario del Poder Electoral. Adelantó sin razón alguna el calendario forzando así a los partidos a acelerar sus alianzas y la selección de sus candidatos, lo que favorece decisiones atropelladas e impide el debate. La medida fue cuestionada legalmente por todos los partidos menos por el FSLN. El CSE la impuso aduciendo falta de fondos.

En una estrategia de pinza, el CSE tomó otra medida arbitraria, despojando a Eduardo Montealegre de la dirección de la ALN, forzándolo a buscar cobijo bajo el paraguas de Arnoldo Alemán y entregando ALN a Eliseo Núñez, ahora aliado del FSLN.

El más importante “daño colateral” de esta medida, según ordena la Ley Electoral surgida del pacto, es que ahora TODAS las mesas electorales tendrán como presidente y vicepresidente a un militante del FSLN o a uno de ALN, partido ahora controlado por el FSLN.

Con estos antecedentes, cuando el CSE, dándole la razón a Rivera, anunció que estudiaba la suspensión de las elecciones en los tres municipios caribeños, toda la oposición se puso razonablemente en guardia. ¿Otra arbitrariedad? ¿Otra ilegalidad? Porque no es facultad del CSE decidir una medida que viola principios constitucionales como el derecho al voto en los plazos establecidos en la Constitución. En todo caso, correspondería a la Asamblea Nacional debatirlo y decidirlo, reformando la Ley Electoral.

VIOLENCIA ANUNCIADA,
DECISIÓN ESPERADA

De la Costa Caribe -líderes indígenas de Yátama y de otras organizaciones, religiosos moravos y católicos, organizaciones civiles- llegaban noticias de que no sólo existían condiciones técnicas para celebrar las elecciones, sino también el deseo mayoritario de que se celebraran.

Para respaldar al CSE, el 27 de febrero, autoridades del gobierno regional autónomo -en manos de Yátama-FSLN- solicitaron al CSE que suspendiera las elecciones por ser estos tres municipios “zona de desastre”. Y aunque no les corresponde decidir una medida así, la “autonomía” -aún un deseo y no una realidad- le sirvió de argumento al Presidente Ortega para expresar en dos ocasiones que las elecciones debían suspenderse.

En la tercera ocasión, Ortega fue más allá: afirmó saber que a fines de este año una fila de huracanes atacaría la Costa y sería imposible celebrar elecciones. Estas declaraciones presidenciales indicaban que el CSE ya había tomado la decisión de suspender las elecciones. Los diputados opositores decidieron reactivar aquello que se llamó “bloque contra la dictadura”, dispuestos a impedir que se suspendieran las elecciones en El Caribe Norte.

El 4 de abril, la violencia estalló en Puerto Cabezas. Grupos rivales de Yátama se enfrentaron en las calles a pedradas y a tiros, a las horas en que llegaban a Bilwi dos diputados del PLC para conocer in situ el sentir de la población. 13 heridos, varios de bala, 2 muy graves, 17 detenidos, saqueos y secuestros, escenas de total descontrol.

A pesar del vandalismo, tampoco en esta ocasión intervino la Policía para detener la violencia. Orden presidencial. Tan sólo horas después, calientes las imágenes de la violencia, el CSE determinó que, por razones “técnicas” y de “cartografía electoral”, las elecciones quedaban pospuestas en los tres municipios hasta abril de 2009.

¿QUIÉN GANÓ?

Si dos años después del paso del huracán no existen condiciones técnicas para realizar elecciones, ¿las habrá ya seis meses después? Al pedir la anulación de las elecciones, Rivera apuntaba más largo: dos años controlando la situación. Y el FSLN no inscribió candidatos en los tres municipios en cuestión, omisión que da a entender que apuntaban hacia esos plazos. La decisión del CSE -apenas seis meses de posposición- suena algo ridícula. ¿Puede en seis meses mejorar Yátama su imagen ante la población mískita? Resulta increíble.

La rebeldía mískita en los años 80 desgastó severamente al FSLN durante los años de la revolución. Ahora, la historia podría estar repitiéndose. Porque no basta cooptar a algunos líderes mískitos, comprándolos con el poder y los privilegios que del poder se derivan. En las declaraciones de pobladores mískitos en los días en que se debatía la posposición de las elecciones, en los días posteriores al estallido de violencia en Bilwi, se percibían claramente heridas que se estaba reabriendo, que sangraban, que nunca sanaron.

¿Será que la abstención, que siempre favorece al FSLN, no lo favorecería en estos municipios? ¿Hay intereses económicos en juego, entre las autoridades Yátama-FSLN en esta riquísima zona, que requieren de unos meses más para concretarse? Dirigentes costeños han señalado que jugosos negocios madereros y petroleros están aún en curso. En la Costa y por todo el país se perciben negocios “en curso” o “ya cursados” con los que se está estructurando el grupo económico orteguista, valiéndose de un staff de testaferros.

PIENSA EL ALDEANO...

Después del viernes violento, las protestas continuaron en el Caribe. Quienes quieren elecciones las seguirán reclamando. En la otra mitad del país, el reclamo de la oposición engarza dos temores: una ilegalidad más del gobierno, y el peligroso precedente que la decisión del CSE significa para las elecciones presidenciales, pues el gobernante que instrumentalizó al CSE pretende la reelección y hará todo lo posible, legal o ilegalmente, por perpetuarse en el poder. Provocando para ello, si es necesario, nuevas crisis.

Y mientras la basura ensucia la política y estos políticos juegan con fuego en el Caribe, el mundo avanza y los peligros que la integración global representa para sociedades desintegradas y con vocación de desintegración como la nuestra, recuerda uno a José Martí: Cree el aldeano vanidoso que el mundo entero es su aldea, y con tal que él quede de alcalde, o le mortifique al rival que le quitó la novia, o le crezcan en la alcancía los ahorros, ya da por bueno el orden universal, sin saber de los gigantes que llevan siete leguas en las botas y le pueden poner la bota encima…

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