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Universidad Centroamericana - UCA  
  Número 7 | Diciembre 1981

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Nicaragua

Crecen las tensiones entre Nicaragua y Estados Unidos

Las amenazas por parte del gobierno de los Estados Unidos contra Nicaragua y Cuba, aumentaron en intensidad y dramatismo. La Administración Reagan habló de un bloqueo naval y de una intervención militar directa.

Equipo Envío

Las amenazas y acusaciones del gobierno de Estados Unidos han causado reacciones no sólo en el interior de Nicaragua, sino también en el exterior. Dentro del país estas amenazas se han constituido en un punto alrededor del cual, las diferentes fuerzas políticas-económicas-sociales, tienden a unirse más sólidamente.

Muchos medios de comunicación de los Estados Unidos y Europa Occidental minimizaron la verdadera significación de estas amenazas y dijeron que los países amenazados habían exagerado sus reacciones considerando la "buena voluntad" demostrada por el Gobierno Reagan en sus "esfuerzos" por buscar la paz en el mundo. Otras fuentes informativas insinuaron que el FSLN y el Gobierno de Nicaragua trataban de provocar una cierta "histeria política" para disminuir las contradicciones internas del proceso y poder cerrar filas en torno a las amenazas.

Las amenazas hacia Nicaragua no se pueden ver de forma aislada, fuera del contexto de la política de los Estados Unidos para toda América Central. Los EE.UU. evidentemente, están decididos a lograr una victoria militar en El Salvador. Las amenazas contra Nicaragua están relacionadas con esta determinación. Las acusaciones son básicamente tres:

* que Nicaragua está fomentando la revolución y sosteniendo a los guerrilleros salvadoreños y/o guatemaltecos.

* que el aumento militar en Nicaragua se ha hecho tan intenso que amenaza la estabilidad del área.

* que Nicaragua se ha convertido en un estado totalitario.

La primera acusación es utilizada para justificar la presencia de los Estados Unidos y la ayuda que presentan a la Junta Salvadoreña; la segunda trata de justificar un aumento de ayuda militar al resto de los países de América Central. En todas las acusaciones se puede ver la preparación del terreno para una posible intervención militar en Nicaragua.

El costo de responder a estas amenazas militar y diplomáticamente es muy grande. Nicaragua todavía está luchando precariamente para recuperarse de la destrucción ocasionada por la lucha contra el somocismo. El país no tiene los recursos suficientes para desviar el trabajo necesario de reconstrucción para combatir una "amenaza inventada".

Intervención estadounidense y reacciones latinoamericanas

En general, la opinión pública de los países autodenominados Primer Mundo no reciben mucha información sobre las interacciones políticas dentro del Tercer Mundo. Las respuestas, algunas veces sorpresivas, de la mayoría de los gobiernos latinoamericanos a los planes de intervención, no son muy conocidas en los Estados Unidos y Europa Occidental.

1954

La OEA (Organización de Estados Americanos) apoyó en su gran mayoría la intervención de tropas militares dirigidas y organizadas por la CIA en Guatemala para derrocar el régimen nacionalista de Jacobo Arbenz y para imponer en su lugar un gobierno reaccionario, que representaba una alianza de los intereses latifundistas guatemaltecos y de los intereses económicos yankis, expresados en la United Fruit Company.

1960

Todos los gobiernos latinoamericanos con excepción de México, participaron en el bloqueo económico y político a Cuba, decidido por los Estados Unidos.

1965

En la intervención directa de 40,000 marines norteamericanos en la República Dominicana participaron soldados brasileños y paraguayos para reprimir los movimientos populares e imponer un gobierno adecuado a los intereses americanos. Hasta este momento, parecía existir una hegemonía norteamericana. Cualquier plan de intervención de los Estados Unidos contaba con el apoyo de la mayoría de los gobiernos del continente.

1973

Un bien orquestado plan es llevado a cabo por la CIA y las fuerzas reaccionarias dentro del propio país, concluyendo con el derrocamiento del gobierno popular de Salvador Allende en Chile.

1979

La OEA apoyo a una propuesta de los EE.UU. de enviar una "fuerza de paz" a Nicaragua, pocos meses antes del triunfo del pueblo nicaragüense. En aquel momento, algunos analistas hablaron del fin de dominio político absoluto yanki en la región, otros en cambio, pensaron que lo de Nicaragua y Somoza era sólo una excepción.

1981

Se reunieron en Washington los jefes de los ejércitos americanos, con la exclusión de Nicaragua, Guayana, Cuba y Grenada los cuales no fueron invitados. Esto ocurrió paralelamente al crecimiento de amenazas y acusaciones. En ese momento la posición pública de los gobiernos latinoamericanos no apoyaron tanto como antes la postura de los Estados Unidos.

Las amenazas

Durante las últimas semanas ha habido, casi diariamente, noticias de declaraciones por parte de altos funcionarios de la Administración Reagan. El jefe del Subcomité de Asuntos Interamericanos de la Cámara de Representantes, Michael Barnes, dijo: "Si yo fuera nicaragüense estaría construyendo esta misma tarde mi refugio contra bombas". Es imposible incluir todas las declaraciones, pero recordamos algunas para dar una idea de lo que se publica aquí prácticamente a diario.

6 de noviembre de 1981. Alexander Haig: "En lugar de ello (una intervención directa) lo que se trata es de estrangular a los dos países que están ayudando a la guerrilla salvadoreña con hombres, armas y provisionamientos". (New York Times).

16 de noviembre de 1981. "El gobierno norteamericano tiene en estudio varias opciones de intervención militar en Centroamérica pero no tiene planes para ponerlas, por el momento, en práctica" (Washington Post).

22 de noviembre de 1981. "La Administración Reagan se acerca a una decisión crucial sobre si va a decidir una acción contra Nicaragua que impida que ese país se convierta en otra cuba, según fuentes oficiales del Departamento de Estado".

"El aumento militar en Nicaragua, según fuentes de la administración, tiene el objetivo de crear un ejército regular de 45 mil a 50 mil tropas, casi tres veces lo que existía bajo Somoza" (The Washington Post).

22 de noviembre de 1981. Alexander Haig: "La administración ha realizado grandes esfuerzos para mejorar las relaciones, desgraciadamente los líderes de Nicaragua han rechazado esas medidas y han aumentado continuamente su desviación hacia el totalitarismo" (This Week de ABC).

23 de noviembre de 1981. Edwin Meese: "La hora es tarde... Hay una amenaza a otros países en América Central y es por eso que hay mucha preocupación no sólo por parte de los EE.UU. sino de parte de los otros países de América Latina".

"Un bloqueo naval no sería intervención militar dentro del país. Utilizar o no un bloqueo naval dependería de las circunstancias y, en ese punto, no descontaríamos cualquier otra acción particular que fuera apropiada" (Washington Post).

23 de noviembre de 1981. "El Departamento de Estado de los Estados Unidos, publicó un aviso para ciudadanos norteamericanos que planeen viajar a Nicaragua, diciendo que no pueden garantizar su seguridad ni su acceso a los servicios de la Embajada" (Washinton Post).

24 de noviembre de 1981. "Un comando de los Estados Unidos en el Caribe fue creado por el Pentágono en una aparente demostración de la preocupación de los Estados Unidos sobre la creciente fuerza de la izquierda en América Central. El Secretario de Defensa, Weinberger, anunció el aumento de la jerarquía de una fuerza de operaciones establecidas por Carter. El nuevo comando tendría la autoridad de utilizar las fuerzas navales en el área" (Wall Street Journal).

4 de diciembre de 1981. Haig: "Los países de la región deben saber que los Estados Unidos les ayudarán a resistir la intervención ilegal de sus vecinos o de afuera... Nuestra obligación de resistir la agresión es aún más importante cuando potencias extranjeras buscan imponer una ideología totalitaria o cuando el propósito de la insurgencia es destruir toda posibilidad de democracia y libertad. Todos debemos aceptar como un hecho que el principio de no intervención está siendo violado hoy en día... con el envío de armas y pertrechos de Nicaragua a los insurgentes salvadoreños". Discurso de la OEA.

Reacciones en Nicaragua

Una de las acusaciones en los medios de comunicación en el extranjero ha sido que el gobierno de Nicaragua ha exagerado la amenaza para consolidar el poder político interno. Si tenemos en cuenta el número y frecuencia de amenazas reportadas por las mismas agencias multinacionales, había poca necesidad de exagerar. e todas formas, como consecuencia de estas amenazas, el efecto de una consolidación interna aparece como un hecho objetivo. Casi todos los partidos políticos, incluso de la oposición, las organizaciones populares, los sindicatos, etc. han publicado declaraciones en contra de una posible intervención. Incluimos a renglón seguido algunas de estas declaraciones.

14 de noviembre. Editorial de "La Prensa" de Pedro Joaquín Chamorro Barrios: "Al respecto (amenaza de intervención) derrocamiento o desestabilización del gobierno sandinista, queremos dejar claramente establecido que el diario La Prensa condena esa actitud injerencista y amenazante... cuanto más pequeño es un país con respecto a otros, más respeto merece". Y así como nosotros nos pronunciamos en contra de la injerencia internacionalista en nuestro país y en cualquier otro, también nos pronunciamos en contra de esta política agresiva de los Estados Unidos, que podría desembocar en una guerra tan grande en la que no habría vencedor.

16 de noviembre. Un dirigente del PCD (Partido Conservador Demócrata) en "La Prensa": "El Sr. Haig definitivamente parece estar fuera del barco, con sus declaraciones y amenazas, que no debieran darse en estos días... Los conservadores demócratas consideramos siempre eso como una "bravuconada" pero es lógico que aquí se reaccione así después de estar oyendo continuamente por todos lados de una invasión a Cuba".

19 de noviembre. COSEP en "La Prensa": "El Consejo Superior de la Empresa Privada declara que toda agresión, amanza intenta o externa contra la soberanía de la patria o contra la libertad de los nicaragüenses, merece el mas amplio repudio de todos los ciudadanos honestos que rechazan las intromisiones extranjeras o acciones internacionalistas, vengan de donde vengan".

4 de diciembre. Comandante Daniel Ortega: "No podemos aceptar la puerta que Haig pretendió abrirnos en su discurso de Santa Lucía. Nuestro pueblo jamás aceptará pasar por una puerta tan pequeña que los obligue a entrar por ella de rodillas cuando precisamente la lucha de los nicaragüenses fue por reconquistar la soberanía".

Algunas respuestas del Gobierno de Nicaragua

En la conferencia de la OEA el Ministro de Relaciones Exteriores, Miguel D'Escoto, dijo que en términos de intervención, el único país extranjero que está interviniendo en El Salvador es Estados Unidos con sus asesores militares. A la vez afirmaba que el gobierno norteamericano es "históricamente sinónimo de intervención". También refutó declaraciones de que Nicaragua se convierte en una "segunda Cuba". "Con todos los respectos a los hermanos cubanos que mucho lo merecen, reiteramos que Nicaragua no anhela ser una segunda nada. Sólo una primera Nicaragua, realmente libre, realmente democrática y muy distinta a la Nicaragua del tiempo de los Somoza que tanto agrada a Washington".

En una rueda de prensa celebrada en Managua, el Comandante Daniel Ortega respondió a las preguntas sobre el armamentismo en Nicaragua diciendo que el país tiene el derecho de fortalecer sus defensas, algo que es muy necesario frente a las declaraciones de los Estados Unidos sobre Nicaragua. Dijo que los funcionarios norteamericanos "han venido lanzando amenazas contra Nicaragua, incluso la intervención del Sr. Haig en la reunión de Santa Lucía, es una clara invitación a los países latinoamericanos para agredir a Nicaragua. Los Estados Unidos han sido tolerantes por otro lado con los campamentos de Guardias somocistas en entrenamiento en territorio norteamericano. Estos son elementos suficientes como para entender la preocupación que tiene Nicaragua de una agresión que puede partir de los Estados Unidos y que tiene antecedentes históricos".

Sobre las acusaciones de injerencia nicaragüense en El Salvador, el Doctor Sergio Ramírez dijo: "Por parte de los Estados Unidos hemos oido puras mentiras sobre la implicación de Nicaragua en los asuntos internos de El Salvador. Hemos oído cosas sobre la presencia de soldados de combate en nuestra tierra. Es una mentira. Hemos oído cosas sobre la presencia de aviones vietnamitas -mil aviones- en Nicaragua. Ello no es cierto. Y eso no son solamente palabras. Son mentiras con el propósito de aislar a Nicaragua de sus amigos en el mundo, para atacar con fuerza militar si se logra ese aislamiento. Una de las cosas en que el gobierno de los Estados Unidos ha insistido recientemente era en la supuesta relación de la Unión Soviética con Nicaragua. Lo hizo para convertir la actual y real confrontación que existe entre Estados Unidos y Nicaragua en una parte de una confrontación Este-Oeste en América Central. Lo negamos una vez más porque la única cosa que está pasando en Nicaragua es la confrontación con los Estados Unidos, porque ahora tenemos la aspiración histórica de ser un país libre e independiente y no parte de la órbita de influencia de los Estados Unidos ni parte de la influencia de cualquier país en el mundo. Los EE.UU. no respetan este derecho del pueblo nicaragüense de ser libre, el derecho de ser autónomo, el derecho de ser un país independiente".

"Por supuesto, no pensamos que vamos a ganar una guerra contra los EE.UU. Nunca hemos pensado en estos términos. Pero en el caso de cualquier fuerza externa que intente invadir a Nicaragua vamos a defendernos. Para defendernos necesitamos las medidas que hagan falta para hacerlo bien. Por eso entrenamos a nuestra gente, tenemos milicias y tenemos un buen ejército regular, no tan grande como dice la propaganda contra nuestra Revolución, pero un ejército que va a defender nuestro país si es necesario. Nunca hemos pensado en mandar ni un sólo soldado fuera de Nicaragua. Vamos a mantener nuestras fuerzas en este lado de nuestra frontera, pro en el caso que una fuerza extranjera nos invada vamos a luchar hasta la última persona en este país".

Reacciones latinoamericanas

Ésta es una lista parcial de las declaraciones por parte de países latinoamericanos y organizaciones contra una posible invasión de Nicaragua por los Estados Unidos:

8 de noviembre, Presidente de Ecuador Oswaldo Hurtado
8 de noviembre, Presidente de la Internacional Socialista
11 de noviembre, portavoces de los gobiernos de Venezuela, Brasil y México.

13 de noviembre, cancilleres de Brasil, Argentina, Venezuela y Perú
17 de noviembre, Presidente de Venezuela, Herrera Campins en Washington.

24 de noviembre, Presidente de Colombia, Turbay Ayala
29 de noviembre, Presidente de COPPAL y Presidente del PRI de México
2 de diciembre, SELA (Sistema Económico de Latinoamérica) en una conferencia en Panamá.

3 de diciembre, Canciller de Santa Lucía.

Han sido frecuentes las declaraciones por parte de funcionarios de México, incluidos el Presidente López Portillo, el Ministro de Relaciones Exteriores Jorge Castañeda y el ex-Presidente Echevarría. Funcionarios el Gobierno de Panamá también han publicado varias declaraciones al respecto.

Las reacciones de los gobiernos latinoamericanos indican claramente que la oposición a una intervención a América Central y el Caribe es mayor que un posible apoyo. En América del Sur solamente los gobiernos de Chile (dictadura militar desde 173) de Bolivia (dictadura militar desde el 80) de Paraguay (dictadura militar desde 1972) no declararon nada en contra de los planes intervencionistas durante el mes de noviembre.

Los otros gobiernos sudamericanos, junto con México, Costa Rica y Panamá se opusieron a los planes intervencionistas a pesar que los gobiernos de Brasil (dictadura militar desde 1964) y Argentina (dictadura militar desde 1976) apoyan a los Estados Unidos en la mayoría de sus posiciones políticas. Los gobiernos más o menos elegidos democráticamente (Venezuela-Perú) son conocidos como derechistas y bastante fieles, en el terreno internacional, a la política global de los Estados Unidos y sus ambiciones intervencionistas en El Salvador, como Herrera Campins y la Internacional Demócrata Cristiana. Dos líderes nacionalistas en el Continente (Roldós en Ecuador y Torrijos en Panamá) murieron recientemente en accidentes de avión. Los dos se oponían a la política de la Administración Reagan en América Latina.

¿La intervención de los Estados Unidos encuentra una oposición sustancial? ¿O son solamente palabras sin consecuencias prácticas? ¿Estará disminuyendo el control hegemónico de los Estados Unidos en América Latina? México parece tener bastante éxito en sus esfuerzos por construir una pirámide de poder en cierta forma alternativa, en el área con una cierta autonomía de los Estados Unidos. Prueba de ello son sus relaciones con Cuba, Nicaragua, Grenada y con la oposición de El Salvador. También el hecho de que la COPPAL esté bajo el liderazgo del PRI mexicano y las relaciones estrechas de México con la Internacional Socialista.

Las otras burguesías y gobiernos de América Latina presionados por la crisis económica y viendo el ejemplo de México tratan también de fortalecerse estableciendo nuevas relaciones con el capital europeo, como Brasil y Perú con la República Federal Alemana, con el bloque socialista, relaciones económicas de Argentina con la URSS o con los otros países del Continente, por ejemplo, relaciones de Brasil con Nicaragua.

En este tiempo de crisis económica, los efectos de la transferencia de la crisis del Primer Mundo al Tercer Mundo se manifiesta en el empobrecimiento cada día más acentuado de los pueblos del Tercer Mundo, el aumento dramático de la deuda externa y la dependencia de los países latinoamericanos. Y esto cuestiona la legitimidad de los gobiernos latinoamericanos frente a sus propios pueblos. Es cierto que las dictaduras militares imperantes en la mayoría del Continente americano sirvieron y sirven para destruir violentamente cualquier protesta del pueblo, pero no impide que las tensiones sociales sigan existiendo y también el sentimiento "anti-yanki". Es por ello que los gobiernos militares están obligados políticamente a dar una cierta imagen "independiente" y algo "nacionalistas" frente a las exigencias imperiales del gobierno norteamericano.

Durante la campaña electoral, Reagan prometió a sus electores el recuperar la hegemonía en todo el mundo. La plataforma del partido republicano habló abiertamente de revertir la revolución nicaragüense. El resquebrajamiento, en algunas circunstancias, del apoyo de América Latina a esa política intervencionista, va a complicar a la Administración Reagan el logro de sus objetivos. La aceptación en las Naciones Unidas, recientemente, de una resolución apoyando una respuesta negociada en El Salvador parecía ser un nuevo signo de una disminución de la influencia de los Estados Unidos en este área del mundo. Pero pocos días después, en la Conferencia de la OEA en Santa Lucía, la propuesta presentada por los Estados Unidos y aceptada mayoritariamente por los representantes de los gobiernos latinoamericanos en cuanto a elecciones en El Salvador, significan una victoria de los intereses de la Administración Reagan en América Latina. Es por lo tanto muy difícil evaluar objetivamente hasta donde valen las declaraciones antiintervencionistas de los gobiernos del continente y cómo actuarían estos gobiernos si la intervención se concretara.

La acusación de ayuda militar de Nicaragua a la guerrilla salvadoreña ha sido negada a todo nivel. Los Estados Unidos nunca han logrado encontrar una prueba fehaciente a esta acusación pero no dejan de repetirla. El derecho de Nicaragua a defenderse y construir un ejército con este propósito, también ha sido atacado repetidamente. Las acusaciones de totalitarismo no pesar en este momento. Nicaragua ha recibido reconocimiento internacional de organizaciones de Derechos Humanos gubernamentales y no gubernamentales (como Pax Christi) por sus esfuerzos en mantener las libertades y asegurar los derechos humanos en circunstancias tan difíciles. El pueblo nicaragüense defenderá su soberanía hasta las últimas consecuencias.

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