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Universidad Centroamericana - UCA  
  Número 294 | Septiembre 2006

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Nicaragua

La herencia de Bolaños: ¿listos para salir de la pobreza de un solo brinco?

¿Qué le deja en herencia Enrique Bolaños a cualquiera de sus sucesores en el gobierno? Su triunfalismo asusta. Y aunque el aire de la campaña electoral es siempre festivo y optimista, es tiempo de empezar a hacer balance a la gestión del mandatario saliente, tiempo de ponerle un cerco de realismo a las promesas de los candidatos.

Equipo Nitlápan-Envío

La campaña electoral comenzó oficialmente el 19 de agosto en momentos sombríos. Nunca había sido tan agudo y visible como en esos días el caos energético que padece Nicaragua. Los cortes de luz se prolongaban hasta por doce horas en todo el país. Y como la programación de los apagones no se cumplía nunca, nadie podía planificar nada, a excepción de la paciencia. O la ira. Y con la falta de energía faltaba el agua durante días seguidos en barrios enteros de la capital y de otras ciudades. Cirugías suspendidas en los hospitales. Escuelas sin luz y sin agua, a las que no asistían los niños porque estaban sin bañarse, con la ropa sucia o sin planchar. Pulperías con sus productos arruinados, oficinas públicas sin prestar servicio durante horas. El comercio perdiendo millones cada día.

Fiel a su estilo, Bolaños se declaró impotente y sólo propuso entregar un subsidio de 9 millones de dólares a la distribuidora española Unión Fenosa para que superara sus déficits. La distribuidora declaró que las generadoras eran las responsables de la crisis, las generadoras se exculparon diciendo que Unión Fenosa les debía dinero. Varios funcionarios declararon que la sequía explicaba la escasez de generación y más de alguno pensó en rogativas al cielo para que lloviera. En Managua y en varias ciudades la “lluvia” fue de airadas protestas callejeras. Los más optimistas entre los luchadores sociales vieron en estas expresiones “el despertar de la conciencia ciudadana”. Llamarada de tusa.

Alguno de los responsables de la crisis -generadoras que no invierten en mejorar su infraestructura, una transnacional que busca rentabilidad a costa del Estado, un gobierno sin liderazgo, unos parlamentarios que sólo piensan en su reelección- lograron, por arte de alguna magia inconfesable, reducir los insoportables apagones. Continuaron más cortos. Y continuó el caos energético. Se trata de un problema estructural.

CAOS ENERGÉTICO:
FUE MI CULPA ENTUSIARMARME

Si alguno de los graves problemas estructurales de Nicaragua es herencia legítima del Presidente Enrique Bolaños es éste. Cuando fue Vicepresidente de Arnoldo Alemán, Bolaños fue Presidente del INE -ente estatal regulador de todo el sistema energético nacional-, pero desde ese cargo sólo promovió la privatización de la distribución de la energía a Unión Fenosa y la privatización de varias de las empresas generadoras. Hasta ahí llegaron sus iniciativas. Durante los siguientes cinco años, ya como Presidente, no ha hecho nada para articular responsablemente el sistema energético del país ni para comenzar a superar la altísima dependencia que Nicaragua tiene del petróleo y sus derivados para generar energía. Proyectos energéticos eólicos, hidroeléctricos o geotérmicos, listos para ponerse en marcha y con viabilidad económica, no fueron promovidos. No ha existido una política estatal para fomentar energías renovables. Ni siquiera este gobierno hizo nada para inaugurar una nueva fuente de generación térmica de electricidad basada en petróleo. Ni eso.

En Nicaragua, el 83% de la energía depende de derivados del petróleo y el alza de los precios internacionales del crudo se viene sumando a la desidia oficial haciendo más dramática la crisis. Somos el único país de Centroamérica con tan alta dependencia, el que paga más caro el petróleo que compra y el que menos ha invertido en proyectos de energía renovable.

Bolaños tiene diez años de tener la más alta responsabilidad nacional en este tema y la herencia que deja a su sucesor es totalmente negativa. En medio del caos de los apagones de agosto su “excusa” retrata al mandatario saliente: Fue mi culpa haberme entusiasmado tanto con la inversión extranjera para la generación de empleo, sin prever que la demanda de energía incrementaría. ¿Con esa ingenua imprevisión cortoplacista y ese su entusiasmo por las zonas francas, que tanta energía consumen, aspiraba Bolaños a ser recordado como “el mejor Presidente de la historia de Nicaragua”, como anunció al comenzar a gobernar?

ENERGÍA: PROMESA DE TODOS

Todos los candidatos han prometido enfrentar el problema energético con decisión y con prioridad. Ninguno explica, para que lo entendamos, que las soluciones no podrán ser de corto plazo con los problemas que se han acumulado. En este tema, como en otros, Eduardo Montealegre -candidato de la ALN- es el más concreto en promesas. Se nutre para ello de los proyectos no ejecutados pero ya diseñados durante el gobierno de Bolaños, a los que tiene pleno acceso.

Montealegre ha anunciado que “sembrará petróleo” expandiendo el cultivo de la palma africana y el de la caña de azúcar para producir biodiesel y etanol, proyectos no nuevos, que ya la empresa privada tiene en marcha en el país. También ha prometido echar a andar tanto los pequeños proyectos de energía renovables a los que el gobierno no dio atención, como la gigantesca represa Copalar, un megaproyecto altamente destructivo del medio ambiente, que provocará el desalojo de miles de personas, pospuesto desde los tiempos de Somoza y que hoy quieren impulsar inversionistas extranjeros y sus socios nacionales, entre los que hay banqueros, dirigentes de la ALN, del FSLN, del PLC y hasta altos mandos del Ejército.

¿EN COHETE AL PROGRESO?

A pesar de que los problemas no resueltos de la generación de energía afectan a toda la economía y ensombrecen el futuro, el Presidente Bolaños no ha dejado de jactarse de que deja a Nicaragua en “el buen camino” y con una economía sana y en crecimiento.

Ciertamente, Nicaragua iba por muy “mal camino” cuando en enero de 2002 Bolaños asumió la Presidencia. La economía apenas crecía y el estado de las finanzas públicas era desastroso. El déficit equivalía a más o menos el 7% del PIB y apenas dos años antes se habían producido las quiebras de los bancos, que significaron una pérdida al Estado -porque el gobierno de Alemán decidió cubrirlas- calculada entre 500-650 millones de dólares. Para hacer más difícil la situación, los precios del café habían caído hasta menos de 50 dólares el quintal -hoy el quintal ya está a unos 120 dólares- y había comenzado la imparable alza en los precios del petróleo. La herencia que recibía del gobierno, del que él mismo formó parte como Vicepresidente, era bastante crítica.

¿Qué deja ahora en herencia Bolaños? En un arrebato de triunfalismo, el 5 de septiembre, en su discurso de despedida al Ejército de Nicaragua, el Presidente anunció que entregará el país a su sucesor listo para aliviar la pobreza en varios grados, de un solo brinco. Nicaragua -se jactó- queda provista de los recursos que le permitirán dispararse hacia las alturas del progreso y el bienestar como un cohete espacial, con un impulso sin igual, con energía para subir varios de los peldaños en la escalera del progreso… Por todo ello me siento orgulloso de lo que hemos hecho. Hubiera podido hacer más, pero nadie negará que hemos avanzado como nunca antes en la historia de nuestro país.

Con la urgencia del realismo, pongamos las cosas en su lugar y establezcamos los límites que requiere esta retórica.

HEMOS CRECIDO: SEIS RAZONES

Ciertamente, la economía de Nicaragua está creciendo. En los últimos tres años ha recuperado un nivel de crecimiento modesto, pero sostenido. Seis factores lo explican. En primer lugar, las exportaciones, incrementadas significativamente y con precios internacionales mucho mejores para el café, el azúcar y la carne, que siguen siendo las principales exportaciones del país. Ha habido también durante este gobierno un crecimiento importante de la inversión de capitales coreanos, taiwaneses y estadounidenses en maquilas, y desde ellas ha aumentado la exportación en piezas de ropa.

Un segundo factor es el boom de las remesas. Hace unos 15 años las remesas ni siquiera aparecían registradas en la información estadística de Nicaragua y no porque no existieran. Hoy, según las estadísticas oficiales, llegan a 800 millones de dólares anuales. Y es durante el actual gobierno cuando más han aumentado.

Un tercer factor es la cooperación internacional, que había perdido totalmente la confianza en Nicaragua por los desmanes y la corrupción que institucionalizó Alemán durante su gobierno. A pesar de ser el Vicepresidente del corrupto Alemán, Bolaños logró recuperar la confianza internacional con la lucha anticorrupción, limitada, según se fue comprobando, a la lucha anti-Alemán.

Cuando Bolaños asumió la Presidencia, Nicaragua no tenía acuerdo con el FMI y el nivel de cooperación y de donaciones habían disminuido. Bolaños consiguió generar confianza y también negoció y firmó con el FMI un nuevo acuerdo, que por primera vez en la historia de la postguerra no se rompió. Porque doña Violeta firmó un acuerdo, pero éste no se cumplió y Alemán lo heredó congelado. Y Alemán logró firmar un nuevo acuerdo, que finalmente no se cumplió y lo heredó también congelado a Bolaños.

Otro factor que explica el crecimiento de la economía es la notable expansión del crédito del sistema financiero nacional al sector privado, que durante el gobierno de Bolaños creció a un ritmo del 20% anual, lo que naturalmente ha dinamizado la actividad económica.

Otros dos factores. La entrada definitiva de Nicaragua en la Iniciativa HIPC para países empobrecidos y altamente endeudados, lo que significó el alivio de la deuda externa, y además el alivio adicional de la deuda con el FMI y con el Banco Mundial. Y un aumento significativo de la eficiencia en el manejo de las finanzas públicas durante el actual gobierno, lo que también ha influido en generar confianza en la comunidad internacional y en inversionistas privados nacionales e internacionales.

EXPORTACIONES:
¿MANGOS CON JOCOTES?

Pero estas luces tienen abundantes sombras. Y hasta algunos “apagones”. Es cierta la recuperación exportadora, pero no en las dimensiones que Bolaños proclama. En su informe a la Asamblea Nacional -y nuevamente al hablar del “brinco” que el país dará- el Presidente afirmó que durante su gobierno nuestro país había alcanzado en 2005 el récord histórico de exportaciones: 1,600 millones de dólares.

Pero esa cifra -que Bolaños comparó con la de 1978, el último año de Somoza, año de nuestro récord exportador- hay que tomarla con un poco de sal. No se pueden comparar mangos con jocotes. 1,600 millones de 2005 son 1,400 millones de 1978. Por otra parte, en su cifra, el Presidente incluyó el valor total de lo que exportan las empresas maquiladoras instaladas en Nicaragua. Pero sólo el Presidente hace así las cuentas. En el resto del mundo sólo se cuenta como exportación el valor agregado que genera la maquila. Con una operación correcta, nos quedaríamos con 1,100 millones.

Esto no quita que las exportaciones se han incrementado y que hemos logrado alguna diversificación en los productos tradicionales que exportamos. Hoy exportamos café orgánico y café de altura o café gourmet, además del café tradicional que exportamos desde hace cien años. Y estos nuevos pro¬ductos tienen mejores precios. Nicaragua también exporta ahora productos lácteos, especialmente a El Salvador. Y también empezamos a exportar frjoles. Seguimos, sin embargo, anclados en la exportación de materias primas.

La sombra aparece en uno de los platillos de la balanza comercial. Si crecieron las ganancias por exportación, también creció el gasto por importaciones, especialmente en los últimos dos-tres años, entre otras razones por el impacto del alza de los precios del petróleo. Si exportamos, según las cifras de Bolaños, 1,600 millones de dólares, importamos 3 mil millones de dólares. Este enorme déficit comercial -el más grande en toda América Latina- no tiene perspectivas de cerrarse. En términos proporcionales se mantiene más o menos igual desde que terminó el gobierno sandinista. Y en cifras absolutas, aumenta cada año.

CADA VEZ MÁS EMIGRANTES

¿Cómo se financia ese déficit de 1,400 millones? Las remesas cubren 800 millones, la ayuda oficial de donantes y organismos multilaterales alcanza los 500-600 millones de dólares anuales, y la inversión extranjera 250-300 millones.

Las remesas familiares resuelven muchos problemas familiares y estabilizan la economía, pero también expresan la desgracia de un país que expulsa a tanta de su gente, a la que no le da oportunidades de trabajo y vida digna. Es una constante en las encuestas de los últimos años el altísimo porcentaje de nicaragüenses que dicen que si pudieran se irían de Nicaragua en busca de trabajo. La política económica del gobierno de Bolaños, favorecedora de los grandes y de los bancos, ha incrementado la emigración de los pequeños y de quienes sólo pueden ahorrar algo trabajando duro en otros países.

La emigración nicaragüense tiene características distintas a la emigración del resto de países centroamericanos, que se dirige fundamentalmente hacia Estados Unidos. Actualmente, a la tendencia nicaragüense de emigrar a Estados Unidos, y en mucho mayor número a Costa Rica, se viene sumando otra tendencia: la emigración a El Salvador, y en menor medida a Guatemala, donde los nicaragüenses trabajan en labores agrícolas y en la construcción, tal como hacen en Costa Rica, a donde además emigran masivamente las mujeres nicaragüenses para trabajar como empleadas domésticas. No hay emigración a Honduras, un país con un ingreso similar al nuestro y con oportunidades también similares.

La población emigrante estuvo totalmente ausente del discurso y de las prioridades del gobierno de Bolaños y no aparece como prioridad en lo que han planteado hasta el momento los candidatos que heredarán esta grave omisión. El texto del programa de gobierno de la Alianza MRS da relevancia a los emigrantes y hace algunas propuestas originales. Y Daniel Ortega ha prometido que en su gobierno las familias que reciben remesas no pagarán ninguna comisión por ellas, lo que permite suponer que será el Estado el que asumirá este costo, aumentando así el déficit o provocando que las empresas que intermedian remesas se retiren de ese negocio, resultados ambos negativos para el país.

CRÉDITOS PARA QUIÉNES
Y PARA QUÉ

En lo relativo a la expansión del crédito -otro de los factores que ha hecho crecer la economía y la ha dinamizado- la oscurana es notable. Porque ese crédito en tan grande expansión se ha dirigido principalmente a la construcción de viviendas para clase media alta, al comercio y sobre todo al consumo -vehículos, electrodomésticos-. El 60% del crédito que otorgan los bancos nacionales se orienta en esa dirección, mientras que al conjunto del sector agrope¬cuario sólo se le da el 10% del total del crédito.

También ha habido en estos años un boom del microcrédito que brindan variadas microfinancieras privadas. La cartera global de la Asociación de Microfinancieras de Nicaragua (ASOMIF) es hoy de casi 200 millones de dólares y 300 mil personas acceden a este servicio. Pero sólo el 32% de estos microcréditos llega al sector rural.

BANCA DE FOMENTO:
PROMESA DE TODOS

Todos los candidatos han hecho central en sus campañas la promesa de crear una institución que facilite crédito y asistencia técnica al sector rural. La ALN de Eduardo Montealegre promete un Instituto de Fomento, coherente con el mejor modelo gerencial de administración del neoliberalismo (reformas institucionales + soluciones empresariales), fórmula en la que consiste, en síntesis, su oferta.

Ese Instituto haría lo que ya está haciendo el Instituto de Desarrollo Rural (IDR), creado en el tiempo de Alemán, que dispone de impresionantes recursos de la cooperación externa multilateral y bilateral, pero que funcionó entonces con clientelismo político y corrupción y que sigue funcionado con una gran desorganización y con resultados cuestionables. Montealegre promete reorganizar todo esto con una gerencia más eficiente.

Su propuesta tiene una diferencia fundamental con las propuestas de los otros tres candidatos: ese Instituto no va a ser un banco, no captará ahorros del público, y por eso nunca será independiente. Siempre dependerá de los recursos externos que consiga o de los recursos del presupuesto nacional que se le destinen.

El FSLN y Daniel Ortega prometen la creación de un Banco de Fomento estatal para el cual el gobierno de Venezuela daría asesoría y también el capital inicial, que surgiría de las ventas del petróleo venezolano en Nicaragua. En sus discursos de campaña, Ortega ha anunciado también subsidios, condonaciones y reestructuraciones masivas de antiguas deudas, lo que ha generado expectativas e incertidumbres porque reiniciaría un nuevo ciclo de cultura del no pago, la que en los años 80 se generalizó, con tan negativos resultados para el país.

El PLC y José Rizo prometen revivir el Banco Nacional de Desarrollo con otro nombre y con un capital inicial de 400 millones de dólares, no quedando claro de dónde saldrían, pues la privatización de la zona franca de Las Mercedes que han anunciado para ese fin no cubre semejante cantidad.

La Alianza MRS y Edmundo Jarquín tienen una propuesta más realista y más modesta: reorganizarían el ya existente y estatal Fondo Nicaragüense de Inversiones para que brinde servicios directos a los productores rurales con un fondo inicial, también existente, de 70 millones de dólares.

DONDE ESTÁ
LA MAYOR POBREZA

El tipo de banca que se cree y la institucionalidad que se organice para hacerlo funcionar resultará clave para cambiar las injustísimas reglas de jue¬go¬ actuales, que han afectado notable¬men¬te al sector rural, donde está concentrada la mayor pobreza de Nicaragua, la más alejada del impulso del “cohete espacial”. ¿Facilitarán estas nuevas instituciones el acceso al crédito a los sectores rurales más empobrecidos? Hasta el momento, lo que están proponiendo todos los candidatos indicaría que el crédito llegaría a sectores de productores rurales que tienen ya un cierto nivel de capital y no están siendo atendidos por la banca nacional. ¿No será necesario, también y a la par, crear una institución de desarrollo campesino que provea la se¬guridad alimentaria a los más pobres?

TODAVÍA ENDEUDADOS

Durante el gobierno de Bolaños la ayuda externa se estabilizó en torno a los 500-600 millones de dólares anuales. Desde 2005 los países que cooperan con Nicaragua han cambiado su enfoque: de financiar anualmente proyectos han pasado a coordinarse para apoyar en el presupuesto y durante tres años tres programas sectoriales: salud, educación y desarrollo rural. La mayoría de los países que cooperan con Nicaragua se han organizado en torno a este nuevo modelo, promovido por el Banco Mundial.

Bolaños deja en herencia al próximo gobierno una cooperación internacional ya fijada en montos, plazos y objetivos por valor de unos 1,700 millones de dólares. Hay escasa referencia al peso de la cooperación internacional en los discursos de los candidatos presidenciales.

Otra herencia que el gobierno deja a su sucesor es el alivio de la deuda externa. Pero, si con el acceso de Nicaragua a la Iniciativa HIPC se suponía que los recursos que antes se dedicaban a pagar esa deuda se destinarían a aumentar sustantivamente el gasto público en educación y en salud, para así reducir la pobreza, no es esto lo que ha sucedido. Los recursos de la condonación los ha usado prioritariamente el gobierno Bolaños para pagar la deuda interna con la banca nacional, que ni condona ni alivia ni tiene hipcs en sus planes.
Este desvío de recursos, que viola lo acordado en las condiciones de la Iniciativa HIPC, se ha hecho con el aval del FMI, sabiéndolo la cooperación internacional, y a pesar de la más contundente campaña de denuncia ciudadana jamás vista en Nicaragua.

En cualquier caso, no es cierto que el legado de Bolaños sea un país libre de deuda externa. Porque todos los acreedores de Nicaragua no pertenecen al Club de París, que son los que suscribieron la Iniciativa HIPC. Con Libia, Venezuela o Costa Rica, Nicaragua tiene aún deudas significativas de las que el gobierno no habla.

LA HERENCIA MÁS PESADA

Más que la deuda externa aún pendiente, es el endeudamiento interno -lo que el gobierno paga a la banca nacional por una deuda incrementada sustancialmente por los bonos emitidos tras las quiebras de los bancos y por los bonos de indemnización entregados a los propietarios confiscados durante la revolución- el que tiene mayor impacto en la economía, un impacto que será sustantivo en los próximos cinco años de gobierno sea quien sea el candidato que gane.

Más o menos un tercio de la deuda interna (1,200-1,300 millones de dólares) se formó con los CENIS, certificados emitidos tras las quiebras bancarias; y dos terceras partes se deben a los BPI, los bonos de indemnización repartidos alegremente durante el gobierno de Violeta Chamorro y de Arnoldo Alemán. El Fondo Monetario Internacional sigue proyectando como prioridad nacional para los próximos cinco años el pago de esa deuda. Cualquiera de los candidatos que gane las elecciones enfrentará este agudo problema y tendrá que negociar esto con el FMI.

Durante el gobierno de Bolaños, los bonos CENIS se renegociaron a un período “hasta de diez años”, pero sin especificar qué porcentaje se pagaría en un mayor o menor plazo. En el caso de los bonos de indemnización -que ya no están mayoritariamente en manos de los confiscados, sino en manos de la misma banca nacional que recibe el pago de los CENIS- se entregaron para ser pagados la mayoría a diez años plazo. Ese plazo abarcará desde 2006 a 2010, todo el período del próximo gobierno.

¿RENEGOCIAR LA DEUDA?

Sobre qué hacer con la deuda interna provocada por los CENIS, es la Alianza MRS la única que ha hablado con claridad: promoverá una investigación independiente y no politizada y prometió, ya en vida de Herty Lewites, que esa deuda sería legalizada primeramente y después reestructurada a más largo plazo y a más bajos intereses. Los otros candidatos no hacen referencia al tema, tal vez porque todos fueron “ingenieros” en una u otra forma, en las diversas fases de esa “rein¬ge¬niería financiera”, como la llaman sus protagonistas.

Del tema del que ningún candidato habla específicamente es de los bonos de indemnización de los confiscados de los años 80, “lotería” que se gana quien gane las elecciones. El “premio” significará pagar anualmente 150-200 millones de dólares a los bancos que están en posesión de esos bonos. Con el mandato del FMI de pagarla, ¿qué margen de maniobra habrá para renegociarla y qué voluntad política habrá para hacerlo?

¿POR QUÉ NO HUBO IMPULSO
PARA ELEVAR “EL COHETE”?

El gobierno de Bolaños deja dinero en las arcas públicas y deja mecanismos para una mejor recaudación de impuestos. Cuando asumió el gobierno, los impuestos que se recaudaban representaban el 13% del PIB. Ahora son ya el 16% y sobre un PIB que ha crecido. Este gobierno ha dispuesto de más recursos nacionales que nunca antes para el gasto social. Y sin embargo, las crisis en la salud y en la educación no se resuelven. Porque la prioridad del gobierno de Bolaños ha sido el sistema financiero.

Los datos de un informe de la coo¬peración de Suecia en 2005 lo demuestran. La inversión pública en educación pasó en los años de su gobierno de 30 dólares anuales por habitante a 32. Y en salud, pasó de 24 dólares anuales por habitante a 25. En cambio, la inversión anual por habitante en pago de deuda pasó de 25 dólares a 41. Esta injusticia, que está matando de ignorancia, de hambre y de enfermedades curables a buena parte de nuestra gente es la herencia que mejor desmiente el triunfalismo de Bolaños.

DESARROLLO PARA MUY POCOS

Si el legado de Bolaños es una economía que crece, con exportaciones, remesas y crédito en ascenso, y con una mejor administración de los recursos, y con más recursos, con una deuda externa aliviada y una cooperación internacional estabilizada, ¿por qué la percepción es que seguimos mal y que estamos peor que antes? ¿Por qué decimos, sentimos, y además es cierto, que la pobreza sigue igual o peor?

¿Por qué no sólo no “brincamos”, sino no puede haber ese “brinco” del que se ufana Bolaños? Por las prioridades del gobierno. De here¬darlas, el próximo gobierno profundi¬za¬ría el desastre en que vive una mayoría de nicaragüenses.

Estamos como estamos porque la estrategia de desarrollo perpetúa las desigualdades. El Plan Nacional de Desarrollo, con sus seis o siete conglomerados o clusters, era y es una estrategia orientada a crear el llamado “clima de negocios” para que grandes inversiones extranjeras vengan a Nicaragua. La mayoría de las que han venido durante este gobierno -que no son tantas- son empresas maquiladoras.

Esta orientación tenaz y sostenida ha dejado fuera a toda la gente -la mayoría del país- vinculada a las pequeñas y medianas empresas en las ciudades y en el campo, que son las que generan la mayoría de los empleos productivos.

Estamos como estamos porque los privilegiados de esta historia han estado todos en el sistema financiero y porque el grueso del resto de recursos invertidos se ha dedicado a mejorar la infraestructura de las inversiones extranjeras de cuantía significativa. El caso más claro es la inversión en infraestructura para las zonas francas. Con esta estrategia, las zonas francas tienen carreteras y puertos para mover sus productos, mientras los campesinos no tienen caminos para sacar sus cosechas.

¡WELCOME, INVESTORS!

Es lamentable considerar que el imán que atrae a Nicaragua a los inversores en maquila no es siquiera la exención de impuestos que el gobierno les ofrece, sino que encuentran en Nicaragua la mano de obra peor pagada de Centroamérica. Y como hemos firmado el TLC, eso les garantiza rentabilidad con bajos salarios más un acceso preferencial al mercado estadounidense.

La liberalización del mercado textil en la OMC y la competencia de China ya está afectando a las maquilas textiles en Guatemala, El Salvador y Honduras, donde por primera vez se registran crecimientos negativos y han cerrado muchas industrias maquila¬doras. Sobreviven en Honduras, con un crecimiento lento, y en Nicaragua donde crecen rápidamente.

Con su peculiar triunfalismo, el Presidente Bolaños inauguró recientemente una gran zona franca en donde se va a instalar una inversión estadounidense que, en sus palabras, “revolucionará” la maquila en Nicaragua. Un grupo textilero muy poderoso de Estados Unidos decidió trasladar el conjunto de sus operaciones de producción de blue jeans a Nicaragua. Por primera vez la maquila producirá en Nicaragua tela en forma industrial, superando la fase anterior, en la que toda la tela se importaba y aquí sólo se ensamblaban las prendas. Además de producir en Nicaragua el blue jean entero, esta maquila se vincularía a la resurrección de la producción algodonera en Occidente. De hecho, ya llevan dos años con proyectos pilotos de siembra de algodón. La “revolución” sería tener por primera vez una cadena integrada: desde la producción agrícola hasta la exportación del producto manufacturado, el blue jean.

Esta nueva fábrica expresa el cambio de estrategia de la industria textil del Norte frente a la competencia asiática. Hoy mueven su industria a Nicaragua como a principios del TLCAN la movieron a México. Abaratan costos pagando bajos salarios, aprovechan las exenciones fiscales que les brinda el gobierno y exportan a Estados Unidos a más bajo costo de transporte piezas pesadas como son los blue jeans, que transportados desde China tendrían costos más altos. Los industriales de esta nueva inversión y de esta nueva estrategia declararon que ya habían hablado con todos los candidatos presidenciales y no temían cambios con ninguno. Daniel Ortega dedicó un buen tramo de su discurso de apertura de campaña a elogiar a estos inversionistas y a alabar los beneficios que traerán a Nicaragua.

POBRES ¿HASTA CUÁNDO?

La más grave herencia que Bolaños deja es la contradicción crecimiento económico-equidad. Si no la resuelve el “cohete” será un cachinflín.

El ritmo promedio de crecimiento anual en los cinco años de Bolaños -a la espera de las cifras definitivas de 2006- ha sido de 3 a 3.5%. El crecimiento poblacional de Nicaragua antes del último censo se calculaba en 2.6% anual. Según el último censo ha bajado: 1.8% anual. Aún con este significativo descenso -que explicaría la emigración y un mayor acceso y uso de anticonceptivos entre las mujeres en edad fértil-, ese crecimiento resulta insuficiente y no genera empleos y oportunidades para tanta juventud que sale cada año a buscar trabajo, y que por no encontrarlo abandona su patria.

Con un crecimiento per cápita de 1-1.5% anual, que es el logrado durante el gobierno Bolaños, el Banco Mundial hizo una proyección de cómo estaría Nicaragua en el año 2015, cuando se vence el plazo para que los países del mundo cumplan con las Metas del Milenio en educación, salud y nutrición. La proyección es preocupante: en 2015, en vez de tener a un 45% de la población en la pobreza total -cifras de pobreza más pobreza extrema en 2001- habría un 42% de compatriotas en esta penosa situación. Y si nuestro país creciera a un 4% anual sostenido en estos próximos nueve años, en el 2015 todavía el 38% sobreviviría en esa pobreza tan cruda que es enfrentar cada día con sólo dos dólares o menos en el bolsillo. Y si el crecimiento fuera mayor, un 5% anual, un 34% seguiría en esta situación en 2015.

LA OBSCENA INEQUIDAD
DE LA EXTREMA RIQUEZA

Tendríamos que crecer mucho más para poder erradicar tanta y tan extendida pobreza. Pero sobre todo, tendríamos que distribuir equitativamente el crecimiento. Y ahí está el hoyo del meollo. Ahí está agazapado el gran problema al que cuesta poner nombre en la campaña electoral.

La inmensa y obscena desigualdad que existe en Nicaragua impide que la pobreza disminuya y que el país se desarrolle. Los beneficios del crecimiento los captura una minoría que vive en extrema riqueza. Y por eso, la reducción de la pobreza avanza a paso de tortuga. Y por eso reina la extrema pobreza.

Siendo América Latina la región del mundo con mayores desigualdades en la distribución de la riqueza, Nicaragua compite por los primeros lugares. El Coeficiente Gini, que mide la desigualdad, va de 0 a 1. Mientras más cercano al 1 es mayor la desigualdad. Nicaragua tiene un coeficiente de 0.56, mayor que el promedio de América Latina (0.52). China tiene 0.3. Nicaragua dobla la desigualdad de ese país. Los datos oficiales de la distribución del ingreso en Nicaragua demuestran que el 20% más rico de los hogares acapara el 60% del ingreso nacional, mientras el 20% de los hogares más pobres apenas el 3%. Con este patrón de distribución del ingreso no hay cómo reducir la pobreza.

Las triunfalistas estadísticas del gobierno son todas verdaderas, pero si no son complementadas con estas otras quedan cojas. Es la inequidad tan profunda y tolerada por una élite económica estrechamente vinculada a las élites políticas dominantes la que explica que estemos donde estamos.

LA “SIEMBRA” DE LA ALN
Y LA “SENSIBILIDAD” DEL PLC

El candidato-banquero Eduardo Mon¬te¬alegre no habla de estas desigualdades, no cuestiona el patrón de acumulación de riqueza que el modelo neoliberal promueve y que nos ha llevado hasta aquí. Su énfasis es la gerencia: el Estado no funciona bien porque está muy fragmentado, con instituciones ineficaces, que no funcionan como debieran.

Su jefe de campaña, el banquero Adolfo Argüello ha repetido que lo que la Alianza Liberal-Conservadora (ALN) propone es trasladar a la administración pública las prácticas desarrolladas y aprendidas en el sector bancario, el más exitoso de la economía. Según esta filosofía del éxito, Montealegre heredaría el gobierno de Bolaños y lo geren¬ciaría aún mejor, con mejores soluciones empresariales. A ese proyecto lo ha llamado “Sembrar oportunidades”. Las que siembra son los programas que Bolaños dejó sin ejecutar. Sería más de lo mismo, con la única novedad de que Montealegre sería el sembrador.

El PLC que aún controla Arnoldo Alemán y que propone como candidato a la Presidencia al abogado José Rizo -quien fue funcionario público con Alemán y durante cuatro años Vicepresidente con Bolaños- tampoco cuestiona el modelo. Propone un ambiguo “liberalismo social”, señalando que lo que ha opacado la gestión de Bolaños es su falta de sensibilidad social. Con varias medidas, el PLC propone “humanizar” y “sensibilizar” el modelo: 200 mil viviendas, el banco de fomento y otros proyectos expresados siempre en números de seis cifras.

MRS Y FSLN: RECURSOS
NACIONALES O VENEZOLANOS

Las dos opciones sandinistas, la del FSLN y la de la Alianza MRS, proponen modificar el modelo actual con estrategias de desarrollo que prioricen a los pequeños y a los medianos y con mecanismos que redistribuyan más equitativamente el ingreso. La Alianza MRS apuesta a hacerlo con los recursos nacionales. El FSLN con los recursos venezolanos.

El MRS anuncia el fin de las exoneraciones, el pago de impuestos de quienes no los pagan -grandes empresarios-, el aumento de impuestos a quienes ganan más, y la rebaja de impuestos a los asalariados, sobre los que recae actualmente gran parte de la carga impositiva. El candidato presidencial de la Alianza MRS dijo a los grandes empresarios del COSEP que “si querían estabilidad política y social tendrían que pagar por ella”. En varias comparecencias, Edmundo Jarquín ha anunciado que aumentará la recaudación de impuestos para llevarla del 16% del PIB al 20%.

Esos cuatro puntos de diferencia sobre los 5 mil millones de dólares del PIB actual de Nicaragua significarían 200 millones de dólares adicionales cada año, que su gobierno invertiría en aumentar sustantivamente el gasto social para así empezar a redistribuir más equitativamente los ingresos nacionales.

Daniel Ortega no habla de impuestos ni de exoneraciones ni de una reforma tributaria. Su proyecto de redistribución se basa en la ayuda externa que anuncia le han garantizado los gobiernos de Venezuela y de Cuba. Con los excedentes del petróleo venezolano y la colaboración cubana en personal médico promoverá programas sociales para los más pobres.

¿Y ESA “PAPA CALIENTE”?

Un legado que Bolaños deja como “papa caliente” a cualquiera de sus herederos es el Seguro Social. Durante el actual gobierno, el Banco Mundial impulsó la privatización del Seguro Social: del sistema de pensiones manejado por el Estado se debía pasar a un sistema de administradoras privadas de pensiones. El argumento a favor de este cambio fue la ineficiencia del Estado y la falta de incentivos de los trabajadores para ahorrar más, pues sus cotizaciones caían en un pozo sin fondo y al final de su vida laboral activa tenían la misma pensión tanto si habían ahorrado para incrementarla como si no.

La reforma no se dio, a pesar de que ya se había nombrado hasta al Superintendente de Pensiones -Ramiro Sa¬casa, alemanista y pre-candidato presidencial del PLC-, porque en 2004 hubo sensatez en algunos altos funcionarios del gobierno que advirtieron que si se privatizaba el Seguro la presión sobre los recursos del Estado sería insostenible.

La reforma pasaba a los trabajadores menores de 43 años al nuevo sistema y dejaba a los mayores de 43 en el anterior. Eso significaba en la práctica que el financiamiento de las pensiones de los que estaban con más de 43 años iba a correr gradualmente por cuenta total del Estado, al no haber contribuyentes jóvenes. El costo fiscal sería tan grande que, aun cuando el gobierno estaba de acuerdo con el planteamiento, no lo estuvo con el momento de hacerlo, y el plan de privatización se detuvo en el último momento.

Se calcula que en el año 2009 -a finales del próximo gobierno- el Seguro Social empezará a generar déficit y se impulsará de nuevo la privatización. Ningún candidato ha hablado de esto, a pesar de que están en juego millones de dólares y miles de asegurados. Es de suponer que el FSLN y la Alianza MRS optarán por reformar el actual sistema estatal, mejorando no sólo su administración sino revisando el sistema de beneficios. Y que el PLC y la ALN promoverán la privatización.

¿ACUERDO CON EL FMI?

El FMI ya ha hecho -y lo publicó en mayo- proyecciones sobre cómo se comportaría la economía en un gobierno que dé continuidad al gobierno de Bolaños y en un gobierno que no lo haga, suponiendo, sin nombrarla, la victoria del FSLN. Si continúan las prioridades y el modelo de Bolaños, el crecimiento sería de un 4-4.5% anual. Si no fuera así, el crecimiento se reduciría a la mitad y la inversión privada se disminuiría sustancialmente.

¿Llegaría el FSLN a un acuerdo con el FMI, necesario porque los recursos de toda la cooperación internacional están condicionados a ese acuerdo? ¿Repondrían los recursos venezolanos los de la cooperación internacional que llegan a Nicaragua hoy en forma de créditos de los organismos multilaterales o como donaciones de cooperación bilateral de tantos gobiernos del mundo? ¿Negociará el FSLN inmediatamente un acuerdo con el FMI para legitimarse internacionalmente, comprometiéndose a todas las condiciones y metas neoliberales actuales, pero impulsando en paralelo programas sociales con la ayuda venezolana?

¿Y qué margen de maniobra tendría la Alianza MRS al negociar con el FMI el proyecto de “más y mejor mercado, pero con más y mejor Estado” que hoy proponen? En la supresión de las exoneraciones no tendrían problema, porque su altísimo nivel siempre ha sido cuestionado por el FMI.

Pero, ¿en la renegociación de la deuda interna y en otros planes de redistribución del ingreso? Montealegre, naturalmente, no tendría ningún obstáculo en alcanzar un acuerdo con el FMI porque no cuestiona ninguna de sus políticas. Y Rizo se acomodaría rápidamente. Es su especialidad.

DECIR LA VERDAD,
SABER LA VERDAD

Con estas crudas realidades estructurales, que ocupan el centro del escenario nacional, transcurre la campaña electoral, que las coloca tras las bambalinas, porque así lo exigen los parámetros de la publicidad, que buscan hacernos creer que el 6 de noviembre Nicaragua será otra y “pararemos de sufrir”.

Sería mejor que los candidatos dijeran la verdad: que seguiremos sufriendo o que seguirán sufriendo durante mucho tiempo más los que han sufrido siempre. A partir de esa verdad, podrían hablar de forma más convincente sobre lo que piensan hacer con todos esos dolores acumulados.

Sería mejor que Bolaños reconociera la angustia de los pobres, en vez de proclamar la alegría que predomina en el mundo en que él habita. Sería mejor que reconociera que en el “cohete del progreso” que se dispara en su imaginación solamente alcanzan como pasajeros esa minoría de nicaragüenses que viven como habitantes del Primer Mundo sin compartir ninguna de las adversidades de la mayoría de nicaragüenses, que se resbalan a diario hacia el Cuarto Mundo.

Sería mejor que las propagandas electorales no fueran tan decoradas, tan alegres. Hasta sería mejor que se prohibiera que el candidato ganador en noviembre apareciera con una gran risa en las fotos oficiales. Sería mejor que dijéramos la verdad. Que la supiéramos. Que la asumiéramos.

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