Envío Digital
 
Universidad Centroamericana - UCA  
  Número 188 | Noviembre 1997

Anuncio

Nicaragua

Naciones Unidas: el dedo en la llaga

Nicaragua asistió en octubre a un episodio inédito en la historia del ajuste estructural. Un episodio revelador de la naturaleza del actual gobierno liberal. Revelador también de las contradicciones que enfrentan hoy a las instituciones internacionales ante los devastadores efectos sociales que está causando el modelo neoliberal.

Equipo Nitlápan-Envío

En vísperas de cumplirse el primer año de gobierno liberal, el país sigue a la expectativa, aunque sin que su población vea con claridad qué es lo que tiene que esperar o qué es lo que va a mejorar. El importante acuerdo entre el gobierno liberal y el FSLN sobre los problemas de la propiedad no se ha traducido aún en ley. Los desacuerdos en torno al acuerdo ganaron terreno a lo largo del mes de octubre y son previsibles cambios de fondo, aunque no está claro en qué dirección se darán y a quiénes favorecerán.

Cada día los medios de comunicación hablan de la falta de transparencia o del exceso de discrecionalidad en la administración: develan actos turbios ya consumados, denuncian intentos en marcha o frustrados, comentan propuestas camufladas de legalidad que parecen siempre orientadas a un único fin: el enriquecimiento ilícito y rápido de un grupo selecto de funcionarios públicos. En octubre, la Contraloría General de la República continuó batiéndose dignamente para controlar y evitar todo esto y garantizar la transparencia en la gestión pública, una nueva cultura ética que aún no existe. Al hacerlo, la Contraloría siguió ganando credibilidad, mientras los liberales volvían a reactivar su ofensiva tratando de quebrantar su presupuesto, de debilitar sus mecanismos y de acosar al Contralor, Agustín Jarquín.

En este tenso marco coyuntural, y en el más amplio marco de empobrecimiento y desmoralización social, el pueblo de Nicaragua asistió sorprendido a un episodio inédito en la historia del ajuste estructural impuesto a los países pobres, un episodio revelador de la confrontación que hoy divide a las instituciones internacionales ante los negativos efectos sociales que está provocando el modelo económico que impone la globalización.

La firma del ESAF II

En diciembre, el gobierno de Nicaragua firma con el fondo Monetario Internacional un segundo acuerdo de ajuste estructural, el llamado ESAF II. A comienzos de octubre llegó al país la delegación del FMI, presidida por Eliott Kalter. La llegada de los funcionarios internacionales y las conversaciones que iniciaron entonces con los funcionarios nacionales tuvieron un perfil muy bajo, lo que nunca sucedió con delegaciones similares durante el gobierno Chamorro.

Ante el evidente secretismo que rodeaba las negociaciones, la Asamblea Nacional reclamó información sobre lo que se estaba decidiendo. Los diputados de la Comisión Económica del Legislativo recibieron esa información del Presidente del Banco Central, Noel Ramírez y del propio Kalter. Pero los legisladores de la oposición quedaron insatisfechos. "Nos están escondiendo la letra menuda, la línea fina", dijo Noel Vidaurre, del Partido Conservador. "Nadie está en contra de reducir la deuda externa, de que se recauden más impuestos o de que el Estado sea más eficiente. El problema es cómo se va a lograr todo eso", comentó Bayardo Arce, del FSLN.

Lo que pide el ESAF y lo que da

Desde antes de la llegada al poder del nuevo gobierno liberal, se sabía lo que el FMI le iba a exigir al gobierno de Nicaragua en un nuevo acuerdo de ajuste estructural, que reanuda el iniciado por el gobierno Chamorro, seriamente incumplido a partir de 1995.
El gobierno liberal jugó durante sus primeros meses a declaraciones retóricas en las que planteaba resistir "soberanamente" cualquier condicionamiento del FMI. Después, a partir de agosto, empezó a hablar del acuerdo como un inevitable y doloroso sacrificio. Ahora, ya en vísperas de su firma, trata de presentarlo como el único camino correcto para asegurarle bienestar a los más pobres, con el repetido discurso neoliberal que dice "estamos mal pero vamos bien".

En esencia, el ESAF compromete al gobierno durante tres años con un estricto control financiero y con una notable reducción del gasto estatal, de tal manera que el déficit público, que hoy es el 10% del PIB, se reduzca en tres años al 4%. Para conseguir esto, además del aumento de la recaudación fiscal, se le exigen al gobierno otras medidas complementarias. Las primeras y más destacadas serían en 1998 el "redimensionamiento" del Banco Nacional de Desarrollo, el BANADES, y la venta de la empresa estatal de comunicaciones, ENITEL.

Si el gobierno liberal cumple, podría recibir hasta 400 millones de dólares anuales en forma de préstamos concesionales. Hoy, préstamos y donaciones permanecen congelados o bloqueados por el FMI, hasta que el gobierno firme el ESAF II. Otra ventaja a cambio de la firma: si el gobierno liberal cumple, al iniciarse el siglo XXI, en el año 2000, Nicaragua podría ser apta para beneficiarse de una iniciativa que los 7 países más ricos del mundo han diseñado para los 41 países más pobres del planeta. Este programa, sin precedentes, conocido por sus siglas en inglés como HIPC (países pobres altamente endeudados), consiste en que los organismos multilaterales, que jamás han condonado deudas, aceptarían condonar el 80% del monto total de sus deudas externas a los 41 HIPCs, que están casi todos en Africa. Latinoamericanos son sólo cuatro: Nicaragua, Guyana, Honduras y Bolivia.

El gobierno liberal no está negociando a profundidad el ESAF II con el Fondo Monetario. Tiende a aceptarlo con el diseño que le presenta el FMI, institución que paga los salarios de varios altos funcionarios del gobierno liberal, que son, a su vez, los que conversan con la delegación fondomonetarista.

ESAF: lo claro y lo oscuro

Está claro que, por exigencias del FMI, el BANADES se reducirá hasta prácticamente desaparecer. No queda aún claro cómo van a ser atendidos los pequeños y medianos productores agropecuarios que quedarán en el aire con el "redimensionamiento" de este banco estatal, que desde hace años fue siendo llevado a la quiebra, especialmente por grandes productores allegados al gobierno Chamorro. Ahora, pagarán justos por pecadores.

Está claro que se recortará más aún el gasto público, tal como exige el FMI. No está claro que este recorte vaya a significar austeridad en el gasto destinado a un grupo de poco ejemplares servidores públicos. El recorte del gasto supondrá, ya se sabe, el ahogamiento de las alcaldías, el descenso en la inversión pública y el recorte de los empleados estatales. Los empleados públicos son aún muchos: 114 mil, incluyendo ejército, policía, toda la burocracia estatal, maestros y trabajadores de la salud. Pero sólo un 10% de ellos son "la crema" de la burocracia y se pueden considerar bien pagados. Algunos de este 10% son "la cereza sobre la crema" y están desproporcionadamente bien pagados, con salarios de mucho más de 10 mil dólares mensuales que no ganan funcionarios equivalentes en los Estados Unidos y con privilegios que resultan ostentosos en un país tan empobrecido.

El ESAF prevé el despido de miles de empleados públicos en los próximos tres años, "para que los absorba la empresa privada", según reza el discurso oficial. Pero no prevé austeridad oficial en la crema y en la cereza de la burocracia liberal.

Está claro que Nicaragua tiene que reducir su deuda externa para ser una nación viable. Actualmente, el principal de la deuda totaliza 5 mil 700 millones de dólares, después de que a lo largo de los años 90 se redujera significativamente el resto, que llegaba a más de 11 mil millones. Sin embargo, lo que se redujo durante el gobierno Chamorro fue, sobre todo, el principal que se debía a la URSS y a los países socialistas europeos, deuda que no pesaba realmente sobre la economía ni libera hoy recursos para otros objetivos porque no se pagaba. No se pagaron nunca sus intereses.

Lo oneroso es el servicio o pago de los intereses de la deuda que quedó pendiente. En 1997, Nicaragua ha pagado 220 millones de dólares en intereses, más del 35% de todo lo que el país exporta este año. Con la firma del ESAF, Nicaragua intenta que se le reduzca el servicio de la deuda, del 40% al 20% de las exportaciones y que el pago de intereses no supere nunca este porcentaje. Y si cumple durante dos años todo lo acordado en el ESAF, clasificaría para la iniciativa HIPC. Todo esto está claro. Lo que no está tan claro es lo que ocurrirá después de que a Nicaragua se le perdone el 80% del principal de su deuda y se fije en un 20% el servicio de esa deuda. Para las condiciones de pobreza del país, este pago seguirá siendo aún oneroso y los intereses incrementarán año tras año.

Muchas son las cosas que ya están claras, las que se van a firmar. Más son las que no quedan claras. La más oscura de todas se refiere al previsible mayor empobrecimiento que podría causar el nuevo ESAF entre la ya depauperada y desesperanzada población nicaragüense.

Preocupación del PNUD ante el ESAF

Los programas de ajuste estructural que siempre son parciales, porque ajustan finanzas pero no mercados y por esto no sirven para democratizar la economía y que son implementados por gobiernos que representan a minorías poderosas acostumbradas a actuar discrecionalmente lo que convierte el ajuste en la dorada oportunidad para que quienes debían ser servidores públicos se hagan inmensamente ricos o vinculen sus empresas privadas con socios transnacionales , están haciendo pobres a las clases medias y cada vez más pobres a los que ya eran pobres. Concentran la riqueza, reducen las oportunidades y excluyen cada vez a más gente. Así está ocurriendo en todos los países de América Latina sin excepción.

En Nicaragua pasó así en los años 90 con el ESAF I. El gobierno que aplicará ahora el ESAF II, el gobierno liberal de Arnoldo Alemán, aunque tiene un discurso de mayor sensibilidad social menos tecnocrático , ha manejado durante su primer año la misma práctica de exclusión social y, sobre todo, ha hecho del derroche ostentoso y de la exclusión política de sus adversarios dos señales de afirmación de su poder.
En este contexto, y preocupado por las nefastas consecuencias sociales que el ESAF II podría añadir a la ya crítica situación del país, Carmelo Angulo, coordinador del Sistema de Naciones Unidas y Representante residente en Nicaragua del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), envió a sus colegas del Fondo Monetario Internacional presentes en Nicaragua, al Presidente Alemán, a sus asesores y a varios de sus ministros, un documento cuyo contenido reproducimos íntegramente en estas mismas páginas.

Cuando el PNUD envió este documento a la delegación del FMI institución que también pertenece a Naciones Unidas , Angulo tenía también en sus manos el Informe sobre el Indice de Desarrollo Humano que anualmente, y desde hace siete años, elabora el PNUD para medir la calidad de la vida en todos los países del mundo. El drama que revela el Indice del PNUD inspiró el documento que el PNUD envió al gobierno liberal y al Fondo Monetario presente en Nicaragua.

Los más pobres después de Haití

Con el fin de la guerra y el cambio de gobierno de 1990, Nicaragua comenzó a caer, a una velocidad acelerada, en el hoyo de la miseria, descendiendo en la escala mundial del puesto 89, que ocupaba en 1990, al puesto 127 que ocupa hoy entre los 175 países de la Tierra, entre los que Canadá ocupa el primer lugar y Sierra Leona el último.

El Indice de Desarrollo Humano toma en cuenta varios indicadores: esperanza de vida al nacer, estado nutricional, renta per cápita, nivel educacional. Según el Indice de 1997, el 13.6% de los nicaragüenses no vivirá más de 40 años, l7 de cada 100 nicaragüenses no tienen acceso a ningún servicio de salud, 34 de cada 100 no saben leer ni escribir, 47 de cada 100 no tienen acceso a agua potable, 51 de cada 100 niños no llegan a quinto grado de primaria y 5 niños mueren diariamente, como promedio, por desnutrición y enfermedades curables.

Uno de los datos más impactantes es éste: 44 de cada 100 nicaragüenses no disponen más que de un dólar al día para sobrevivir. Naturalmente, se trata de una cifra promedio. En la realidad, que siempre resulta peor que las estadísticas, es altísimo el por ciento de los nicaragüenses que estarían felices si realmente tuvieran al menos ese dólar diez córdobas todos los días del año.

Nicaragua en Centroamérica

A excepción de Costa Rica, que ocupa el puesto 33 entre los países del mundo, y con gran distancia de los indicadores que colocan a Panamá (45) y a Belice (63) en mejores posiciones, los restantes cuatro países de Centroamérica El Salvador, Honduras, Guatemala y Nicaragua se disputan índices de miseria preocupantes. Ocupan, respectivamente, los puestos 112, 116, 117 y 127.

Al presentar el Indice de Desarrollo Humano, Carmelo Angulo destacó los esfuerzos realizados y los avances logrados por Nicaragua durante los años 80 en educación y en salud. Y atribuyó a esto el que algunos índices favorezcan hoy a Nicaragua en relación con sus empobrecidos vecinos. En El Salvador y en Guatemala, por ejemplo, el 60% y el 43% de la poblacion no accede a ningún servicio de salud. La tasa de mortalidad materna por cada 100 mil nacidos es en Nicaragua alta: 160, pero en El Salvador, en Guatemala y en Honduras es aún más alta. Y a pesar de que en Nicaragua se ha recaído en el analfabetismo después del avance alfabetizador de los años 80, Guatemala está peor: el 44% de los guatemaltecos son analfabetas.

Nicaragua tiene algunas otras ventajas relativas. Es el país del área donde las mujeres tienen más participación en el ingreso nacional y donde hay más matrícula de niñas y mujeres adolescentes en las escuelas. Hay otro índice en el que Nicaragua no aparece hundida en el último lugar: la brecha entre los más ricos y los más pobres es en Nicaragua de 13 a uno, mientras que Guatemala presenta la brecha más abismal: 30 a uno.

Alemán: un documento "injerencista"

En el documento que el PNUD le dirige al FMI le pide que el ajuste que establezca con el gobierno nicaragüense priorice la erradicación de esa dramática pobreza que revela el Indice y que se ha ido profundizando año tras año. Debía haber sido recibido por el gobierno de Arnoldo Alemán como una excelente herramienta en sus negociaciones con el FMI. Pero como esta negociación no se está produciendo, como no existe voluntad política para sacar las consecuencias presupuestarias que requiere un correcto enfrentamiento de la pobreza y como caracteriza al gobierno una autosuficiencia que cuestiona cualquier crítica, venga de donde venga, aunque sea de la ONU, el Presidente no se midió y expresó públicamente su enojo al conocer del documento del PNUD, aún antes de haberlo leído, calificándolo de "injerencista" y de "interferencia no conveniente".

"No necesitamos estar recibiendo por parte de ellos consejos dijo el Presidente Alemán en una rueda de prensa, con su habitual estilo alterado . El señor del PNUD tomó la decisión de hacerlo y quiero decirle que el pueblo de Nicaragua y el gobierno que yo represento tienen su propia dignidad y soberanía". "El gobierno se metió a un pleito innecesario y gratuito, asumiendo que lo estaban criticando, sin reflexionar que la crítica del PNUD era para el FMI, presente en el país. ¿Por qué ese pleito? Creo que el gobierno no acepta que las cosas le puedan ir mal y creo que hay un compromiso de algunos asesores del Presidente que los lleva a ofuscarse", reflexionó en una reunión con envío el economista Alejandro Martínez Cuenca.

"La economía crece vigorosa"

Después de tan poco diplomáticas declaraciones, Alemán exploró vías para que Carmelo Angulo fuera removido de su cargo en el país, de lo que tuvo que desistir pronto. Y Mario de Franco, Ministro de Agricultura, decidió contestar públicamente a Angulo. En su carta abierta, De Franco, a nombre del gobierno, cuestiona el documento del PNUD por no entender lo que es el ESAF. "No es necesario dice De Franco que la parte social esté contenida en alguna matriz de acuerdo con el Fondo Monetario Internacional".

Lo reconviene por suplantar la soberanía nacional: "La política social, como los ámbitos de la gobernabilidad, el desarrollo local y el cumplimiento de los acuerdos que se han firmado en las distintas cumbres mundiales en el campo de la mujer, el medio ambiente, la pobreza, la seguridad alimentaria y los gastos sociales básicos son prerrogativas del Gobierno que se deben ejercer con absoluta soberanía."

El cuestionamiento al PNUD se basa en la aldeana arrogancia del actual gobierno que tan bien refleja el párrafo con el que De Franco cierra su carta abierta a Angulo: "Le agradecemos a Naciones Unidas sus preocupaciones. Lástima que no se haya percatado de lo que este Gobierno ha venido haciendo desde enero de este año: logrando que la economía crezca vigorosa y sanamente, generando empleo y sobre todo, conformando un país preparado para el Siglo XXI, donde esperamos que la pobreza se haya convertido en un tema de historia patria."

En un debate público que, ya con estilo más diplomático, se desarrolló posteriormente a la carta, entre Carmelo Angulo y Mario de Franco, el Ministro del gobierno liberal no desaprovechó la oportunidadad para criticar lo ocurrido en la década revolucionaria, sello característico en cualquier mensaje publicitario, discurso o declaración de los funcionarios del actual gobierno. Según De Franco, había que tener mucho cuidado con el gasto social, porque la expansión del gasto social durante los dos primeros años de gestión del gobierno revolucionario había provocado muy serios problemas económicos al país.

El gasto social durante la revolución

Envío participa en el debate con algunas puntualizaciones que nadie recordó en esta ocasión. En primer lugar, la expansión del gasto social del gobierno revolucionario en sus primeros años fue acompañada de un incremento en la recaudación de impuestos, lograda como producto de una administración más honesta de las finanzas públicas. Durante sus primeros cuatro años de gestión, el gobierno sandinista logró triplicar los ingresos fiscales en relación a los que se obtenían durante el gobierno de Somoza. De tal manera, que la expansión del gasto social podría haberse cubierto en su totalidad por este extraordinario aumento en la recaudación fiscal.

Durante su prolongada gestión, el gobierno de Somoza mantuvo un gasto social mínimo y un bajo nivel de recaudación de impuestos, que nunca supero el 10% del PIB. Para captar el contraste, hay que recordar que el actual gobierno liberal anuncia con orgullo que recaudará algo más del 20% del PIB en 1998, mientras que el gobierno sandinista llegó a recaudar en sus primeros años por encima del 25% del PIB.

El escaso gasto social de la administración somocista tuvo como contrapartida lógica pésimos indicadores sociales, los peores de toda Centroamérica. Desde los años 50, Costa Rica mantuvo el gasto social más alto de Centroamérica, a la par que obtenía las recaudaciones fiscales más altas del istmo. Los resultados están a la vista: hoy es la nación más estable y desarrollada de la región.

La realidad es más compleja

En segundo lugar, hay que decir que el gasto gubernamental en los primeros años del gobierno sandinista no sólo se expandió porque se incrementaron los gastos en salud y en educación, sino porque también se le subsidiaron a los pobladores urbanos todos los productos básicos, porque se subsidiaron grandes proyectos agroindustriales y porque hubo que financiar gastos militares cada vez más altos a medida que Estados Unidos intensificaba la guerra. Fue este conjunto de gastos lo que desequilibró las finanzas públicas nicaragüenses y no la expansión del gasto social.

El análisis no es completo sin añadir que el gobierno sandinista pudo haber adoptado una política más realista y pragmática, tratando de mantener un equilibrio entre las finanzas públicas y la expansión del gasto social. De hecho, la política de subsidios al consumo urbano tuvo repercusiones negativas en la producción agropecuaria porque, para evitar un incremento descontrolado de sus gastos, el gobierno, a través de la empresa estatal ENABAS, adoptó una política de precios bajos para la producción de alimentos en el país, lo que perjudicó a los productores y posteriormente, también a los consumidores. Los enormes gastos que significaron los grandes proyectos agroindustriales del MIDINRA no tenían justificación en el contexto de las restricciones financieras que tenía Nicaragua. Tampoco eran justificados los créditos subsidiados que otorgaba la banca estatal y que contribuyeron decisivamente a su descapitalización y al aumento de la inflación. Se subsidió también innecesariamente la importación de insumos y de maquinaria.

Todos estos argumentos muestran que es bastante más compleja la realidad que trata de analizar simplistamente el gobierno liberal cuando reiteradamente se presenta como el "salvador" de un país "desbaratado" en los años 80, que no tuvo antes otro gobierno el somocista ni tuvo después siete años de otro gobierno, el chamorrista.

Polémica al más alto nivel

La polémica entre el gobierno y Naciones Unidas hizo tomar posiciones. Las voces oficiales se alinearon, naturalmente, con la posición gubernamental, que en esencia no era otra que "sabemos bien lo que tenemos que hacer, ya lo estamos haciendo y estamos haciéndolo bien". Las voces opositoras respaldaron el análisis del PNUD.
Carmelo Angulo fue muy sobrio después de desatada la crisis que originaron las desafortunadas declaraciones del Presidente Alemán. Recalcó que hacer público el documento que tanta molestia había causado al gobierno había sido "un deber moral" y que se le habían planteado las cosas al FMI "con claridad y transparencia".

Se trata de una confrontación inaudita entre el gobierno de un país empobrecido con una institución internacional que aboga por la superación de ese empobrecimiento. Pero para entender en su justa dimensión esta confrontación conviene saber que el enojo contra el PNUD no fue sólo del Presidente y de un sector de su gabinete. También se enojó, y a un nivel aún mayor, el Fondo Monetario Internacional.

Existe actualmente una tensión creciente entre las instituciones de Naciones Unidas. A veces la tensión es sorda, a veces es abierta, como se vio en la reciente reunión de Hong Kong. Todas las instituciones internacionales hablan de la pobreza y de la necesidad de erradicarla. Para el FMI y para el Banco Mundial así lo revelan sus programas de ajuste financiero , la pobreza debe ser "compensada", "aliviada", mientras se aplica el ajuste y sus funcionarios imponen la creencia dogmática de que, al lograrse los equilibrios financieros que el ajuste busca, la pobreza irá desapareciendo.

Pero esto no es lo que está sucediendo en el mundo. No es lo que sucede en países con tantos rezagos como Nicaragua. El PNUD y otras instituciones internacionales tienen, después de tantos años, otro punto de vista. Ven la pobreza no sólo como una ausencia de ingresos, sino como la exclusión de opciones para garantizar una vida digna. Consideran la priorización del desarrollo humano como la única vía para alcanzar el desarrollo económico. Creen que en lugar de agregar medidas contra la pobreza, como paliativos o parches, es necesario que la erradicación de la pobreza constituya el objetivo expreso de la política económica, e insisten en que esto no está en contradicción con la creación de una atmósfera macroeconómica controlada.

Priorizan el combate a la pobreza, no dándole a los pobres migajas o limosnas, sino metiéndolos de lleno al proceso económico, diseñando estrategias concretas dentro del ajuste para sumar a los pobres al proyecto de desarrollo, generando reales oportunidades para ellos. No creen que el saneamiento macroeconómico o que el crecimiento económico aseguren mecánicamente la reducción de la pobreza, mucho menos su erradicación. Hacen énfasis en la voluntad y decisión política que son necesarias para enfrentar la pobreza. Saben que no bastan las medidas económicas, sino que se requiere un consenso político previo, una convicción política sólida. En su perspectiva no se considera a los pobres como un estorbo para que el ajuste vaya adelante, sino que se ve en ellos un potencial para hacer que ese ajuste genere de verdad un desarrollo sostenible.

Cambiar los esquemas de desarrollo

En la polémica nacional, Mario de Franco hizo de portavoz del FMI al afirmar: "Estamos convencidos de que el ESAF no es suficiente para resolver la pobreza, pero es condición para poder discutir sobre la pobreza". La posición que defiende el PNUD no establece etapas: primero el ajuste y después hablamos. Plantea que el ESAF debe incorporar lo social. El Informe de Desarrollo Humano que por sus datos sobre Nicaragua motivó el documento que tanto indignó al gobierno afirma: "Con frecuencia, las políticas de ajuste equilibraron los presupuestos de los países, pero desequilibraron la vida de la gente... Los dirigentes políticos presumieron que, aunque la pobreza aumentara en el corto plazo, era un precio que había que pagar por la estabilidad a largo plazo y el crecimiento económico." No ha sido así, y hoy el PNUD considera que el FMI y el Banco Mundial, quienes gerencian el ajuste estructural "deben prestar más atención a los seres humanos."

Naturalmente, una visión como la del PNUD sólo se puede demostrar como verdadera cuando se trabaja en la base y no desde una oficina, cuando se trabaja con más paciencia que computadoras o vehículos y con un estilo muy distinto al que está imponiendo la cultura globalizada. Es ése un desafío central en un país como Nicaragua, que debe hacerse colectivamente y de una vez, con ética y responsabilidad, la pregunta sobre el destino de tanta ayuda y cooperación internacional recibidas durante tantos años para, supuestamente, erradicar la pobreza.

En opinión expresada a Envío por Martínez Cuenca, el problema no ha sido de falta de dinero. "Creo que ha sobrado plata y ha faltado estrategia. No hemos sabido o no hemos podido o no hemos querido articular los recursos con los territorios. En algún lado se ha ido quedando tanto y tanto dinero, que no ha llegado a los pobres. Puede ser que los funcionarios roben, puede ser. Pero, sobre todo, lo que ha pasado es que gran parte de toda la ayuda recibida no se ha articulado con programas muy concretos y prácticos diseñados realmente en el territorio. La mayoría de la ayuda termina en gastos que no mejoran la vida de la gente. Cuando se piensa en un programa de desarrollo para una zona, lo primero que se hace es contratar no sé cuántos asesores, a los que hay que pagar salarios altos. Después se invierte en la oficina para poder funcionar, después en un poco de vehículos para poderse mover... Al final, de cada 100 dólares que llegan sólo 2 tocan a la gente directamente. ¿Cómo romper ese círculo vicioso? ¿Cuándo cambiamos de una vez nuestros esquemas de desarrollo?"

Una señal de esperanza

El exabrupto con el que el Presidente Arnoldo Alemán trató de descalificar al PNUD cerró una etapa en su estilo de relacionarse con el entorno político. A partir de ese día, y por recomendación de su nuevo Ministro de la Presidencia, el banquero Eduardo Montealegre, el Presidente no hablará más de forma improvisada a los periodistas en cualquier evento, esquina o tribuna. Lo hará únicamente una vez al mes, para evitar así incidentes y posibles errores.

Mientras el gobierno liberal trata de establecer por esta vía formal control sobre el estilo presidencial, la disputa entre el FMI y sus colegas del PNUD seguirá su curso silencioso o abierto. Continuará. Hoy, los millones de empobrecidos por el modelo económico neoliberal lo resisten como pueden y acumulan fuerzas para construir una nada sencilla alternativa, que permita estructurar una sociedad en la que todos quepan.

Pero no se acumula sólo el descontento en la periferia del sistema. De las entrañas mismas de las instituciones internacionales viene surgiendo también inconformidad e indignación contra este modelo económico deshumanizante que hoy prevalece. También los inconformes de alto nivel acumulan fuerzas. Un día se unirán ambas rebeldías. Es cuestión de tiempo. La contradicción a la que hemos asistido en Nicaragua no deja de ser una señal de esperanza.

------------------------------------------------------- ------------------------------------------------------------

DOCUMENTO DEL PNUD:
UN ESAF NO RECESIVO Y REACTIVADOR

Las agencias del sistema de Naciones Unidas con presencia en Nicaragua reconocen los esfuerzos que el gobierno de Nicaragua ha venido haciendo en la corrección de los grandes desequilibrios financieros como elemento central para establecer las condiciones para incidir en la reactivación económica y productiva del país.

Este esfuerzo, apoyado por la cooperación bilateral y multilateral, ha dado resultados positivos en algunos aspectos de la política económica del país, pero hay elementos que dan señales que indican que el ajuste económico no ha logrado corregir los desequilibrios sociales.

La corrección del desequilibrio fiscal y las medidas de tipo financiero han repercutido en el agravamiento de las condiciones de vida de un sector mayoritario de la población. Las estadísticas oficiales y extraoficiales dan cuenta de un aumento en los niveles de pobreza y en las brechas urbano rurales y entre géneros, así como impactos fuertes en sectores tan importantes como la niñez.

Aunque se reconoce que la desintegración social tiene explicaciones estructurales, las políticas económicas y sociales adoptadas en las últimas décadas han sido factores agravantes de esa situación.

Se observa un importante deterioro en las condiciones laborales a través de un aumento de la informalidad del empleo, así como en la incorporación de niños y niñas al mercado de trabajo, bajos y decrecientes niveles del ingreso real, fuertes corrientes migratorias rural urbanas y hacia el exterior, en búsqueda de mayores oportunidades, con efectos no deseados en la integración social y una profundización en la ya desigual distribución de la riqueza.

Esos elementos se traducen en una reducción del Indice de Desarrollo Humano de Nicaragua, siendo reconocido como el segundo país más pobre de la región latinoamericana y del Caribe.

En base a los compromisos emanados de diferentes cumbres internacionales, entre las que se destaca la Cumbre Mundial sobre Desarrollo Social, así como de diversos convenios internacionales, y dada la situación que se enfrenta, las agencias del sistema de Naciones Unidas en Nicaragua consideran que la próxima firma de un ESAF con el FMI podría ser una oportunidad para que el gobierno de Nicaragua, junto con la comunidad internacional, hagan un esfuerzo máximo para trabajar por el logro de un desarrollo humano sostenible, en un marco de plena vigencia de los derechos humanos, particularmente de la niñez, la adolescencia y las mujeres, de acuerdo al espíritu y la letra de las convenciones internacionales ratificadas por el país.

Un nuevo ESAF no recesivo sino reactivador debería incorporar en sus metas no sólo objetivos financieros sino otros que den cuenta del ajuste social. Las inequidades existentes y el retroceso observado en el desarrollo humano deberían ser corregidos a partir de la aplicación de un programa económico y social integral que promueva una mejor distribución del ingreso nacional y genere mayores oportunidades para todas las personas, especialmente para aquellas que han estado tradicionalmente al margen del desarrollo.

En ese sentido, la política económica y social integral debería contener como elementos centrales de trabajo:

- La gobernabilidad, en especial relativa a la administración de justicia, la modernización de la legislación y la reinserción de los rearmados.

- La consolidación de la democracia y del estado de derecho, haciendo efectiva la plena vigencia de los derechos humanos en general y de los niños y niñas y de la mujer en particular.

- La definición clara y armónica de los papeles que deben jugar el Estado, la empresa privada y la sociedad civil.

- El desarrollo humano sostenible y la superación de la pobreza.

- La erradicación del trabajo infantil que impide el efectivo cumplimiento del derecho a la educación primaria a un importante número de niños y niñas.

- La promoción de las capacidades de las personas y de las instituciones, enfatizando estas últimas a nivel local.

- La eliminación de todo tipo de manifestaciones de discriminación hacia la mujer y su creciente incorporación en todas las instancias del quehacer nacional.

- La creación de oportunidades para la generación de empleos productivos a nivel local.

- El impulso de la participación de las comunidades en la solución de sus problemas.

En definitiva, la firma de un nuevo ESAF debería constituirse en el puente para que Nicaragua logre una adecuada inserción internacional en un mundo cada vez más globalizado, que requiere para que se dé en condiciones ventajosas para el país del desarrollo de las potencialidades existentes y del principal recurso disponible: el factor humano. Por tanto, éste debe ser el centro del desarrollo.

La comunidad internacional reconoce que el elevado peso de la deuda externa es para el país un obstáculo para alcanzar a corto plazo metas de recuperación productiva y de mejoramiento de las condiciones de vida de la población. Por tanto, el diseño de esquemas novedosos puede contribuir a paliar esos efectos negativos, mientras se logra una solución definitiva al problema de la deuda.

Ahorros que pudiesen derivarse de la racionalización y redefinición del gasto público, ingresos adicionales provenientes de una mayor eficiencia de la administración tributaria y de una política fiscal progresiva y aportes de la privatización de empresas públicas con el propósito de fortalecer la gestión local focalizando la asignación de recursos en áreas de extrema pobreza podrían constituir parte de dichos esquemas.

El sistema de Naciones Unidas en Nicaragua considera que no sería lo más adecuado repetir experiencias de fondos de tipo compensatorio, que no siempre han dado resultados exitosos. En cambio, las agencias de Naciones Unidas apoyarían decididamente la creación de un mecanismo más integral para que, con ayuda adicional de la comunidad internacional, se orientaran experiencias con fines claros de reactivación productiva y de recuperación del capital humano, incluyendo, entre otros, programas de empleo, educación técnica y salud, con metas cuantificables y medibles.

El sector privado tiene un importante papel que jugar en esta acción y el ESAF debería incluir medidas que estimulen su mayor involucramiento en la reactivación productiva y la generación de empleo. Dentro de este marco existen algunos ejes de trabajo a los cuales en una primera etapa debería prestarse mayor atención:

Una política de seguridad alimentaria que integre políticas de producción, empleo, acceso a una nutrición adecuada, acceso a mercados, y cuyos efectos se traduzcan en una mayor integración social, mejores condiciones de salud y niveles de productividad más elevados.

La reforma del Estado, la cual debe orientarse a una asignación más racional de los recursos humanos y financieros, pero que también debe considerar el fortalecimiento de las instancias gubernamentales que tienen que ver con compromisos a corto plazo, como la aprobación e implementación del Código de la Niñez y Adolescencia, y con lineamientos de políticas como el fortalecimiento de la gestión municipal, con una adecuada transferencia de recursos para asegurar la sostenibilidad del proceso.

- Considerando que en el sistema educativo se juega el carácter del desarrollo, de la democracia y de la convivencia ciudadana, debe darse máxima prioridad a la educación básica y técnica, sin perder de vista la importancia de articular los otros niveles educativos para poner la educación al servicio del desarrollo nacional. En ese sentido, las políticas sociales y económicas deberían orientar un aumento de la cobertura escolar, la reducción del trabajo infantil, el mejoramiento de la calidad educativa y la pertinencia de planes, programas y métodos para el aprendizaje.

Garantizar la atención primaria de salud, con un paquete básico con criterio de equidad y calidad, a través de modelos integrales que incluyan el acceso a la salud reproductiva y a la regulación de la fecundidad deseada, servicios básicos que aseguren condiciones higiénico ambientales como formas de promoción de políticas con efectos redistributivos hacia la población más necesitada, búsqueda de equidad de género y condiciones de vida dignas.

La consecución de los equilibrios macroeconómicos debe ser inseparable de la reducción de la pobreza y de la capacitación de los recursos humanos. Esto permitiría un avance simultáneo en la mejora de la productividad del sistema económico y en la rehabilitación y reforzamiento del tejido social nicaragüense.

El aumento en cantidad y eficiencia del gasto social del gobierno de Nicaragua en el proceso de reformas estructurales es una condición básica para lograr un desarrollo socialmente sostenible.

Las agencias del sistema de Naciones Unidas consideran que el logro de lo anterior requiere de la explicitación dentro de la matriz del ESAF del establecimiento de indicadores fidedignos que permitan evaluar los resultados y el impacto de la política social. Para ello, el Observatorio de Desarrollo Humano, un programa del sistema de Naciones Unidas en Nicaragua, podría contribuir en el monitoreo y la retroalimentación al gobierno y a otras instancias relacionadas.

Imprimir texto   

Enviar texto

Arriba
 
 
<< Nro. anterior   Nro. siguiente >>

En este mismo numero:

Nicaragua
Naciones Unidas: el dedo en la llaga

Cuba
Cuba: Brújula para peregrinos
Envío Revista mensual de análisis de Nicaragua y Centroamérica
GüeGüe: Hospedaje y Desarrollo Web