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Universidad Centroamericana - UCA  
  Número 279 | Junio 2005

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Centroamérica

Migrantes centroamericanos: qué imagen construimos de ellos

Es urgente un repaso a las investigaciones y estudios sobre las migraciones en Centroamérica. Con los temas que se eligen, con lo que se dice y lo que se oculta, con los acentos que se ponen, esculpimos una imagen de nuestros emigrantes. Y al hacerlo, promovemos políticas. Somos responsables. Y por responsabilidad, deberíamos ser escultores éticos.

José Luis Rocha

Centroamérica exporta cada vez más emigrantes. La producción intelectual sobre nuestras migraciones y los avatares de sus protagonistas es una lucha por construir la percepción dominante sobre las migraciones y los migrantes, hombres y mujeres. Los investigadores -frecuentemente animados por una determinada voluntad política- cincelan sus conceptos, espolvorean los datos, priorizan ciertos temas, invisibilizan otros y modulan su retórica buscando el tono más persuasivo para definir el complejo fenómeno de las migraciones, atravesado por intereses, prejuicios, ideologías, lucidez y miopía. Su compromiso con grupos y causas específicos hace que sus esfuerzos por acuñar los conceptos definitorios sean una inversión política.

INVESTIGADORES DE LAS MIGRACIONES:
ESCULTORES DE PERCEPCIONES

En la percepción que predomine sobre los migrantes se juegan quienes emigran posibilidades de asimilación, de inserción económica, el cultivo de su identidad... Existe una presión para que las políticas estatales hacia los migrantes se correspondan con la imagen que los actores sociales han elaborado sobre las migraciones. La percepción sobre el impacto de las migraciones en la economía, la cultura, las formas de vida y otros aspectos condiciona las oportunidades que encontrarán los migrantes. Esta correlación fue destacada por el filósofo alemán Jürgen Habermas cuando afirmó que la disponibilidad a integrar políticamente a los inmigrantes económicos depende también de cómo perciban las poblaciones autóctonas las consecuencias sociales y económicas de la inmigración.

Es una tesis que mutatis mutandis puede hacerse extensiva a los países de origen y a los de tránsito. En el caso de los países originarios, según la imagen que construyamos de los emigrantes, éstos se juegan las oportunidades de respaldo del gobierno, la voluntad de negociar tratados bilaterales en su beneficio -incluyendo convenios de migraciones de trabajadores temporales-, el aprovechamiento de las remesas, las amnistías migratorias y la capacitación de los funcionarios de migración, entre otras políticas, programas y convenios. En el caso de los países de tránsito, se juegan ante todo la posibilidad de disminuir los riesgos durante la travesía.

Los investigadores de esta realidad son como escultores de percepciones. ¿Qué margen se reserva al compromiso político en la producción intelectual sobre las migraciones? ¿Hay posibilidad para que los investigadores ayudemos a disolver los clichés peyorativos y falaces sobre las migraciones? Y con un interés más político: ¿hay percepciones que no cosechan al máximo los beneficios de las migraciones? ¿Las que hay multiplican sus efectos adversos? Finalmente, ¿qué podemos hacer para reducir a su mínima expresión las percepciones inadecuadas?

ABUNDAN ESTUDIOS SOBRE LAS REMESAS:
SON ECONOMICISTAS Y DE UN ÚNICO SENTIDO

En la investigación centroamericana sobre migraciones se precia una segmentación temática de acuerdo a los intereses y mandatos de las instituciones que las financian y/o las realizan.

Los estudios específicos sobre migrantes centroamericanos del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y de la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) han centrado su atención en las remesas familiares y en su potencial para activar las inversiones denominadas productivas. La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) también ha puesto énfasis en las remesas, pero ha expandido su interés hacia otros temas: las políticas migratorias, los flujos de migrantes y sus efectos demográficos.

Los estudios de remesas están habitualmente orientados a cuantificar su volumen e impacto en las inversiones de los hogares receptores, con la intención de estimular el interés de los gobiernos y del sector privado de la región en crear programas de inversión familiar, ahorro, préstamos para vivienda e inversión comunitaria según el modelo 2 x 1: un dólar del nivel central del gobierno y otro del nivel local por cada dólar que los migrantes destinen a una obra pública de su municipio. Menos mencionado, pero gradualmente más presente, aparece el tema de la reducción de los costos de transferencia de las remesas.

La mayor parte de estos estudios son realizados por economistas, con base en el manejo de las macro-estadísticas y encuestas focalizadas en un territorio elegido como laboratorio por su elevada propensión a emitir migrantes y por su enorme nivel de pobreza.

En torno al tema de las remesas, el punto de vista de otros científicos sociales -sociólogos y antropólogos-, así como el empleo de otras metodologías –historias de vida, grupos focales o entrevistas a profundidad- no han sido de interés para los organismos financiadores, ni siquiera para ponderar las posibilidades reales de implementar las políticas propuestas.

El resultado de los estudios sobre remesas ha sido una serie de sugerencias extraterrenales, economicistas, de un solo sentido -dinero que va del país de destino al de origen- e ignorantes de la vasta gama de funciones y significados de la economía migratoria. Ignorantes de ese flujo de doble sentido que, en cuanto a relaciones, tienen las remesas y que implican un ritmo de comunicación y sus efectos, el surgimiento de un consumo guiado por la nostalgia, la redistribución de cuotas de poder y de funciones en la unidad familiar, y muchas otras transformaciones de efecto sustancial que se derivan del uso de las remesas.

EL DERECHO A EMIGRAR
Y LA CRIMINALIZACIÓN DE LAS MIGRACIONES

En sus investigaciones, la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) muestra intereses contradictorios. La oficina de Guatemala financió y publicó una serie de cuadernos de investigación sobre temas muy variados: seguimiento a las reuniones de la Conferencia Regional de Migraciones (CRM) y de la Comisión Centroamericana de Directores de Migración (OCAM), migraciones temporales, convenciones internacionales sobre derechos de los migrantes, migraciones y producción, etc. Varios de estos estudios pusieron un énfasis en los derechos humanos de los migrantes y en la defensa del derecho a migrar. Incluso uno de ellos fue realizado con el Instituto Interamericano de Derechos Humanos, con un marcado enfoque a favor del derecho a migrar, situando este derecho por encima de consideraciones de otra índole, como la seguridad nacional y la gobernabilidad.

Sin embargo, en el ámbito regional la OIM también ha financiado estudios de caso sobre el tráfico de migrantes. En ellos abundan afirmaciones que criminalizan la migración, magnifican el poder y organización real de los traficantes y formulan generalizaciones injustas al denunciar supuestos vínculos entre el tráfico de migrantes y el narcotráfico y el crimen organizado.

Estos estudios de caso están al servicio de los intereses de quienes desean controlar y mermar las migraciones hacia el Norte y presentarlas como flujos ilegales a los que no tienen derecho los trabajadores del Sur. Desplazan la atención del hecho de que la multiplicación de restricciones a los movimientos de población en los países de tránsito y destino hace de la migración una opción gradualmente más riesgosa y hasta letal, y buscan presentar los abusos que los traficantes cometen en las personas de los migrantes como el principal problema.

Declaran incuestionable el derecho de los Estados-nación a negar el ingreso a sus territorios a ciudadanos de otros países. Criminalizan la migración. Aunque redactados en el estilo lacónico y expedito de un parte policial, su divulgación a cargo de funcionarios estatales les ha agenciado un éxito notable en diseminar una percepción sobre las migraciones que estigmatiza a los traficantes, estrategia esencial para cortar el flujo migratorio.

ESTUDIOS SOBRE MUJERES MIGRANTES:
UN ÁREA CLAVE

La Organización Internacional del Trabajo (OIT) ha realizado estudios sobre migrantes mujeres trabajadoras y sobre la situación general de todos los migrantes laborales centroamericanos, ponderando el volumen de acuerdo a países de origen y de destino, exponiendo su peso en los mercados de trabajo y documentando las condiciones para el ejercicio de sus derechos. En la primera línea se sitúa el estudio de Olimpia Torres y Milagros Barahona titulado Las migraciones de nicaragüenses al exterior: un análisis desde la perspectiva de género. En la segunda línea existe un amplio estudio elaborado por Abelardo Morales.

El interés de la OIT por los temas de género y los derechos de los trabajadores y trabajadoras da un sello distintivo a su enfoque. Dado el enorme número de migrantes mujeres que trabajan como empleadas domésticas en Costa Rica, estos estudios representan un aporte a un área clave.

El Fondo de Población de las naciones Unidas (UNFPA) es otro organismo multilateral cuyo interés por los migrantes ha venido creciendo y ha sido sostenido en el tiempo. Su interés se ha centrado en informar, sensibilizar, poner el tema sobre el tapete y proporcionar insumos valiosos y asesorías a los formuladores de políticas en un contexto en el que los temas de población no son el platillo más apetecido por los funcionarios estatales. El UNFPA ha financiado estudios sobre migraciones internas, volumen y composición de migrantes internacionales, políticas migratorias y mujeres migrantes. En términos generales, son investigaciones orientadas a ofrecer una panorámica general, sugerir programas y pronosticar tendencias. Todavía el UNFPA tiene pendiente el reto de emprender estudios regionales, lo que le compete y debería facilitar por su carácter de organismo de Naciones Unidas.

UN ABANICO DE TEMAS VARIADOS
DONDE AÚN FALTA UN ESTUDIO REGIONAL

Los académicos han desplegado un abanico de temas más variados: redes de migrantes, comunidades transfronterizas, comunicación, relaciones afectivas, género, mujeres adolescentes, cambios culturales, mano de obra agrícola, etc. Destacan los estudios de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO), especialmente numerosos en las sedes de Guatemala y Costa Rica. Muchas de estas investigaciones presentan la limitación de ser estudios de caso constreñidos a pequeños territorios.

A partir de su micro-nivel no es posible derivar conclusiones generalizables. Sin embargo, aportan pistas que pueden ser convertidas en insumos para una política migratoria de cobertura nacional y exploran áreas novedosas y señaladas por cruces temáticos muy sugerentes, como los aspectos culturales y de género. Aunque los cruces de género ha sido un área más explorada por académicas estadounidenses, como los análisis de género y poder en espacios transnacionales de Sarah Mahler, las combinaciones temáticas empiezan a ser una forma de abordaje de la academia centroamericana. Un ejemplo de ello es Cómo las remesas en dólares transforman una aldea, trabajo del antropólogo guatemalteco Ricardo Falla que publicó Envío en mayo 2000.

En todas las instituciones mencionadas permanece como un punto pendiente en la agenda el reto regional. Los estudios regionales han sido hechos más por académicos mexicanos que por estudiosos centroamericanos. Cada nación estudia sus migrantes, excepto los costarricenses, mucho más preocupados por los numerosos inmigrantes nicaragüenses que hay en su territorio que por los no tan escasos emigrantes connacionales. La fragmentación por nacionalidades en el tratamiento de las migraciones de centroamericanos sólo ha sido superada muy escasamente. No lo ha sido siquiera por los organismos de cuyo carácter multinacional se esperaría una visión más complexiva en términos geográficos.

La posibilidad de que se realicen estudios comparativos entre países, como el del norteamericano Edward Funkhouser sobre remesas en El Salvador y Nicaragua, tropieza con el accionar no coordinado de las oficinas que en cada país centroamericano tienen las entidades financiadoras de las investigaciones.

CONSULTORES, ACADÉMICOS Y PERIODISTAS:
DEPENDENCIAS, RENUNCIAS Y DIVORCIOS

¿A quiénes han contratado estos organismos para realizar sus estudios? La mayoría de las instituciones interesadas en los estudios de migrantes contratan a consultores porque la forma de inserción laboral de éstos se adecúa a los requerimientos de los organismos: productos rápidos en fechas y a precios pactados.

En el mercado de las consultorías se encuentran profesionales muy capacitados en temas de migración. A menudo, están más capacitados que los insertos en las universidades. Pero con más frecuencia la predilección de los organismos financiadores por los consultores independientes opera como un mecanismo de desplazamiento, que activa o refuerza la emigración intelectual desde las universidades: los intelectuales más capacitados de las universidades se orientan hacia el más lucrativo mercado de las consultorías. Las universidades dan el tiro de gracia imponiendo una inflexibilidad laboral a sus académicos -carga docente, horarios férreos, costos administrativos- que no hace más que colocarlos en desventaja frente a sus colegas que van de freelance.

La carencia de financiamiento y la mínima disponibilidad de tiempo ha mermado sensiblemente entre los académicos el interés por las migraciones. De hecho, disminuye su interés por cualquier esfuerzo adicional a las obligaciones más imprescindibles. Por su parte, el principal problema de los consultores/investigadores “independientes” consiste en que, para permanecer en el mercado con una cotización muy favorable, deben amoldarse a sus diversos patrones. Deben hacer trajes a la medida del financiador, aceptando temas, censuras, metodologías, mecanismos de difusión, tiempos, matices, tonos y formas de abordaje. Han evadido algunos aspectos de la dependencia laboral -sujeción a un espacio y a un horario- para acentuar la sujeción ideológica. Algunos pasan de un tema a otro, cambian de énfasis y reconfiguran sus tesis con camaleónica habilidad. Pierden de vista su papel como constructores de una percepción sobre los migrantes y relegan a un plano secundario su potencial político.

Esta especie de renuncia a la incidencia política se manifiesta ante todo en el hecho de que investigadores académicos y consultores no estén divulgando sus estudios. Cada día es más acentuado el divorcio entre académicos y periodistas y el casi total abandono de las páginas de opinión a los no especializados. A lo sumo, los estudios se presentan en foros ante los ya iniciados y los ya convencidos, y descansan luego en la paz de una gaveta. Los periodistas pocas veces tienen oportunidad de cultivar su punto de vista con los hallazgos de los académicos, y éstos a su vez se niegan a descender desde el púlpito del Alma Mater hasta las pedestres páginas de un periódico. ¿Olvidan acaso que Marx y Keynes alternaban su producción de macroteorías con la incidencia periodística?

ACRÍTICOS REPETIDORES DE CLICHÉS:
¿POR INTERÉS, NEGLIGENCIA... POR QUÉ MÁS?

Otro público de los investigadores podría ser el de los pares académicos. Pero el acceso a publicar en las revistas científicas encuentra un doble desincentivo para los intelectuales centroamericanos. Por un lado, el público académico no es el blanco principal de nuestras producciones. Hay que responder al cliente inmediato que paga y que no presta mucha atención a los puntos obtenidos en el campo académico.

El resultado -de todos estos factores y tendencias- es que poco se conoce lo que los centroamericanos han investigado sobre migración. Por otro lado, para la mayoría es difícil acceder a las revistas académicas consagradas: estando las más prestigiosas de ellas en los países industrializados y siendo muchas de ellas revistas en inglés, quedamos excluidos quienes no manejamos la lengua en boga de la academia y no disponemos del instrumental metodológico, del financiamiento y de los materiales -artículos y libros frescos- que nos ayudarían a situar nuestros argumentos en el debate reciente.

El origen de la segregación académica fue expuesto por el científico social Walter Mignolo, quien explica que el poder colonial y las diferencias coloniales, en sus fundamentos etnorraciales y epistemológicos, funcionaron claramente en la distribución geopolítica del mundo y en la consecuente distribución de la labor científica. La sociología y la economía fueron las disciplinas cuyo dominio de estudio fue el Primer Mundo. El Segundo Mundo fue un dominio principalmente atribuido a las ciencias políticas. El Tercer Mundo se convirtió primordialmente en un dominio de la antropología. América Latina no sólo era Tercer Mundo, sino también un mundo de habla hispana, en un contexto en el cual el español ya no era una lengua hegemónica en la academia. De acuerdo con la división tripartita del mundo por áreas de estudio, nuestro continente fue considerado un lugar donde se producía cultura, pero no cultura científica o cultura académica.

La suma de estas situaciones -la dependencia financiera, la falta de acceso a información actualizada y calificada, la minimización del rol político de los intelectuales, la segregación académica- ha conducido a evitar temas tabú, a repetir los mismos clichés, a no incursionar en innovaciones metodológicas, a reducir el interés a los temas políticamente convenientes y financiables, a deponer los cinceles de escultores de percepciones y a la recepción acrítica -y, por ello, altamente peligrosa- de ciertos conceptos y posiciones. Esto ha llevado a la difusión de percepciones erróneas sobre los migrantes, acuñadas al son de los intereses de unos y a las negligencias de otros. Los interesados difunden un punto de vista. Los negligentes lo repiten por comodidad o no lo cuestionan por indiferencia.

FALSA DICOTOMÍA: REMESAS PRODUCTIVAS
VS REMESAS IMPRODUCTIVAS

Mencionemos únicamente tres de las visiones sobre los migrantes que mayor éxito han alcanzando y que merecen que se las tome con pinzas para exponerlas a las radiaciones de la crítica.

Ha sido muy bendecida y repetida por los analistas la distinción entre las remesas productivas y sus adversarias las remesas improductivas, más frecuentemente llamadas remesas destinadas al consumo, o remesas de subsistencia, o simplemente remesas familiares a secas, sin ese adjetivo -productivas- con que se las dignifica y se les permite entrar por la puerta grande de los textos que contienen las políticas.

Una vez puesto a rodar un concepto, no es tan sencillo que alguien lo detenga. Y en cambio sí es muy frecuente que muchos lo repitan, porque su uso demuestra que quien lo emplea está al tanto del tema y hace gala de la jerga técnica. En foros y conferencias, cuando quienes investigamos sobre migraciones explicamos qué tema nos ocupa, jamás falta un representante de una agencia internacional con la pregunta que traía a flor de lengua: ¿Han pensado en investigar las remesas productivas?

La FAO y el BID están muy interesados en las remesas productivas. Regularmente, organizan foros sobre tan apetecido tema. Han llegado incluso a plantear la necesidad de reducir el costo del envío de las remesas. Notable avance. Pero jamás sueltan un comentario sobre la necesidad de garantizar los derechos humanos de los migrantes, aunque sólo fuera para asegurar un mayor volumen de remesas, las productivas, claro está.

ESCULPIR IMÁGENES POSITIVAS:
PIONERAS, SOLIDARIOS, CONSTRUCTORAS...

Sin desdeñar el papel económico de las remesas, hay que atender a otras de sus dimensiones. Las remesas son pocas veces presentadas como lo que son en su dimensión más humana: una impresionante manifestación de la solidaridad familiar. El migrante, la migrante, antes que como hombre remesante por ser homo economicus, debe ser estudiado y aplaudido como hombre solidario, hombre de la nostalgia, constructora de comunidades, pionera en diversos territorios y culturas, o incluso como un inquieto insatisfecho.

Ésas son algunas de las imágenes que habría que esculpir, que sería valioso ayudar a difundir, porque pondrían el acento en aspectos mas vivenciales de la migración y ayudarían a resituar la dimensión económica en sus múltiples relaciones, no atribuyendo al migrante una mentalidad calculadora que opera más en los esquemas mentales del analista que en personas que, en términos del pensador francés Pierre Bourdieu, han reprimido su propio interés y, por ello, se han negado a someterse al principio de la economía.

¿SON IMPRODUCTIVAS LAS REMESAS?
SE TRATA DE UNA VISIÓN NEOLIBERAL

La muy cacareada distinción entre remesas productivas y remesas de consumo, además de excluir las inversiones familiares en salud, educación y alimentos del rubro de las inversiones productivas -como si una población económicamente productiva no tuviera que ser también una población sana, educada y bien alimentada-, es una distorsión que conduce a políticas que refuerzan un neoliberalismo más efectivo por más solapado.

La distinción presenta como natural lo que no es sino una (de)formación sociopolítica que obedece a una determinada correlación de fuerzas: la configuración política neoliberal que dispone que las inversiones en salud y educación deben ser inversiones privadas. En ese discurso, las remesas que se invierten en salud son improductivas porque es “natural” que una familia -y no el Estado- invierta en salud. Sólo pueden reclamar aplauso las remesas que tienen otros destinos, como la compra de un tractor, porque ésa es una inversión extraordinaria.

A la postre, el concepto de remesas productivas deviene en que las propuestas de organismos internacionales apunten a una estrategia que, además de exigir que las remesas cubran los gastos en víveres y medicinas -umbral mínimo-, lleguen en cantidad suficiente para compensar la nada democrática distribución del crédito, para convertirse en los inexistentes seguros por desastres naturales y para sustituir al inoperante seguro por invalidez. Ésa es la gran paradoja de las remesas: inscritas en una tradición de solidaridad y ética colectiva, derivan en instrumento para sostener un modelo socioeconómico -el neoliberal- al que subyace un ethos individualista y que supone el desmantelamiento de instituciones que ejecutan actividades de interés colectivo.

Como en el tema de los desastres naturales, donde el desarrollismo ha hecho perder de vista que la mitigación de desastres no es únicamente un asunto de ordenamiento territorial e infraestructura productiva adecuada, el economicismo desarrollista reduce a los migrantes a sus condiciones de remesantes e impone a las remesas funciones sociales que descargan al Estado y que descontextualizan las remesas de las condiciones sociales en que son generadas.

Conviene por ello retomar el antídoto de Bourdieu contra la visión ahistórica de la ciencia económica: reconstruir la génesis de las disposiciones económicas del agente económico, su propensión al ahorro y al cálculo. En este caso, su inclinación a enviar remesas, entendiéndola como un evento socialmente condicionado y no explicable meramente por la abstracción de la teoría económica, porque el cálculo estrictamente utilitario no puede dar cuenta de las prácticas que permanecen inmersas en lo no económico; y, sobre todo, no puede dar razón de lo que posibilita el objeto del cálculo. Para el caso que nos ocupa, no da cuenta de las condiciones que convierten a un migrante en un emisor de remesas.

REDUCCIONES ECONOMICISTAS

Estas reducciones economicistas fueron examinadas varias décadas atrás por el economista Karl Polanyi, quien mostró cómo se privilegian ciertas políticas al entronizar la economía mercantil y convertir en aleatorias las transformaciones sociales. Polanyi propuso no subordinar el perfil social al progreso económico. Propuso encontrar primero la esencia de la convivencia histórica y de los intercambios para que el pragmatismo económico no anulara los valores esenciales de la vida humana.

Según Polanyi, el hecho de que la economía primitiva y su convivencia no comercial se relegara a la prehistoria condujo inconscientemente a una inclinación de la balanza a favor de una sicología de la comercialización, porque dentro del período relativamente corto de los últimos siglos todo podría tender hacia el establecimiento de lo que eventualmente se estableció, es decir, un sistema de mercado, con independencia de otras tendencias temporalmente sumergidas. Como es evidente, la corrección de tal perspectiva de ‘corto plazo’ habría consistido en la conexión de la historia económica con la antropología social, un camino que consistentemente se evitó. El gran descubrimiento de la reciente investigación histórica y antropológica es que la economía humana está sumergida por regla general en las relaciones sociales de los hombres. El hombre no actúa para salvaguardar sus intereses individuales en la posesión de bienes materiales, sino para salvaguardar su posición social, sus derechos sociales, sus activos sociales. El hombre valúa los bienes materiales sólo en la medida en que sirvan a este fin.

TAMBIÉN HAY “REMESAS TECNOLÓGICAS”
Y “REMESAS SOCIALES”

Aunque en otras latitudes se ha disuelto la reducción economicista del concepto de remesas -del que la distinción entre remesas productivas e improductivas es sólo una manifestación-, en Centroamérica apenas se escuchan leves ecos de las conceptualizaciones más complejas que muestran la existencia de otros tipos de transferencias y sus vínculos con la dimensión económica. Muchos académicos anglosajones parten actualmente del supesto de que las remesas no son un paquete monotemático e independiente del contexto. La definición de remesas ha sido reformulada por los analistas sociales para incluir elementos que no son estrictamente económicos.

Sandra Nichols enfatiza la importancia del conocimiento, habilidades y tecnología que traen consigo los migrantes que retornan y que podrían ser llamadas remesas tecnológicas. Y Peggy Levitt usaba desde 1998 el término remesas sociales para describir la difusión de varios tipos de prácticas sociales, ideas y valores que acompañan al proceso migratorio. Estas perspectivas ponen en evidencia que los emigrantes también protagonizan otros eventos y son vistos desde otras perspectivas que pueblan el amplio espectro de la temática migratoria. Pero las investigaciones centroamericanas sobre remesas han asumido muy raras veces estos enfoques, algunos de los cuales no son siquiera tan recientes.

LA FALACIA DE EQUIPARAR “COYOTES”
A NARCOTRAFICANTES

Pregonados por los medios de comunicación, muy del gusto de algunos funcionarios estatales y a veces reiterados por investigadores, se presentan los adjetivos que denigran a los traficantes de migrantes.

En algunos de sus documentos, la OIM ha presentado a los migrantes como víctimas del tráfico ilegal y a este tráfico como una actividad de redes vinculadas al narcotráfico y al crimen organizado y, por tanto, semejante a estas actividades y merecedora de la consecuente punición. El presupuesto de este enfoque es que los flujos migratorios ilegales tienen una estrecha relación con la peor delincuencia y son posibles gracias a los peores criminales. Su consecuencia manifiesta es la justificación de las medidas represivas para controlar las migraciones, so capa de controlar a los traficantes de migrantes.

Para que la escultura de la imagen criminalizadora del tráfico de migrantes sea eficiente se deben extremar los calificativos, dramatizar el evento y asociarlo a lo peor. Por eso el informe de la OIM sobre el tráfico ilegal en Costa Rica dice que se han detectado redes internacionales de tráfico ilegal de migrantes que operan tanto desde Suramérica a Estados Unidos como las que se encuentran organizadas para ingresar a la región migrantes extra-regionales desde Asia, África y Europa Oriental. También existen redes locales pero éstas en su gran mayoría se encuentran vinculadas a las primeras. Dichas redes tienen acceso a hoteles, casas privadas disfrazadas en las cuales se alojan migrantes en condición irregular, y se les brinda transporte y documentación fraudulenta. El informe enfatiza que se trata de redes criminales que se dedican al tráfico de migrantes. El informe de Nicaragua destaca que las autoridades nicaragüenses señalan que el fenómeno del tráfico ilegal de personas se encuentra estrechamente vinculado al narcotráfico y existen importantes conexiones entre traficantes de migrantes en condición irregular y narcotraficantes. En muchos casos los migrantes son obligados a transportar la droga, como parte del pago. Y se acentúa dramatizando: Las redes de tráfico nacional e internacional de migrantes en condición irregular crecen y se especializan día con día.

En la realidad, aunque existen muchos abusos de parte algunos traficantes -robos y violaciones-, la mayoría de los llamados “coyotes” operan de manera individual y a bajo costo. Muchos trasladan a sus familiares y vecinos como una forma de prestar un servicio comunitario. La realidad masiva no corresponde a las dramatizaciones de los informes de la OIM y de sus repetidores. No hay duda de que la proliferación de esta leyenda negra sobre el tráfico ilegal de migrantes muestra el triunfo parcial de un sector adverso a las migraciones. Pero, ¿qué muestra la relativa indiferencia de los investigadores respecto de la difusión de esta imagen? Muestra acaso que no son conscientes de los efectos negativos de ciertas imágenes? ¿O muestra el condicionamiento financiero de las investigaciones, indicando que sólo se puede reflexionar sobre aquellos tópicos que obtienen fondos?

EL MITO DEL NACIONALISMO
Y LAS EXPERIENCIAS DE LOS AÑOS 80

Los informes sobre tráfico ilegal de migrantes también alimentan y refuerzan el mito del nacionalismo. La criminalización de las migraciones ilegales, o incluso la mera clasificación de ciertos movimientos como “ilegales” parte del presupuesto implícito del derecho incuestionable de los Estados-nación a negar arbitraria y masivamente el ingreso de migrantes. Para muchos políticos e investigadores la nación es un tótem incuestionable y no una construcción social con funciones específicas, limitada en el tiempo y sujeta a evolución. Desafortunadamente, pero no casualmente, el boom de las migraciones internacionales coincide con la fiebre de los nacionalismos.

El filósofo español Fernando Savater, a quien le ha tocado padecer el fuego cruzado entre el terrorismo separatista vasco y la violencia nacionalista del Estado español, ha buscado desentrañar las bases del nacionalismo: Los hombres -nos dice- buscamos permanentemente un sentido a nuestro estar junto a otros, algo que trascienda al instinto gregario y sea más espiritualmente gratificante que la fuerza de las necesidades materiales. La más prioritariamente humana de nuestras aspiraciones es la de sabernos pertenecientes a una unidad superior, una vez dotada y dadora de significado.

La tensión entre ciudadanía e identidad nacional fue puesta a prueba en Centroamérica durante la década de los años 80 por el enorme volumen de refugiados intra-regionales que generaron los conflictos armados. En algunos países -Nicaragua recibiendo salvadoreños-, la afinidad ideológica, la identidad sobre bases de una opción ideológica, permitió experiencias sobresalientes en este ámbito. Pero en otros países el mito del nacionalismo se impuso para contraponer la seguridad nacional a los derechos humanos. Y ésta es la posición que prevalece entre los gobiernos centroamericanos para dar lugar a lo que Habermas denomina el chauvinismo del bienestar, que agudiza la pugna entre los principios universalistas del Estado democrático de derecho, por un lado, y las pretensiones particularistas de integridad de las formas de vida en que se ha crecido, por otro.

Habermas se inclina por una concepción del Estado y el derecho favorable a las migraciones: El derecho democrático a la autodeterminación incluye, ciertamente, el derecho a preservar la propia cultura política, la cual constituye el contexto concreto para los derechos ciudadanos; pero no incluye el derecho a la autoafirmación de una forma de vida cultural privilegiada. En el marco de la constitución de un Estado democrático de derecho pueden coexistir en régimen de plena igualdad múltiples formas de vida. Pero éstas tienen que solaparse en una cultura política común, que, a su vez, permanezca abierta a los impulsos que puedan venirle de nuevas formas de vida aportadas por los inmigrantes. Y ello es posible porque la nación de ciudadanos encuentra su identidad no en rasgos comunes de tipo étnico-cultural, sino en la praxis de ciudadanos que ejercen activamente sus derechos democráticos de participación y comunicación.

LOS ESFUERZOS CONTRA LA XENOFOBIA
EN COSTA RICA

El nacionalismo no sólo se manifiesta en intereses estatales y económicos, sino también en percepciones ampliamente diseminadas entre el grueso de la población. Afortunadamente, existe en Costa Rica -el único país de la región cuyo saldo migratorio es positivo- un grupo de intelectuales que está produciendo estudios contra la xenofobia, basados en una arqueología de cómo se construyó y qué funciones tiene el imaginario nacionalista en ese país. Destacan los trabajos de Carlos Sandoval y Alexander Jiménez Matarrita.

Las investigaciones de Sandoval son notables por su innovación metodológica. Combinando investigación, acción y transformación de la realidad investigada, mediante la investigación-persuasión de los entrevistados, sus trabajos arrojan pistas sobre nuevas posibilidades para los estudios de migraciones y la investigación en general, a fin de que ésta rompa los clichés -metodológicos y discursivos-, desenmascare la función esterilizante y perniciosa de esos estereotipos y esculpa nuevas imágenes que posibiliten una convivencia social gratificante y enriquecedora.

PODEMOS JUGAR UN PAPEL VITAL

El análisis de los intereses creados, la abulia, las peligrosas repeticiones de clichés y las novedosas líneas de investigaciones que van moldeando las percepciones sobre los migrantes sugieren -a veces demandan- nuevos retos, dentro del reto monumental de cambiar las percepciones xenófobas, criminalizadoras, nacionalistas y economicistas de las migraciones.

Las investigaciones pueden jugar un papel vital como insumo para cambiar las percepciones y para adecuar las políticas a los giros que las migraciones y sus consecuencias vayan adoptando en su desarrollo, de manera que se preste atención, entre otros factores, a la aparición de nuevas facetas, teorías, conceptos, compromisos internacionales, políticas de países vecinos y países de tránsito y destino, vínculos entre migraciones, estadísticas y otros acontecimientos: tratados de libre comercio, desastres naturales, descentralización, estrategias de desarrollo, etc.

En el ámbito de las estadísticas es y seguirá siendo de enorme utilidad la información que provea el Sistema de Información y Estadística sobre Migración en Centroamérica (SIEMCA), que dispone de la asesoría del Centro Latinoamericano de Demografía (CELADE/CEPAL). Este programa de acopio, procesamiento y análisis de datos, iniciativa de las Direcciones de Migración y Extranjería y de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), podrá desplegar mayor utilidad mediante una sinergia con estudios que usan metodologías cualitativas para profundizar en ciertos aspectos más testimoniales de las migraciones y con la aplicación de marcos teóricos que ayuden a trascender la mera facticidad de los datos. También podría generar información puesta al servicio de mejores causas que las de vigilar y controlar.

BUSCAR TEMAS RELEVANTES
Y VINCULARLOS CON EL DESARROLLO

Es imprescindible una identificación de temas relevantes de investigación para enriquecer las boletas de los censos y encuestas nacionales y aportar al diseño de políticas migratorias. Algunos de los temas clave para orientar la formulación de políticas migratorias son, entre otros: oferta y demanda de fuerza laboral, derechos humanos de los deportados y migrantes en tránsito, adecuación de los marcos legales de cada país centroamericano a las convenciones y protocolos internacionales sobre derechos de los migrantes.

Los mismos investigadores debemos luchar por una política migratoria que incentive las investigaciones que vinculen las políticas de desarrollo con las migraciones: que muestren la relación de las migraciones con otros eventos económicos, políticos, sociales y culturales; que superen las limitaciones temporales y espaciales, no estando siempre constreñidas a un ámbito local y a un tiempo determinado, a fin de establecer conclusiones de mayor alcance; que tiendan a proponer medidas no controladoras para enfrentar las migraciones; que monitoreen el ejercicio de los derechos humanos de los migrantes; y que adapten los conceptos de académicos con experiencia en este campo.

“Y ESTO, ¿PARA QUÉ SIRVE?”

Para ello se necesitará mayor independencia financiera y una concepción más ética del ejercicio de las ciencias sociales que incluya la investigación-acción transformadora. Solo así será posible una agenda que derive de una concepción no mercantilista del contenido y de los hallazgos de la investigación. Gracias a los migrantes mismos aparece el “¿y ahora qué?”, cuestionamiento que nos lanzan a los investigadores cuando exponemos ante ellos nuestros hallazgos. Porque cuando uno emprende una investigación, los entrevistados preguntan: “¿Y esto para qué sirve?” Los entrevistados exigen una utilidad relativamente inmediata, una incidencia y aplicación de los hallazgos.

Los intelectuales latinoamericanos, mucho más que los académicos de los países industrializados, experimentan la exigencia de un compromiso político. De ahí la posibilidad de que el sustituir las percepciones políticamente interesadas y socialmente perversas sea todo un reto. La capacidad y el compromiso para desmontar esas percepciones, para, como escultores éticos, producir otras es lo que garantiza eficacia epistemológica y eficacia política. En el nudo estará siempre esa pregunta, que es un llamado “¿Y ahora qué?”

INVESTIGADOR DE NITLAPÁN-UCA. MIEMBRO DEL CONSEJO EDITORIAL DE ENVÍO.

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