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Universidad Centroamericana - UCA  
  Número 286 | Enero 2006

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América Latina

“Chile somos todos”

La lucha contra todo tipo de exclusiones y discriminaciones es una de las banderas más novedosas que ha alzado la nueva Presidenta de Chile. Son planteamientos que deben inspirar a la izquierda de América Latina. Porque ser de izquierda es también una actitud ética. Porque la ética de la inclusión, el respeto y la tolerancia son indispensables para ese otro mundo posible con el que soñamos y por el que trabajamos.

Michelle Bachelet

La Concertación es una coalición de partidos que nació para luchar por un Chile mejor. Durante los años 80 ganamos la democracia. Los primeros años de la década del 90 fueron testigos de nuestro esfuerzo y éxito en la consolidación de las libertades que tanto nos costó recuperar. También hemos sido exitosos en los esfuerzos que hacemos día a día para que el país crezca y se desarrolle.

UN CHILE PARA TODOS Y NO SÓLO PARA ALGUNOS

Pero tenemos un gran desafío pendiente. Efectivamente, la democracia y el crecimiento económico que hemos logrado traen oportunidades y beneficios. Llegó el momento de luchar para que estos beneficios sean para todos y no sólo para algunos. Durante mi gobierno combatiremos con decisión el prejuicio y la discriminación, que muchas veces le cierran en la cara las puertas de la oportunidad a nuestra gente. Chile somos todos: queremos progreso para todos y no sólo para algunos.

Es inaceptable que en este país exista tanta discriminación. Los más pobres, las mujeres y discapacitados son sistemáticamente discriminados. No es justo que algunas etnias, credos religiosos, minorías sexuales y los inmigrantes sufran un trato tan desigual y muchas veces vejatorio. ¿Hasta cuándo toleraremos un país con grupos privilegiados? Durante mi gobierno estas situaciones no serán aceptadas. Tenemos que erradicar la discriminación por motivo de raza, color, género u orientación sexual, idioma, religión, opiniones políticas o de cualquier otra índole, origen nacional o social, condición o estatus de inmigrante, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición social.

El primer paso a una sociedad de iguales es construir una sociedad en la que la pluralidad y la tolerancia sean valores principales y abrazados por todos. Durante mi gobierno nos aseguraremos que el Estado fomente estos valores para que ideas de intolerancia y de violencia nunca más sean aceptables.

Modificaremos la Ley Orgánica Constitucional de Enseñanza, para explicitar el fomento de la paz y la no-discriminación. Además, el propio Estado debe ser un ejemplo para el país, por lo que estableceremos un Código de Ética Pública, que erradique cualquier tipo de discriminación arbitraria en los procesos de contratación, trato y promoción de funcionarios. Promoveremos fuertemente la libertad de culto. Implementaremos una política indígena que combata la discriminación y refuerce la identidad de nuestros pueblos, otorgándoles, como primera medida, reconocimiento constitucional.

NO TRANSARÉ EN MI LUCHA
POR LA IGUALDAD DE GÉNERO

Pero no basta con un Estado que impulse valores. Necesitamos un Estado que les asegure a todos un trato igualitario y que proteja a los oprimidos. Las mujeres aún somos discriminadas en Chile. Ganamos menos que los hombres cuando desarrollamos trabajos similares, somos discriminadas en los seguros de salud y en lo previsional. Además, las mujeres sobrellevamos la mayor carga de trabajo doméstico y no son pocas las que tienen que enfrentar maltratos en el hogar.

No transaré en mi lucha por la igualdad de género. En lo político tendremos un gobierno paritario e impulsaremos una Ley de Cuotas, para corregir el déficit de representación política femenina. Garantizaremos el derecho a la continuidad de la educación de la adolescente embarazada o madre, y desarrollaremos programas nacionales de atención en salud sexual y reproductiva para adolescentes. Aplicaremos un gran plan de cuidado infantil y educación preescolar para que las madres trabajadoras no tengan que elegir entre sus hijos y el trabajo.

NECESITAMOS A TODOS

Pero no sólo las mujeres somos discriminadas: muchos de los más de dos millones de chilenos que sufren de algún tipo de discapacidad son abiertamente discriminados y sus derechos no son respetados. Nuestra primera tarea en este ámbito será promover una visión de derechos humanos. Nos preocuparemos de su educación y de su trabajo. Garantizaremos la libertad de desplazamiento de los discapacitados, y para eso seremos muy severos con quienes no cumplan con las adecuaciones previstas por la ley para el acceso de las personas con discapacidad al espacio físico. Estableceremos subsidios a la capacitación, remuneración e infraestructura de las empresas que contraten personas con discapacidad. Necesitamos a todos para que nuestra democracia se mantenga sana, por lo que fortaleceremos el derecho a sufragio mediante un sistema de votación más amigable para los discapacitados.

EDUCACIÓN SEXUAL
Y RESPETO A LAS MINORÍAS SEXUALES

También construiremos un mejor país para las minorías sexuales. Las personas tienen que ser valoradas por sus ideales, su trabajo y sus capacidades. Los chilenos hemos sido injustos en esta materia: nos hemos burlado, hemos discriminado y a veces hemos ignorado los problemas de estos compatriotas. Queremos legislar para entregar estabilidad jurídica a las parejas de hecho, para así regular la adquisición de bienes comunes, derechos hereditarios, cargas y beneficios de seguros. En esta materia, el Estado tampoco puede ignorar su rol docente: incorporaremos en las mallas curriculares contenidos específicos sobre educación sexual, enfatizando el respeto a las minorías sexuales.

POR LOS CHILENOS FUERA DE CHILE
Y POR LOS INMIGRANTES EN CHILE

La dictadura obligó a cientos de miles de chilenas y chilenos a salir al exilio. Muchos compatriotas fueron acogidos por otros países y es momento de reintegrarlos a nuestra sociedad. Trabajaremos para que los chilenos en el extranjero cuenten con los mismos derechos que sus compatriotas que residen en el país, en particular el derecho a votar.

Tal como otros países recibieron a los chilenos expulsados durante el régimen militar, queremos ser un país acogedor. Impulsaremos la elaboración de una nueva ley de extranjería que refleje la realidad actual de Chile como país receptor de cuotas significativas de inmigrantes. Tenemos que incluir la temática de la inmigración en el currículum educacional para que los niños se acostumbren a un mundo globalizado y cosmopolita.

En la Concertación somos testigos del precio de la intolerancia. El recuerdo imborrable de la brutalidad de la dictadura nos obliga a comprometernos con la construcción de una sociedad más tolerante y diversa. El sufrimiento de todos aquellos que se atrevieron a estar en desacuerdo con quienes estaban en el poder me obliga a luchar. La causa es igualmente noble: en mi gobierno terminaremos con la discriminación y las exclusiones.

PRESIDENTA DE CHILE. TEXTO ESPECIAL PARA LA REVISTA “PUNTO FINAL”, SANTIAGO, 9 DICIEMBRE 2005.

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