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Universidad Centroamericana - UCA  
  Número 288 | Marzo 2006

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Nicaragua

Alta Hooker: “Aspiramos a que el gobierno nacional respete a los costeños”

¿Cómo vieron los partidos nacionales las elecciones en la Costa Caribe? Como un termómetro con el que proyectar las elecciones nacionales. Pero las necesidades, los conceptos y las realidades costeñas son diferentes a las necesidades, conceptos y realidades nacionales. Lo explicó con pasión y desde su rica experiencia, Alta Hooker, rectora de la Universidad de las Regiones Autónomas de la Costa Caribe de Nicaragua (URACCAN), en una charla con Envío, que transcribimos.

Alta Hooker

Soy costeña, de la cultura negra, nací en Puerto Cabezas. Estudié en el colegio moravo y después, estudié enfermería en Bilwaskarma, en inglés. Nuestra lengua materna es el creole, cercano al inglés. En los años 80 fui responsable municipal del FSLN durante tres años, después estudié Dirección y Planificación de la Economía en Cuba y a mi regreso en 1987, y siendo solamente enfermera, se me confió la Delegación Regional de Salud en el Norte de la Costa Caribe. Todavía en ese tiempo nosotros los costeños no teníamos acceso a la educación superior. Después ya pude estudiar en la URACCAN, la Universidad de la Costa Caribe, la universidad que hicimos nosotros los costeños. Y ahora soy la rectora de esa universidad. En las primeras elecciones regionales de 1990 fui electa concejal del primer Consejo Regional Autónomo en el Atlántico Norte. Fui reelecta en 1994. Así que fui concejal en dos períodos: de 1990 a 1994 y de 1994 a 1998. Entre 1994 y 1996 fui Presidenta del Consejo Regional Autónomo y durante el período 94-98, cuando no fui Presidenta del Consejo, fui miembro de la Junta Directiva del Consejo y Presidenta de la Comisión de Salud. Hoy represento a la sociedad civil costeña en el CONPES nacional. Les hablo desde estas experiencias personales, profesionales y políticas.

Los Consejos Regionales Autónomos surgieron como resultado de la Ley de Autonomía, aprobada en 1987, que fue una de las respuestas a la guerra de los años 80, sentida con más fuerza que en el resto del país en la Costa Caribe, y especialmente en el Norte del Caribe. Sin embargo, aunque la Ley de Autonomía se aprobó en la Asamblea Nacional en 1987, la experiencia autonómica no comenzó hasta 1990, cuando elegimos autoridades para los primeros Consejos Regionales Autónomos, en el Norte y en el Sur. Apenas hemos tenido cuatro períodos de estos gobiernos. Por eso, nuestros gobiernos autónomos son una experiencia relativamente nueva.

Ninguno de quienes llegamos a integrar el primer Consejo Regional teníamos la menor idea de qué era lo que teníamos que hacer. Era nuestra primera experiencia política, no sabíamos qué era la democracia participativa. Hasta entonces, nuestra experiencia era sólo militar. Casi todos los que integraron aquel primer Consejo eran militares: unos venían de YÁTAMA, el movimiento indígena, y los otros veníamos del Frente Sandinista. Hay que tener en cuenta también que, en el caso del Caribe Norte, nunca hubo un líder político sandinista nacido en la Costa. En el Sur, sí. En el Norte, nuestros políticos siempre fueron del Pacífico. Y en 1990, al día siguiente de las elecciones, todos esos políticos se fueron de la Costa. Y nos dejaron sin poder, sin conocimiento administrativo, sin saber qué hacer en los gobiernos regionales. Y sin siquiera saber cómo dialogar entre nosotros. Nos tomó dos años entender que no podríamos sobrevivir como costeños si no nos poníamos de acuerdo entre nosotros. Y comenzamos a tratar de entender lo que significaba la autonomía.

La población de la Costa equivale al 10% de la población nacional. Los Consejos Regionales Autónomos son gobiernos que trabajan de manera parlamentaria. Los 45 concejales que integran cada Consejo toman decisiones, las mejores decisiones, en un espacio determinado. A los 45 se integran los diputados de la Costa en la Asamblea Nacional, de manera que en el gobierno del Caribe Norte trabajan 48 concejales y en el del Caribe Sur 47. Para las decisiones más importantes se juntan los del Norte y los del Sur. Pero todas las decisiones que tomen tienen que estar de acuerdo con las políticas nacionales. No podemos en la Costa inventar nada que no se pueda articular con las políticas nacionales. Pero sí podemos diseñar e implementar políticas regionales autónomas. Y nos frustra cuando lo hacemos y nos acusan de separatistas.

¿Qué dice la ley? La Ley de Autonomía estipula claramente que desde las dos Regiones Autónomas del Caribe se administra la salud, la educación, el transporte, el desarrollo comunitario y la justicia en nuestros territorios. Y establece que todo esto se administra de acuerdo a la realidad costeña y a las necesidades de la población costeña, aunque siempre de acuerdo a planes nacionales. En lo relativo a los recursos naturales, la Ley establece que todo lo que hagamos debemos coordinarlo con el gobierno central. Si éstas son las tareas y las atribuciones de los Consejos Regionales, significa que no tomamos simplemente las políticas del Ministerio de Salud o del de Educación y las implementamos así nomás en la Costa. No, nuestro deber es adecuarlas a nuestra realidad.

La Ley de Autonomía, pasó más de 15 años sin ser reglamentada. Cuando logramos su reglamentación en el año 2004 fue un paso muy importante. Pero yo creo que el discurso sobre la reglamentación nos mantuvo cautivos durante mucho tiempo. Un sector amplio de costeños pensábamos que la autonomía no avanzaba porque la Ley de Autonomía no estaba reglamentada. Pero no era cierto. Y hoy lo sabemos.

En los Consejos Regionales -desde el primer Consejo Regional, en su segundo o tercer año- elaboramos la primera propuesta de reglamentación de la Ley. Después, hicimos mejoras a esa primera propuesta y después otras mejoras a la segunda versión. Presentamos tres propuestas de reglamentación. Lograr introducirla en la Asamblea Nacional fue toda una odisea. Porque después de tantos años sin ver funcionar la autonomía, y con la idea de algunos de que funcionaría si la Ley se reglamentaba, hubo un gran debate. Había sectores que querían que la Ley se reglamentara, pero otros decían que mejor era reformar totalmente la Ley. Quienes la queríamos reglamentada, decíamos: No, no toquemos la Ley, porque ¿cómo defenderemos una nueva Ley en esa Asamblea Nacional? Costó mucho tiempo llegar al acuerdo de que lo mejor era reglamentarla. Y ese esfuerzo y el logro de la reglamentación nos sirvió para entender que la falta de reglamentación no fue el problema que impidió el avance de la autonomía.

Los medios nacionales informan que entre la población costeña existe una percepción generalizada de desencanto con los Consejos Regionales Autónomos, con los concejales. No se habla muy bien de ellos. En el año 2005 logramos hacer nuestro primer Informe de Desarrollo Humano de la Costa Caribe, con el respaldo del PNUD, titulado “Nicaragua asume su diversidad”. También en este informe aparece bien documentado el desencanto de la población con sus gobiernos autónomos. Pero, ¿por qué está desencantada la gente? Por el control que sobre nuestras decisiones tienen los políticos nacionales. Cuando hay elecciones regionales, los partidos nacionales llegan a la Costa ofreciendo que van a apoyar el desarrollo del proceso de autonomía. Y que van a construir la carretera de Río Blanco a Puerto Cabezas. Y que va a haber nuevos empleos con buenos salarios. Eso lo llegan a ofrecer todos los partidos políticos nacionales cada cuatro años. Pero, ¿dónde se hacen los presupuestos, dónde está concentrado el dinero, dónde está concentrado todo? En Managua. Y nuestros candidatos a concejales prometen exactamente lo mismo. Pero, ¿se han cumplido esas promesas? No. El desencanto con la autonomía se expresa en el abstencionismo electoral, que ha venido aumentando en cada elección regional. ¿Por qué esa apatía? La población dice que no vale la pena votar, porque los concejales no hacen nada y no están respondiendo a lo que la gente necesita: mejores condiciones de vida, mejores hospitales, escuelas. Sin embargo, en medio de grandes obstáculos, los concejales sí han trabajado y han hecho muchas cosas. Y son esos esfuerzos los que yo quisiera resaltar.

En coordinación con toda la sociedad civil, los Consejos Regionales Autónomos han elaborado el Modelo Regional de Salud, diseñado con una amplia participación social. El modelo establece como principio la revitalización de la cultura caribeña. Esto quiere decir, entre otras cosas, que en nuestras dos regiones autónomas los médicos tradicionales tienen igual derecho que los médicos occidentales y que nuestras parteras tienen exactamente la misma posición que una enfermera materno-infantil.

Con cierta frecuencia, los medios nacionales informan sobre una enfermedad que aparece en las comunidades del Río Coco, el Grisis Signi. Para la medicina occidental se trata de una histeria colectiva. Pero para los médicos tradicionales es una dolencia que afecta a las personas cuando pierden el equilibrio con su medio ambiente. Cuando esta enfermedad aparece en alguna comunidad, del Ministerio de Salud de Managua nos mandan médicos, pero no pueden curarla ni resolver el problema que la causa. Los médicos tradicionales son los únicos que saben qué hacer ante esta enfermedad. Pues bien, si ésa es nuestra realidad a esa realidad debe responder nuestro modelo de salud. En la Costa, el Ministerio de Salud atiende al 40% de la población y los médicos tradicionales al 60%. Las parteras costeñas atienden el 50% de los partos y el Ministerio de Salud el otro 50%. En la Costa, la gente va primero al médico tradicional y después al médico occidental. Entonces, si ésa es nuestra realidad, la base de nuestra atención en salud debe ser ésa. En la Secretaría de Salud -así la llamamos en la Costa- de las dos regiones autónomas, hay siempre alguien que se ocupa de la medicina occidental, alguien que se ocupa de la medicina tradicional y alguien que ve la participación social y comunitaria en la salud.

También hemos avanzado en nuestro Modelo Educativo Regional, al que hemos incorporado nuestros conocimientos autóctonos, esa manera que tenemos de aprender desde la comunidad, ese saber que adquirimos de nuestros ancestros, de nuestros antepasados, esos valores que ellos nos transmitieron y con los que nos enseñaron a ser gente linda y educada. Nosotros planteamos que ese conocimiento debe ser la base de nuestra educación. Nuestro modelo educativo parte también de la educación intercultural bilingüe y de nuestra historia. Todos los costeños tenemos que manejar dos lenguas, nuestra lengua materna y otra lengua. Ése es uno de los principios de nuestra educación. Según nuestro sistema, la educación intercultural bilingüe debe comenzar desde el preescolar, pasar por la primaria y la secundaria, hasta llegar a la educación superior. Queremos educar para sentirnos orgullosos de lo que somos. Yo tuve que aprender a sentirme orgullosa de ser lo que soy y a que no me importara hablar mejor o peor el español, porque el español no es mi lengua materna. Hubo un tiempo en que hablar mal el español me daba vergüenza. Ya no, porque aprendí la historia, porque supe de dónde vinieron mis antepasados.

Los concejales han participado también en todo el proceso de demarcación territorial. La Ley de Demarcación la hicimos nosotros los costeños y para lograr su aprobación tuvimos que negociar y luchar mucho. ¿Qué tenemos ahora? El pueblo mayangna ya tiene los títulos de su territorio, pero no los ha podido inscribir. ¿Por qué? Porque desde Managua nos dicen que es el gobierno central quien únicamente puede inscribirlos y que sólo los inscribe como co-dominio, lo que significa que ese territorio es del pueblo indígena que vive en él y también es del gobierno central. Argumenta el gobierno que hay que hacerlo así por razones de seguridad nacional, porque si los pueblos autóctonos de la Costa obtienen sus títulos podrían utilizar sus territorios o prestarlos para el narcotráfico o podrían optar por independizarse. Nadie en la Costa está de acuerdo con ese punto de vista y con esos argumentos, y por eso no hemos podido avanzar en la demarcación.

Yo he denunciado en los medios nacionales que el gobierno nacional no tiene voluntad de cumplir con la demarcación territorial. La Ley de demarcación establece, por ejemplo, que las comunidades, con apoyo de quien consideren capaz, pueden hacer su propio diagnóstico del territorio a demarcar. Por eso, URACCAN entrenó técnicos en la comunidad rama para que ellos mismos demarcaran su territorio, pero el gobierno no los aceptó y nuestros técnicos fueron detenidos cuando estaban demarcando. Es un ejemplo que demuestra que todo lo que estamos haciendo o todo lo que tratamos de hacer se convierte en conflicto y no se hace realidad.

También los Consejos Regionales han trabajado en dar forma a la justicia comunitaria. Así como los pueblos indígenas y los pueblos negros tienen su propia manera de entender la salud y la educación, también tienen su propia justicia. En las comunidades se ejerce la justicia, hay decisiones relativas a la justicia que se toman en asambleas de las comunidades, donde es la comunidad la que decide qué hacer con quien ha incumplido con tal o tal ley. Y dependiendo de estas decisiones, una persona costeña podría ser castigada dos veces por el mismo delito. Si lo agarra la justicia occidental, será castigado por las leyes nacionales, pero al regresar a su comunidad también será castigado por la ley comunitaria. La Ley de Autonomía nos permite diseñar nuestro propio proceso de justicia y en eso también hemos venido trabajando.

Hay muchas otras cosas que se han hecho desde los Consejos Regionales. Entonces, ¿por qué la gente sigue desencantada? En gran medida, porque hemos podido diseñar muchas cosas, pero no las hemos podido aplicar. Hay demasiada desconfianza del gobierno central hacia los gobiernos regionales. Tal vez no es tanto desconfianza, como desconocimiento. Nosotros no hemos podido hacer que ningún gobierno central, con su equipo técnico, se siente a estudiar la autonomía. Ninguno. Pero nosotros sí hemos tenido que estudiar las políticas públicas del gobierno central y estudiar mucho para entender cómo incidir en ellas. Hemos tenido que estudiar mucho, mucho, mucho. Siempre estamos estudiando. Como fui electa rectora de URACCAN, estamos en un postgrado de gerencia universitaria. Porque tenemos que aprender cómo dirigir nuestra universidad. Siempre estamos preparándonos, pero no logramos que en Managua nadie se prepare para entender nuestra realidad ni que nadie estudie la Ley de Autonomía. Ni en las universidades del Pacífico que tienen la carrera de Derecho se estudia la Ley de Autonomía, aunque es una ley de rango constitucional. Ni siquiera hay esa base, no se conoce la Ley, no se transmite. Todo esto dificulta que la autonomía avance.

La Ley de Autonomía también establece que todo lo que vayamos haciendo en nuestras regiones autónomas se tiene que hacer de una manera descentralizada. El gobierno nacional habla siempre y mucho de la descentralización municipal. Pero la Costa no es un municipio, es una región. Y la Ley de Autonomía establece claramente que en las regiones autónomas los municipios responden a la Ley de Municipios, y también a la Ley de Autonomía. Entonces, ¿qué clase de descentralización es la que se va a hacer en la Costa? ¿Han negociado eso con nosotros? No. ¿Quieren hablarlo con nosotros? No. ¿Qué es lo que ha hecho el gobierno central? Establecer una Secretaría de Atención a la Costa Atlántica, al frente de la cual ha puesto a una persona que es uno de los más grandes depredadores de nuestros recursos naturales. ¿Cómo ponen a una persona así para asesorar qué hacer en la Costa? ¿Cómo vamos a avanzar así? ¿Cómo puede la gente estar enamorada de sus Consejos Regionales si no nos han dado ni nos dan la oportunidad para demostrar la capacidad que tenemos?

La Universidad de la Costa no fue hecha por voluntad del gobierno, sino por nuestro empeño. La UNAN-Managua hizo una extensión en la Costa Caribe tres veces. Y las tres veces la cerró. ¿Por qué? Porque era muy cara la educación superior en la Costa. Lo más fácil era no hacerla, dejarnos sin Universidad. Y si hoy tenemos Universidad en la Costa es porque los líderes de la Costa se juntaron con la convicción de que los costeños teníamos que tener una Universidad nuestra. Y comenzaron las clases en sus propias casas. Íbamos a estudiar a sus casas. Ahora ya tenemos la infraestructura.

En esta situación no es fácil mantener a la gente de la Costa motivada con la autonomía. ¿De qué les sirven sus modelos regionales si después sus modelos no funcionan? ¿De qué les sirven sus modelos si no tienen financiamiento? Toda la concertación que hemos venido logrando hasta hacer nuestros propios modelos nos ha tomado mucho mucho tiempo. Y cuando ya los tenemos, viene la agencia internacional con su propia agenda, con su propio proyecto. ¿Y ahora? Ahora, apliquen el “enfoque de género”. Yo no tengo nada contra el enfoque de género, lo he defendido siempre, pero ahora todo tiene que ser con enfoque de género y con el enfoque que ellos quieren. Pero nosotros hemos venido diseñando nuestro propio enfoque de género, partiendo de la cultura indígena y negra. Y hay matices, es diferente, y hay que estudiarlo, hay que conocerlo. Igual con la “reducción de la pobreza”. Nosotros tenemos nuestra propuesta para reducir la pobreza en la Costa. Ya la tenemos, pero ¿nos apoyan para implementarla? No. ¿Por qué? Porque no la entienden. Con tantos proyectos de fuera nos dispersan, nos debilitan, y nos hacen mucho más difícil las cosas. Y hay cosas peores. Uno de los partidos liberales tiene el proyecto de “hispanizar” la Costa. Así lo han dicho, han dicho que el problema de la Costa se va a resolver cuando la mayoría de la población sea mestiza y ya en Managua no tengan que estar discutiendo con nosotros planes regionales. Así lo han dicho. De hecho, con la gran emigración interna, ya el 75% de la población costeña es mestiza.

Desde la sociedad civil, nosotros los costeños nos sentimos responsables por la Costa Atlántica. Nacimos allí, vivimos allí, vamos a estar allí. Y la Costa necesita tener mejores condiciones de vida. Aspiramos a un desarrollo donde el negro pueda sentirse orgulloso de ser negro, el indígena orgulloso de ser indígena y el mestizo orgulloso de ser mestizo. Con esa aspiración, desde el 2001 hemos venido concertando entre la sociedad civil costeña y los Consejos Regionales hasta que, por fin, en diciembre del 2005 logramos por fin que los dos Consejos Regionales aprobaran una Agenda Mínima Concertada.

En esa agenda planteamos que queremos paz y seguridad ciudadana. Y que esa paz y esa seguridad deben partir de una eficaz lucha contra el narcotráfico y de la creación de condiciones para enfrentar la vulnerabilidad de la Costa, porque si un año no es una inundación, son las ratas, y si no son las ratas son los gusanos, y si no son los gusanos es otra inundación.

En esa agenda otro punto fundamental es el político-institucional, el fortalecimiento de la autonomía. Planteamos que no va a haber un fortalecimiento de la autonomía si no hay un espacio real y efectivo en el que el gobierno central dialogue y negocie con la Costa. No debe seguir habiendo un gabinete de gobierno que trabaje sólo para el 48% del territorio nacional. Nuestros concejales, nuestros coordinadores de gobierno, nuestros presidentes de Consejos Regionales no son miembros del gabinete de gobierno, y con los costeños sólo habla esa Secretaría de “atención” a la Costa. Las relaciones tienen que cambiar. El gobierno central no debe seguir colonizando la Costa. Nosotros queremos ser parte de un país que realmente reconoce su diversidad. Y no sólo que la reconoce, sino que está orgullosa de ella.

Para fortalecer la autonomía planteamos la gobernabilidad y la institucionalidad. La Ley de Autonomía habla claramente de fortalecer las instituciones autonómicas, pero lo que el gobierno central fortalece en la Costa son las delegaciones de sus Ministerios. ¿Y qué quiere decir que las fortalece? Que la mayor parte de los recursos se queda en Managua y a la Costa llega sólo una mínima parte y no se hace nada por fortalecer ni nuestra Secretaría de Salud ni nuestra Secretaría de Educación ni nuestra Secretaría de Justicia, ni ninguna de las instituciones autonómicas.

En la Agenda planteamos también que todo el proceso autonómico debe ser descentralizado. Y que para lograrlo debe haber confianza del gobierno nacional en los gobiernos regionales. Son gobiernos. Quiera el gobierno central o no, son gobiernos. Son electos y tienen sus funciones, algunas establecidas claramente en la Ley.

Planteamos también la participación ciudadana en la toma de decisiones en todos los espacios. Nosotros luchamos, y luchamos fuerte, para tener nuestra representación en el CONPES nacional, y hoy no estamos ahí porque nos lo regalaron, estamos porque luchamos para llegar. Estamos también presentes en el Consejo Nacional de Salud y en el Consejo Nacional de Educación, pero todavía no hemos podido llegar al gabinete del gobierno nacional. Y nosotros tenemos planteamientos en salud, en educación, en demarcación territorial, en economía, que debemos discutir con el gabinete de gobierno.

Tenemos planteamientos económicos. Planteamos que la economía de la Costa debe regresar a su comercio tradicional, el que se desarrolló siempre con los países del Caribe y no con el Pacífico de Nicaragua, desde donde todo nos llega más tarde y más caro. Hay una propuesta de plan de desarrollo hacia el Caribe. Los coordinadores de gobierno y los presidentes de los Consejos Regionales han ido a los países caribeños a reuniones, y los presidentes de los países del Caribe han tenido una reunión en Bluefields para discutir cómo articular la economía costeña en el CARICOM. El actual Vicecanciller de Nicaragua, Javier Williams, un costeño, ha venido haciendo muy buen trabajo y está impulsando con fuerza esta orientación económica. Una expresión de este esfuerzo fue la Cumbre Garífuna, celebrada a finales del año 2005 en Corn Island. Se trabaja también en hacer hermanamientos con países del Caribe.

Tenemos propuestas para proteger y conservar nuestros bosques. Pero con propuestas no hacemos nada. Ha habido falta de voluntad nacional. Toda concesión minera, concesión de pesca y concesión forestal paga un impuesto y esa recaudación la han venido utilizando los Gobiernos Regionales en proyectos, pero no se ha utilizado para fortalecer nuestro plan regional de manejo de los recursos naturales. Respecto a la deforestación en nuestros territorios, ha habido denuncias de todos lados. Pero no cambia nada. Porque existen complicidades en las instancias nacionales. También influye que entre los políticos de Managua no hay mucho conocimiento sobre la importancia del bosque. No están familiarizados con el bosque. La mayor parte de nuestros políticos saben de ganadería, y no sienten que sea un delito destruir el bosque de una comunidad para convertirlo en un potrero para ganado. Y a alguien que destruye el bosque lo harán pagar una multa más pequeña que a quien roba ganado. Y así estamos: en la Costa no hay políticas crediticias para mantener el bosque, pero sí hay financiamiento para ganado.

En nuestra agenda, tenemos también planteamientos para mejorar la infraestructura. No se puede seguir castigando a la Costa, impidiendo que nos movilicemos en nuestro propio territorio. Hay épocas del año en que la carretera está completamente destruida y sólo se puede circular por ella si delante va un tractor abriendo camino. En el año 2005 el gobierno nacional envió una delegación a la Costa para dar solución al problema del transporte aéreo hacia la Costa. Y la “solución” fue que nos cortaron los vuelos y durante dos semanas no pudimos viajar. Y después, en Managua se decidió aumentar el impuesto al combustible en la Costa, de tal manera que un boleto de avión Bilwi-Managua, que en enero 2005 costaba 1,580 córdobas cuesta hoy 2,580 córdobas (unos $150).

El papel de la sociedad civil es crucial para que la autonomía avance y para que superemos todos estos obstáculos. Los concejales van a hacer lo que nosotros les permitamos. Tal como están las cosas, si no los empujamos, van a decir: No puedo hacer nada y no hago nada. En la sociedad civil costeña están representadas las iglesias, las ONG, las comunidades de los pueblos indígenas, de los pueblos negros, las universidades. Es una instancia donde están invitados todos y llegan quienes tienen interés en compartir una agenda regional para el desarrollo de la Costa. Como compartimos una misma agenda, nos representamos en las diferentes instancias. Llega el BID, llega la UNICEF, llega el PNUD, y nos repartimos y cada uno va en representación de la sociedad civil, aunque no sea el coordinador, porque no podemos estar en todas partes. Tratamos de dirigir los esfuerzos hacia las prioridades que vamos percibiendo y promover la participación de la población.

Este esfuerzo lo hacemos también en los diseños de nuestra Universidad. Nunca diseñamos exclusivamente una carrera a partir de nuestra visión. Si es salud, preguntamos a los salubristas cómo quisieran que fuera una maestría en salud pública. Y ellos nos dan sus opiniones. Cualquier cosa en la Costa requiere de mucho diálogo. Nos vamos dando cuenta que sólo vamos a sobrevivir con nuestras propuestas y que sólo vamos a hacer avanzar esas propuestas si logramos sobrepasar los intereses políticos y buscamos el interés regional, unos diseñando, otros trabajando, otros incidiendo, todos concertando. En nuestro Consejo Regional de Salud, por ejemplo, participan 450 personas que se reúnen cada seis meses para decirle al Ministerio de Salud y para decirle al Consejo Regional Autónomo cuáles son nuestras prioridades en salud.

Lograr consensos en la Costa no es fácil. Por nuestra historia, una historia de división y de pleitos. Fuimos colonizados por ingleses. Y los negros -que teníamos más educación que los indígenas- fuimos utilizados por los ingleses como capataces de los indígenas. ¿Por qué soy enfermera yo? Yo no quería ser enfermera, pero en la Costa todas las mujeres negras tenían que ser o enfermeras o profesoras. Así estaba diseñado. Yo quería estudiar otra cosa, pero no era posible. Los mískitos y los mayangnas no estudiaban. Lo que había que asegurar era que trabajaran y lo asegurábamos los capataces negros. Y como nosotros los negros oprimíamos a los mískitos, los mískitos se desquitaban oprimiendo a los mayangnas. Les quitaron las tierras y los arrinconaron en el territorio en que hoy viven. Bluefields es la cuna de la cultura negra. Y la cultura negra y los negros blufileños fueron la élite de la Costa Caribe. El Rey Mosco dirigía la Costa, pero lo hacía en el Sur, separado de su pueblo mískito, y con un consejo de asesores negros. Y en Bluefields hubo negros dueños de esclavos indígenas. Y cuando los ingleses salieron de la Costa dejaron al mando a sus hijos, mezcla de negros y blancos. Aunque yo soy de la cultura negra, nací y viví en el Norte, donde los negros son una minoría y la población mayoritaria es mískita. Y aunque nunca nos permitieron hablar la lengua indígena -¡qué vas a hablar eso en esta casa!-, aprendimos a convivir con ellos. Toda esta historia es difícil de borrar. Yo sé que algún día vamos a sanar, pero ese día no es hoy.

Con esta historia, ¿podemos llegar a acuerdos fácilmente? No. Lo único que nos une rápidamente -y esto no lo digo de mala manera-, ¡es ir contra Managua! Si queremos llegar a acuerdos, basta con decir: Miren que van a venir de Managua para decirnos lo que tenemos que hacer. ¿Queremos eso? Y enseguida nos ponemos de acuerdo.

Hoy confiamos mucho en la educación para cambiar nuestra realidad. URACCAN tiene la misión de llevar la educación a todos los sectores costeños. Y para llegar a todos, creamos un recinto en Bluefields, otro en Siuna, otro en Nueva Guinea y otro en Bilwi. Cuatro recintos. Y como si no fuera suficiente, creamos una extensión en Rosita, una en Bonanza y otra en Waslala. Esto es un gran desafío, porque cada recinto tiene su perfil y su forma de organizarse. Cada recinto es diferente. En Siuna es de mayoría mestiza. El de Nueva Guinea es netamente mestizo, hay sólo una negra, una profesora que mandamos de Bilwi. Y en Bilwi la organización de toda la Universidad es más indígena. Todas las etnias se organizan de forma diferente y toman las decisiones de formas diferentes. Y llegar a acuerdos tiene caminos diferentes.

Como URACCAN es una universidad comunitaria, con extensiones a la comunidad, para que la comunidad pueda participar, inventamos siete institutos: uno para medicina tradicional -acompaña el diseño del Modelo Regional de Salud-, un instituto de lenguas -acompañó el proceso del modelo de educación bilingüe-, un instituto de recursos naturales y medio ambiente -apoyó el proceso de ordenamiento del medio ambiente-, un instituto de autonomía -es el que ha acompañado el proceso de demarcación territorial-, un instituto de la mujer indígena -está acompañando, investigando y diseñando la estrategia de trabajo con las mujeres de las diferentes etnias-, un instituto de investigación socioambiental y un instituto de comunicación intercultural, que tiene cuatro radios comunitarias para que la comunicación pueda llegar a todas las comunidades y que administra el Canal 5 de televisión en Bilwi.

En el año 1934, Horacio Hodgson, un senador costeño en el Congreso de Nicaragua, dijo: “Desde la reincorporación de la Mosquitia, pareciera que una sistemática destrucción de este departamento (Zelaya era el nombre entonces) ha sido llevada a efecto por el gobierno de Nicaragua. Antes de esta reincorporación, los indios mosquitos y criollos mantenían un comercio lucrativo y extenso con Europa y los Estados Unidos. Otro error de nuestro gobierno con este departamento durante los últimos 40 años es que no ha acometido el desarrollo del capital nacional, alentando a capitalistas y hombres de negocios del interior para que vengan a estas costas a tratar con nosotros. Este departamento carece de buenos caminos, puertos modernos, de un sistema telefónico y sistemas de adecuados hospitales. Bluefields no tiene nada y produce la tercera parte de la renta nacional”. Desde que esto se dijo han pasado ya 70 años y ésta es la historia de hoy en la Costa Caribe.

Queremos que esa historia cambie. Queremos hacerla cambiar. Nosotros aspiramos a una negociación entre iguales. Con el Ministerio de Transporte tenemos exactamente 32 acuerdos firmados. ¿Han funcionado? No. Con el Ministerio de Salud tenemos 52 acuerdos firmados. ¿Han funcionado? No. Con el Ministerio de Educación tenemos también acuerdos firmados. ¿Han funcionado? No. También le hemos dicho a la cooperación internacional que no va a haber avances en la Costa si los costeños no participamos en la toma de decisiones nacionales. Lo que queremos es consensuar con el gobierno nacional. En el gobierno nacional tiene que haber esos espacios de diálogo y de consenso. Aspiramos a que nos respeten.

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