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Universidad Centroamericana - UCA  
  Número 187 | Octubre 1997

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Guatemala

Izquierda: ¿pasado sin presente y con futuro?

Dispersa, diezmada, exhausta y confundida? ¿Con capacidad para crear un partido nuevo, dialogante y abierto a las alianzas? ¿En combate contra el verticalismo y el autoritarismo? El debate sobre el futuro de la izquierda es mundial. También se debate en Guatemala.

Juan Hernández Pico, SJ

La revista Debate con subtítulo hacia el consenso- del centro de Acción Legal en Derechos Humanos (CALDH), dirigido por Frank La Rué, publicó hace unas semanas una investigación periodística con el título "¿Hacia dónde va la izquierda?" Participaron 23 personas. De ellas, 11 activas en la política o con un pasado político, 7 trabajando en el análisis político o en el periodismo y 5 en otros movimientos o asociaciones de la sociedad civil. Los editores incluyeron también algunas otras opiniones sobre el futuro de la izquierda, publicadas ya en Guatemala o México. Los resultados de esta investigación merecen un examen.

Sólo seis de los consultados son mujeres. Se podría haber hecho un mayor esfuerzo para concitar la imaginación femenina a la hora de preguntar por el futuro de la izquierda en Guatemala. No sólo, evidentemente, por la proporción de mujeres en el conjunto de la población y por la proporción de las mujeres en organizaciones comprometidas con la construcción de una alternativa de izquierda o con el bloqueo a cualquier opción de ese tipo. También por la proporción de mujeres en asociaciones de derechos humanos, en organizaciones no gubernamentales y en puestos de la administración pública. Ninguno de los ex Comandantes de la URNG aceptaron expresar su opinión sobre el tema por estar ocupados en cumplir con los requisitos necesarios para constituirse en partido y no quieren exteriorizar opiniones políticas hasta poder hacerlo desde esa plataforma.

Un pasado importante

Es evidente que la izquierda ha tenido en Guatemala un pasado importante. Intentó tenerlo en la legalidad y cuando la contrarrevolución de 1954 en simbiosis de fuerzas internas e intervención estadounidense restringió coactivamente sus márgenes legales y poco a poco reprimió también sus espacios reales, una parte de la izquierda lanzó un desafío armado al sistema. Sostuvo este desafío durante 36 años hasta la firma de la paz en diciembre de 1996. Para responder por el respeto o por la negligencia de aspectos humanitarios durante la guerra, la izquierda combatiente, la URNG, está a punto de enfrentarse ante la Comisión para el Esclarecimiento Histórico, un tribunal que ella misma acordó en concertación con el gobierno de Guatemala con el fin de esclarecer los parámetros con los que combatieron Estado y guerrilla.

Un presente de división

En el presente, la izquierda guatemalteca no está teniendo la misma importancia que en el pasado. Una organización política que la representa, el Frente Democrático Nueva Guatemala (FDNG) consiguió en las elecciones de 1995 seis diputados en el Congreso, constituyéndose en tercera bancada, con más diputados que la Democracia Cristiana o la Unión del Centro Nacional, dos partidos que han jugado un papel importante en la transición a la democracia. Pero el FDNG nació con ese estigma de división que suele tener la izquierda y no pudo aglutinar a figuras históricas como el veterano ex Ministro de Arbenz, Alfonso Bauer Páiz comprometido en los últimos años en el retorno de los refugiados , o a personalidades independientes como Oscar Clemente Marroquín, ex director del prestigioso vespertino La Hora. La justificación más común que se da de esta división apunta a las maniobras hegemónicas de la URNG dentro del recién nacido Frente. Tres agrupaciones pro partido político se hallan hoy en formación, a partir de esas corrientes de izquierda que no encontraron cabida en el FDNG: la Unidad de Izquierda Democrática (UNID) liderada entre otros por Alfonso Bauer y el ex comandante guerrillero César Montes; la Alianza Democrática (AD) con Oscar Clemente Marroquín; y el Frente Unido Revolucionario Democrático (FUR D), que recoge los restos de lo que fue la socialdemocracia que dirigió el carismático ex alcalde de Guatemala, Manuel Colom Argueta, asesinado en 1979. Se habla también de un Partido Comunitario Guatemalteco (PCG), que intentaría unificar a un amplio espectro de organizaciones indígenas del país.

Las diputadas y los diputados del FDNG han trabajado con cierta fuerza y constancia para apuntalar la perspectiva de los intereses populares en las leyes que lleva adelante el gobernante Partido de Avanzada Nacional (PAN), sobre todo cuando, en iniciativas que requieren mayoría parlamentaria cualificada, el PAN no puede lograr sus objetivos sin aliados. Mientras, la URNG, ocupada en la construcción de su propio partido, ha tenido poca presencia política, más allá de la que tiene en las comisiones que supervisan el cumplimiento de los acuerdos de paz.

En estas circunstancias se plantea hoy el futuro y la transición de la izquierda guatemalteca dentro de la transición mayor de Guatemala a la democracia. La actual división de la izquierda desde las corrientes más tradicionalmente civilistas a las que provienen de la vía armada no es, sin embargo, su desafío más arduo e ineludible. Mayor es el reto que le presenta el ausentismo electoral de la población guatemalteca, creciente desde el inicio de la transición democrática en 1985 y que ha alcanzado desde entonces, en las principales consultas electorales y en promedio, a un 50% del electorado. Superar el abstencionismo está estrechamente conectado con la capacidad o incapacidad para hacer política de una forma nueva, menos dependiente de las coyunturas electorales, con mayor descentralización y con una mejor articulación con las responsabilidades participativas de la sociedad civil.

Es en este marco que cobra más interés la reflexión que sobre la izquierda se hizo en la revista Debate.

¿Identidad de la izquierda?

La mayoría de los participantes en la investigación de Debate identifican fundamentalmente a la izquierda con un proyecto político de justicia social, de erradicación de la pobreza, de defensa de los intereses de las grandes mayorías desfavorecidas o excluídas.

Izquierda son "los que tienen siempre como meta de su actuación resolver los problemas fundamentales del pueblo, los que luchan por estrechar la abismal diferencia entre los pocos ricos y los muchos pobres" (Alfonso Bauer, UNID). Se trata de "una posición política que defiende intereses sociales, de una identidad política enfrentada a la explotación despiadada de las clases sociales más desprotegidas" (César Montes, UNID). La izquierda es "una fuerza política real, algunos de cuyos valores son el cambio de estructuras económicas y sociales, y la construcción de una sociedad justa, humana, solidaria y libre de desigualdades" (Factor Méndez, UNID). Izquierda son "las personas y los sectores que aspiran a un cambio en las condiciones sociales y humanas del país, a hacer posible cambios fundamentales para los pobres. No le pongamos nombres ni categorías al hambre. Lo que se necesita son soluciones a educación, miseria, explotación, bajos salarios e injusta tenencia de las tierras. No se trata de izquierda o derecha, sólo de justicia" (Rosalina Tuyuc, diputada por el FDNG, fundadora y dirigente de CONAVIGUA, que agrupa a viudas de víctimas de la guerra).

Contrapeso del neoliberalismo

La corriente de izquierda se caracteriza "por la búsqueda de cambios en la sociedad que beneficien a las clases populares" (Antonio Móbil, diputado por el FDNG). La izquierda "en Guatemala y en el resto del mundo es, conceptualmente, una fuerza política que centra sus objetivos en representar el interés de los sectores populares, especialmente trabajadores, asalariados, campesinos" (Gustavo Porras, Secretario Privado de la Presidencia de la República).

Este mismo énfasis lo señalan otros, también políticos, por referencia al neoliberalismo. Por ejemplo, izquierda es "una postura clara contra el neoliberalismo y, en concreto, sobre las privatizaciones" (Miguel Angel Sandoval, URNG), o "definir un camino alternativo e identidad propia para no ser cooptados por el neoliberalismo, y resistir al neoliberalismo desde la más pequeña organización social hasta las organizaciones políticas de más amplia expresión, siempre buscándole alternativas" (Byron Morales, FDNG y dirigente del sindicato UNISTRAGUA).

En esta misma línea se pronuncian varios analistas políticos. Izquierda son "todos aquellos que se interesan por sacar al 80% de la pobreza y de la extrema pobreza y superar una realidad que traba la justicia" (Carlos Rafael Soto, periodista). La izquierda debe "transformarse en una fuerza política de contrapeso al programa neoliberal" (Edgard Gutiérrez, encargado de análisis en la Fundación Mirna Mack, coordinador del proyecto REMHI de la Iglesia Católica para recuperar la memoria de lo ocurrido en la guerra). Se puede llamar izquierda a "aquellas corrientes que abogan por la justicia y distribución de la riqueza" (Tania Palencia, Investigadora Social y editora de Inforpress).

Para algunos, esta identidad de la izquierda en relación con cambios socioeconómicos a favor de una mayor justicia para los pobres se complementa mostrando su relación con el objetivo de "superar una realidad que traba el desarrollo del país y su modernización" (Carlos Rafael Soto), intentando "ver el país en forma global" (Miguel Angel Albizures, periodista y activista humanitario), alentando "una tendencia progresista, una transformación acelerada del país" (César Montes), promoviendo "desarrollo, progreso" (Wilfredo Valenzuela, abogado, ex secretario de la Universidad Nacional de San Carlos), y "prosperidad económica, política, social, educacional y en salubridad" (Otto Rolando Bekker, URNG).

Otros participantes en el debate añaden o subrayan más el aspecto del cambio político como identidad fundamental de la izquierda. La izquierda con mayor futuro será "la que pueda presentar otra cara distinta de lo que son los actuales partidos políticos, la que no tenga la política como modus vivendi, la que rompa con la que sólo protesta y está presente sólo electoralmente, la que tenga democracia interna y facilite el surgir de nuevos cuadros" (Miguel Angel Albizures).

Contra el autoritarismo

La izquierda es una posición política que defiende "la democracia con igualdad para etnias y géneros, que enfrenta al autoritarismo" (César Montes). La izquierda "no está derrotada, tiene muchas posibilidades de convertirse en alternativa de poder, pero antes debe probar que en ella hay una diferencia respecto de fuerzas tradicionales, derechistas, neoliberales" (Byron Barrera, periodista). La izquierda es "una fuerza política que centra sus objetivos en representar los objetivos populares con una concepción en que el poder público es determinante para alcanzar resultados" (Gustavo Porras). Lo que la izquierda significa es "un espacio político logrado en 34 años de lucha, delineado en los acuerdos de paz, que podrá ser utilizado para concretar la democracia si hay una fuerza política organizada en base al consenso de los revolucionarios de Guatemala" (Marco Tulio, Teresa y Héctor Soto García, ex militantes de las FAR).

Contra la corrupción

Otro importante énfasis en la identidad de la izquierda lo ponen en el campo de la cultura. En Guatemala son izquierda los que luchan por "estrechar la abismal diferencia entre ricos y pobres, aún campesinos e indígenas en su mayoría; esa diferencia repercute en la dignidad y en el derecho a vivir con una cultura diferente" (Alfonso Bauer). La izquierda es "una posición política que defiende la libertad de pensar y expresar, la libertad de cultos o de ser ateo" (César Montes). La izquierda es "una fuerza política real, una corriente de pensamiento vivo, que cree en un proceso revolucionario limpio, en un mañana de paz, sin actitudes racistas, discriminatorias o marginadoras" (Factor Méndez). La izquierda "debe integrar a los sectores de género, mayas, obreros, campesinos, intelectuales, etc. en un gran frente que barra para siempre con actitudes de marginamiento, machismo y discriminación" (Marco Augusto Quiroa, pintor y analista político). "Mientras sigan existiendo injusticias, desigualdades y estupideces de cualquier tipo, seguirán existiendo posiciones críticas al respecto, posiciones que se rebelen de alguna forma contra ello, que intenten cambiar las cosas, y eso es lo que en realidad es la izquierda (en el arte o en la vida real, en el cine o en la política)" (Camilo Salvadó, crítico de cine).

Señalan también una identidad de la izquierda, definida más o además por una lucha ética, jurídica y judicial. La izquierda serían "los que luchan contra aspectos ético políticos, como la impunidad y la corrupción" (Alfonso Bauer). Una izquierda enfrentada "a la corrupción" (César Montes). La izquierda sería parte de un movimiento con "el objetivo de instaurar reglas claras sobre los límites para el uso de la fuerza por parte del Estado" (Luis Ramírez, penalista).

En este intento de diseñar la identidad de la izquierda, tal vez lo más definitivo es la postura de Gustavo Porras, investigador social, ex militante de la URNG, y hoy miembro del equipo de gobierno del Presidente Arzú, que plantea a la izquierda la opción realista de ganar posiciones a favor de un futuro más justo y democrático desde dentro de una alternativa de poder, que aunque no sea propiamente izquierdista, está abierta a darle peso a intereses sociales comunes. Frente a él se encuentran todos los demás, que conciben a la izquierda como el camino para un futuro más justo y democrático.

¿Quién es izquierda hoy?

En general, hay pocos participantes en el debate que partan de la base de que la izquierda esté ya formada. Casi todos la ven en formación, en una dispersión que, si hay una voluntad política correspondiente a la coyuntura favorable que se vive en el país, puede volverse convergencia hacia una alianza de grupos y tendencias.

"Nadie puede adjudicarse la representación de la izquierda en Guatemala. Por eso, los amigos del Grupo Acción Popular habíamos pensado como nombre Izquierda Unitaria. No queremos ser confrontativos con la URNG o el FDNG" (Alfonso Bauer). En la misma onda, siempre tomando como referente a la URNG presuntamente tentada de protagonismo se afirma que "la URNG es una fuerza más dentro de la izquierda. Su incorporación dentro de la vida partidaria contribuye a la presencia de la izquierda en Guatemala, pero no debe ser considerada como la izquierda en sí" (Miguel Angel Abizures). Hoy hay "un marco propicio para la organización y la participación social, que hoy estamos interpretando desde la sociedad civil, para fortalecer la organización y ocupar espacios de participación. Las perspectivas de éxito serán reales, en la medida en que se logre conjuntar esfuerzos y conquistar la unidad, que es la suma de todas las voluntades" (Factor Méndez). "La izquierda no es sólo, como hasta hace poco se reconocía, la URNG, ni sólo, además, el movimiento sindical. También es el FDNG, un frente catalizador de las fuerzas de izquierda" (Byron Morales). "En la izquierda hay tres corrientes, en que se han organizado desde el centro hasta la extrema izquierda: una de ellas es la URNG, otra gira alrededor del FDNG y la tercera está organizándose en un nuevo partido político que se denomina Izquierda Unitaria (ahora parece que se llamará Unidad de Izquierda Democrática UNID ). El ideal es que todas las fuerzas democráticas que quieren el desarrollo del país buscaran una plataforma mínima" (Antonio Móbil). "La formación de un partido político de izquierda requiere un análisis del acervo político e ideológico y autocrítica constructiva" (Marco Tulio, Teresa y Héctor Soto García).

¿El sujeto de la izquierda? "En esta etapa histórica, izquierda podrían llamarse los socialdemócratas, socialcristianos, los empresarios y comerciantes progresistas y toda la ciudadanía con suficiente conciencia para reconocer el cambio necesario. No creo que la izquierda en este momento deba llevar una etiqueta exclusivista de carácter ideológico. Este proceso no tiene por qué dirigirlo la URNG o el FDNG, sino el pueblo a través de ciudadanos esclarecidos" (Carlos Rafael Soto). "Desde la izquierda radical hasta la izquierda moderada, incluidos los socialdemócratas colomistas del FUR o simpatizantes del también asesinado en 1979, Alberto Fuentes Mohr y los que conforman nuestra cultura e identidad nacional (indígenas y campesinos) y el FDNG" (Otto Rolando Bekker).

¿Con perspectivas de futuro?

Más dificultad señalan otros dos analistas, para quienes la izquierda ha salido demasiado golpeada y dispersa de la guerra. La izquierda "en este momento es una esperanza dispersa, un gran grupo de grupos con propuestas, algunas coherentes y otras resultado de entusiasmo y emoción. La dispersión y el disenso han sido una característica permanente" (Marco Augusto Quiroa). "La izquierda está en crisis de identidad y de estrategia política. Está hoy dispersa, diezmada, exhausta, confundida" (Edgar Gutiérrez).

Por otro lado, no deja de opinarse que "la izquierda basada en corrientes marxistas que plantearon la guerra popular prolongada y el cambio radical de los Estados no es ya útil, no tiene ninguna alternativa en nuestros países y aquella izquierda que siga con la misma voz, está muerta políticamente" (Tania Palencia). Con esta escritora coincide el histórico de la ultraderecha guatemalteca, que también acudió a la vía armada, Mario Sandoval Alarcón, fundador y dirigente por muchos años del Movimiento de Liberación Nacional, hoy reducido a un solo diputado en el Congreso: "La izquierda de este país no tiene perspectiva alguna. Aunque el derrumbe del campo socialista no significa el final de la ideología marxista. Alfonso Bauer y Mario Monteforte Toledo (sociólogo, novelista, ex Presidente del Congreso al momento del derrocamiento de Arbenz en el 54) son representantes de la izquierda cachureca, y a los ex comandantes sólo les reconocieron liderazgo cuando podían estar en la montaña". Sandoval Alarcón fue el único participante en este debate que no era de izquierda.

La izquierda auténtica sería "una postura que busca la reconstrucción humana, si la entendemos en el sentido humanista, solidario, es decir ajeno a la prepotencia y el machismo. Es una postura de hombres y mujeres que buscan resolver los problemas más urgentes, las necesidades más dramáticas que afectan al país, por ejemplo y fundamentalmente los relativos a la niñez, para tener un futuro mejor. A esta izquierda la representa el movimiento feminista" (Gladis Bailey, activista feminista y candidata a rectora de la USAC).

Finalmente, Luis Ramírez, director del Instituto de Estudios Comparados en Ciencias Penales de Guatemala, da un vuelco al planteamiento de la pregunta, planteando que mayor prioridad que la construcción de un partido político de izquierda, o incluso que un movimiento de izquierda, tendría el constituir "un espacio de encuentro para los diferentes movimientos sociales progresistas, tanto de derecha como de izquierda, con el respeto a los derechos humanos individuales, como límite al abuso del poder y de la violencia del Estado".

Habría también aquí una especie de línea fronteriza que separaría dos alternativas: la de los que propugnan por la construccion de un gran frente político de una izquierda unida, y la de quienes priorizan la edificación de espacios sociales de humanización legal y jurídica de la sociedad previos o al menos más importantes que la presencia de la izquierda como fuerza política partidaria.

Los demonios de la izquierda

La crítica abierta y sin concesiones forma parte del debate que reseñamos. "Queremos ver extinguidos el verticalismo y hegemonismo aún en la URNG y en el FDNG" para propiciar el debate y la búsqueda de consenso (Alfonso Bauer). Los nuevos dirigentes "que surjan tienen que romper con el sectarismo y la ideología excluyente, botar nuestro propio muro ideológico" (Carlos Rafael Soto). "Dejar de lado el verticalismo, el querer ser vanguardia" (Miguel Angel Albizures). "Una efectiva democratización y abandono de viejas prácticas" (Miguel Angel Sandoval). Hay que dar un firme no a "una izquierda enriquecida gracias a la lucha de los pobres o endiosada como sustituta de los sectores populares" (César Montes).

La izquierda "fue una causa de heroísmo y entrega, pero también de traición y lealtad, intrigas feroces, luchas personales y de poder en pleno asedio enemigo, de disidencias que se tradujeron irremisiblemente en fracturas políticas. Vivió una situación límite prolongada. Por eso, inevitablemente, se contagió de un voluntarismo frenético, irracional, casi ciego. Y también anidó estructuras de muerte, entre aquellos que de tanto ver el abismo, fueron tocados por el abismo, como diría Nietzsche" (Edgar Gutiérrez). La izquierda debe despojarse de "instrumentos y prácticas obsoletas, combatiendo el verticalismo y autoritarismo" creados por la guerra (Byron Morales). A la URNG, en concreto, un pacto político con el PAN la ha anulado como oposición a la política económica del gobierno. La URNG es débil para generar estabilidad política y su debilidad deriva de la ausencia de cuadros políticos y de una línea de trabajo político organizativa. Le falta beligerancia y objetividad frente al cumplimiento de los acuerdos y capacidad para nuevas alianzas. Además, le falta renovación de líderes. A nadie va a convencer que los viejos comandantes van a ser los nuevos dirigentes. Al FDNG le faltan mayores alianzas, salir del liderazgo personal y poder crear un partido de ciudadanos" (Tania Palencia). Puede verse que los "demonios" de la izquierda, según los propios izquierdistas, fueron el sectarismo, el autoritarismo, el verticalismo y el vanguardismo hegemónico.

La antítesis de la derecha

Los mayores desafíos para la izquierda serían, no tanto los planteados por los sectores tradicionalmente enemigos de la izquierda, sino "el entenderse entre hermanos" (Alfonso Bauer). No menos importante sería el reto de la unidad: "unirnos alrededor de un programa con una ideología plenamente vigente y viva, desde marxistas hasta empresarios, comerciantes y militares progresistas" (Carlos Rafael Soto). "Crear una vanguardia, a partir de claridad política, ideológica y de programas, y contribuir a crear un partido abierto, dialogante y capaz de alianzas" (Miguel Angel Albizures). "Refundar la URNG con una efectiva democratización, de la cual hay signos en la disolución de las viejas organizaciones y en la fusión de éstas en una sola, necesariamente distinta. Asimismo, que este proceso de refundación no sea rechazado por descalificación previa o crítica gratuita" (Miguel Angel Sandoval). "Constituir organismos lo más alejados de la disciplina militar, con estructuras democráticas internas no caudillistas ni con militantes borregos o fieles a una camarilla de iluminados" (César Montes).

A este tipo de retos organizativos de carácter estructural se suman otros de carácter también estructural, pero en el nivel ético. El político izquierdista debe "llevar una vida consecuente como dirigente de sectores verdaderamente necesitados a los que debe responder y entregarse de lleno a la lucha contra la extrema pobreza y la pobreza" (Alfonso Bauer). Concebir la izquierda y practicarla "como ejemplo de lucha, de entrega, de sencillez, como representante de los sectores más críticos del estado de cosas y por tanto no sintiéndose incriticable" (César Montes). La izquierda debe "transformar su propia cultura política, constituirse en una fuerza moral y ganar el poder de imaginar una sociedad diversa, tolerante, solidaria. Debe ser antítesis de la derecha. Debe pasar la prueba ética y recuperar capacidad de asombro, abrevar de la sabiduría de los elementos primarios del paisaje cultural y humano donde ha luchado y sobrevivido. Debe refundarse y reenfocar su modelo de poder" (Edgar Gutiérrez).

Moralmente intachables

La izquierda debe conquistar "una práctica política ejemplar, ética y moralmente intachable, que por sí misma genere consensos sociales y políticos" (Marco Tulio, Teresa y Héctor Soto García). Sólo "si recuperamos el contenido de solidaridad, si hacemos crítica y autocrítica y reforzamos los principios básicos de la ideología revolucionaria, veremos un siglo XXI con una Guatemala diferente" (Marco Augusto Quiroa).

El mismo debate y la búsqueda de entendimiento y alianzas constituyen otro reto. "Hay que repudiar las derechas negativas, entreguistas y explotadoras, pero llegar a entendimientos con quienes buscan una Guatemala con justicia social" (Alfonso Bauer). "La izquierda debe encontrar modos de beneficiar a los sectores populares por medio de un rol importante en el poder público y no dejarlo todo a los automatismos del mercado" (Gustavo Porras).

Contra el machismo de izquierda

Se impone entrar en el hábito del debate. Hay que presentar un programa "con mucha humildad y dialogarlo en reuniones cada vez más amplias hasta que se considere suficientemente discutido" (Carlos Rafael Soto). Insertarse así en un debate más universal: "El proceso de reflexión sobre la izquierda hoy es un tema de debate mundial. No corresponde hacer ejercicios onanistas en vistas a las elecciones del 99" (Miguel Angel Sandoval). "El futuro es de una izquierda sin temores, definida ante el pueblo, defensora de intereses nacionales" (César Montes). "La izquierda debe capacitarse para un debate teórico, político y autocrítico, si aspira a llegar al poder para la transformación del país" (Mario Monteforte). "Un régimen alternativo, económico, social y político, el socialismo, es hoy sólo una perspectiva histórica a largo plazo" (Gustavo Porras). Hace falta "mayor debate, crear estructuras nuevas antes de nuevas ideas conducirá una vez más al autoritarismo" (Tania Palencia). La nueva izquierda deberá luchar "contra el machismo de izquierda más elaborado en su discurso y contra el de derecha. Desde la perspectiva feminista, la oposición izquierda derecha ha sido superficial: es la lucha de los machos por el poder. Ahora se están aliando. Nuestra posición es de dignidad para evitar que eso se siga reproduciendo" (Gladis Bailey). De todos modos, en la izquierda, "el debate, en función de las heridas de la guerra conducirá sólo a nuevas contradicciones y mayor dispersión e imposibilitará la viabilidad de un proyecto alternativo" (Byron Morales).

En definitiva, está siempre el desafío del manejo del poder. Porque, como dice Edgar Gutiérrez, "el poder no es unívoco y la izquierda en el poder del Estado ha sido la peor derecha". Por eso, según los hermanos Soto García, la creación de democracia interna en las estructuras organizativas de la izquierda "configuraría una nueva manera de hacer política en el país".

¿Y los acuerdos de paz?

"Son un gran paso, pero insuficiente. Guatemala es un país agrícola y los acuerdos no enfrentaron el problema de la tierra. Esto no se va a resolver con un nuevo catastro. La reforma agraria quedó inconclusa" (Alfonso Bauer). Los acuerdos de paz son "un pacto político entre el PAN y la URNG, que ha anulado a la URNG como oposición a la política económica del gobierno, aunque generan espacios para reestructurar la justicia y reorganizar el poder local, así como para lograr un reforma educativa" (Tania Palencia). Las modificaciones a algunas leyes en los acuerdos de paz "son cosméticas, porque la Constitución tiene candados que no permiten realizar cambios sustanciales. Ganar espacios para proponer cambios constitucionales que emanen de la sociedad misma es una tarea fundamental y prioritaria" (Marco Tulio, Teresa y Héctor Soto García).

En contraste con estas opiniones, que suscribe desde la ultraderecha Mario Sandoval Alarcón cuando afirma que los acuerdos "sólo podrían hacerse efectivos a través de un aval de una Constituyente y en consulta con el pueblo", hay otras que afirman la fundamentalidad de los acuerdos. "Son una verdadera revolución económica, social e institucional y por eso son tan combatidos. No deberían ser una camisa de fuerza, sino la base para un programa. Su pecado original es haber sido aprobados por cúpulas no representativas" (Carlos Rafael Soto). "Son una plataforma nacional, mínima si se quiere, pero la única posible hoy" (Miguel Angel Sandoval). Son "el marco propicio para la organización y participación social" (Factor Méndez). "Para la izquierda no hay hoy perspectiva inmediata, aunque pueden ayudar los acuerdos de paz" (Wilfredo Valenzuela). "Una de las expresiones de la adecuación de métodos y objetivos a las realidades del mundo hoy, manteniendo los principios, son los acuerdos de paz. Por ejemplo, el acuerdo socioeconómico es buscarle a las posiciones de principio un camino realista en un mundo con reglas del juego independientes de nosotros. La izquierda en Guatemala debe tener un gran horizonte desde esta perspectiva" (Gustavo Porras). Son "un logro que, bien aprovechado, puede conducir a un gobierno en el que prevalezca la justicia social y desaparezca la cruel explotación". (Otto Rolando Bekker).

¿La absolverá la historia?

En los próximos meses, la izquierda se presentará ante un tribunal histórico, junto con el Estado guatemalteco y la derecha o el centro que lo ha gobernado. La Comisión de Esclarecimiento Histórico comenzó a recibir testimonios el primer día del mes de septiembre. En la prensa escrita los "crímenes" de la izquierda ex guerrillera y alguna masacre a ella atribuida están en estos momentos teniendo mayor espacio que las violaciones institucionales a los derechos humanos y a las normas humanitarias aplicables a conflictos armados, incluso internos, cometidas por el Estado guatemalteco en proporción mucho mayor que las de la izquierda. Es lógico. Sin embargo, la izquierda tendrá una determinada carga que asumir y de cómo lo haga dependerá en gran medida de la reacción del pueblo de Guatemala hacia ella.

Reformas constitucionales

Mientras la URNG anunciaba la firma de la escritura notarial que la constituye en comité pro partido político. Los partidos políticos representados en el Congreso han empezado a negociar una fórmula de consenso sobre las reformas constitucionales que requiere el cumplimiento de los acuerdos de paz. No deja de haber una fuerte, aunque no muy pública, oposición a las reformas que reducen el papel constitucional del ejército y establecen su sometimiento al poder civil. También hay, de parte de la oposición riosmontista del FRG, el intento de intercambiar el apoyo a las reformas constitucionales por otra reforma que quite el impedimento constitucional que obstaculiza las aspiraciones presidenciales del General Ríos Mont, por ser protagonista de un golpe de Estado.

La tierra y la reforma fiscal

El debate sobre la izquierda se produce en un país agitado por los conflictos agrarios, envuelto en un permanente "clamor" ante tierras mal distribuidas y subutilizadas por los grandes terratenientes en perjuicio de campesinos minifundistas, precaristas o sin tierra. Después de meses de impasse, el Presidente Arzú decidió comenzar a usar la fuerza para desalojar a los invasores de tierras. La oficina de conflictos de tierra de la Presidencia de la República apenas inicia su trabajo. Por otro lado, las privatizaciones de grandes activos estatales no acaban de concretarse ni logra la izquierda presentar propuestas alternativas y hacerlas avanzar con fuerza.

No está claro aún si el Estado está empleando todos los medios para cumplir con la meta de elevar los ingresos fiscales en un 50% para el año 2000. Si la sorda oposición de la derecha económica logra bloquear una reforma tributaria eficaz, y ese aumento de ingresos fiscales del Estado se frustra, también peligrará la ayuda exterior prometida condicionalmente en enero 97 para cumplir con varios aspectos de los acuerdos de paz.

Lucha contra la impunidad

La lucha contra la impunidad la siguen llevando a cabo las organizaciones sociales de derechos humanos, y especialmente las que convergen en la Alianza contra la Impunidad. En septiembre, cuando se celebró el séptimo aniversario del asesinato de la antropóloga Mirna Mack, la Corte de Apelaciones revirtió una decisión de un tribunal de primera instancia en que prácticamente se obligaba a la acusación en este caso a empezar de nuevo todo su trabajo conforme al anterior Código Penal. La decisión ha sido un hito en el camino hacia la justicia en un caso en el que están acusados altos jefes militares.

Por todos los lados de la realidad guatemalteca se hace evidente que es mucho lo que está en juego hoy para la izquierda de este país.

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