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Universidad Centroamericana - UCA  
  Número 123 | Enero 1992

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El Salvador

"Buscarán dividirnos, nosotros buscaremos unir a la sociedad"

Oscar Miranda

Envío entrevistó al Comandante Oscar Miranda, de la Comisión Política del PRTC -una de las 5 organizaciones del FMLN- y del Estado Mayor Conjunto del FMLN, quien también formó parte del equipo negociador en Nueva York.

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-¿Podrías hacernos un resumen de la lógica de este largo proceso negociador?

MIRANDA

- Los primeros acuerdos de Ginebra (abril/90) y de Caracas (mayo/90), con los que arrancó el proceso y su agenda y entró en él de lleno la ONU, fueron fruto de la ofensiva del 89. Tenían un formato que todos aceptamos, pero que no dinamizaba suficientemente la negociación. En este formato se preveía una fase de cese al fuego en la que cada parte mantenía sus posiciones y sus armas, que duraría unos 2-3 años, y durante la cual gobierno y FMLN seguirían tomando acuerdos políticos. A eso le llamábamos la "paz armada". Este formato provocaba que las dos partes buscáramos llegar a esta fase con la menor cantidad de concesiones hechas de previo.

A pesar de esto, en San José (julio/90) se avanzó mucho en e l tema de derechos humanos y se consiguió un acuerdo que quedó ya fijado y que es excelente. Fue necesaria la segunda ofensiva general del FMLN de noviembre-diciembre/90 para lograr más avances. Hay que decir que aunque tuvo menos impacto político y menos impacto internacional que la del 89, nuestra ofensiva del 90 fue más exitosa que aquella en términos militares. En los acuerdos de México (abril/91) se recoge el fruto y ya aparece bastante de lo que meses después se concretará en Nueva York.

Lo que se da en Nueva York es un cambio del formato de la negociación, que permite acelerarla. El período de cese al fuego -la "paz armada- se reduce al máximo y previamente las dos partes tenían que tomar todos los acuerdos políticos, que se irán cumpliendo de manera simultánea al desmontaje de la guerra. En Nueva York I (septiembre 91), la cantidad y la profundidad de los acuerdos indicaban ya que el proceso era irreversible. En Nueva York II (diciembre 91) se abordan los últimos puntos a definir sobre toda una serie de temas en los que ya se había trabajado mucho y se había llegado a acuerdos en los meses anteriores, aunque no eran públicos aún.

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- ¿Qué es lo qué más les satisface de los acuerdos?


MIRANDA

- Bastantes cosas. La creación de la Comisión para la Consolidación de la Paz (COPAZ) es trascendental. Todo el proceso de negociación, y hasta la misma ceremonia de la firma de la paz en México, es expresión del doble poder que existió durante estos años de guerra en El Salvador. En la composición de COPAZ, en esta instancia, se expresa claramente la realidad del doble poder. Todo el tiempo que le queda en el gobierno a Cristiani, tendrá que gobernar junto a COPAZ, con COPAZ por sobre su partido y su gobierno. Por otro lado, aunque no logramos la desmilitarización total (disolución de los dos ejércitos) ni la fusión de ambos ejércitos, le recortamos bastante el tamaño y las uñas al animal. Lo hicimos con la reducción y la depuración del ejército, con la disolución de todos los cuerpos de seguridad y de los batallones élite del ejército -menos uno, el de paracaidistas-, con la eliminación de los paramilitares y con la creación de la nueva Policía Nacional Civil -que fue una gran idea de Guillermo Ungo-. Todas éstas son conquistas tremendas. Con el acuerdo, mirándolo globalmente, hemos cambiado nuestro país y hemos construido una plataforma programática para seguirlo cambiando, con la ventaja de que es un programa que tiene ya el consenso nacional y el internacional.

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- ¿Lo menos satisfactorio de los acuerdos?


MIRANDA

- En el tema económico-social el mayor avance es que queda abierta la puerta para una reforma agraria a fondo. Pero aún quedan muchos vacíos y muchas ambigüedades en este tema. Se definirán en la lucha diaria, que ya ha empezado. Una lucha que contará con la ventaja, con la novedad, de no tener delante la represión. No nos satisface tampoco el excesivo número de miembros que va a quedar en el ejército, aun después de la reducción. Se habla de 31 mil, donde el 60% serían fuerzas de combate y el 40% administrativos. Demasiados si su única misión es resguardar la soberanía de un territorio de 21 mil kilómetros cuadrados. Por último, consideramos que son excesivas las exigencias académicas en el formato técnico de la nueva Policía Nacional.

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- ¿Qué dicen los combatientes del FMLN? ¿Están contentos con los acuerdos? ¿Están frustrados?


MIRANDA

- Están contentos. No existe el sentimiento de haber sido vencidos. Existe un profundo sentimiento de que valió la pena tanto sacrificio y tanta sangre. En los últimos años ya había entre nosotros un cierto cansancio porque veíamos la imposibilidad de conseguir un vuelco estratégico por la vía militar. La gran preocupación de los muchachos es ahora cómo seguir juntos.

Nosotros tenemos 6 mil 800 hombres en armas. Y todos van a quedar con algo enlas manos, ubicados, reconocidos. Todas nuestras estructuras y nuestros hombres se enrumbarán hacia tres caminos. El grueso, que son los combatientes de origen campesino, irá a la producción agrícola en las tierras que nos han quedado. Un porcentaje a las estructuras de la Policía Nacional Civil y otro ala organización del partido político en el que nos vamos a transformar.

En los acuerdos está escrito que todas las tierras de las zonas de conflicto pasan a manos de nuestros combatientes o de sus familias. En cada uno de estos 15 lugares, que representan una extensión significativa del territorio nacional - alrededor de una cuarta parte- y que tienen algunos de ellos magníficas tierras, la idea nuestra es crear polos de desarrollo económico-social. Vamos a organizar formas de producción que promuevan la organización, la participación, la productividad y la justa distribución de las riquezas. Los vamos a convertir en puntales económicos y políticos.

Entre nosotros ya hay una gran discusión sobre cómo hacer esto, cómo combinar trabajo individual y colectivo, cómo organizar a la gente. Creemos que no hay que idealizar la forma cooperativa, hay toda una ebullición de ideas. Ahorita lo que tenemos delante es el reto, no tenemos un diseño. Y seguramente no vamos a tener un diseño teórico sino que llegaremos muy pronto a distintas experiencias prácticas con su propio diseño. Un diseño que debe llevarnos al desarrollo, a mejorar la vida, a mostrar que es compatible la eficiencia con la solidaridad. En las zonas que no son de conflicto desarrollaremos otro tipo de organización: sindicatos, organizaciones de mujeres, estudiantiles... En San Salvador el grandísimo reto es cómo organizamos a los comerciantes y vendedores del sector informal. Tenemos retos por todos lados y los estamos asumiendo todos.

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- ¿Y el FMLN como partido político? ¿Qué ideas hay sobre esto?


MIRANDA

- El 18 y 19 de enero hubo en México una reunión amplia de los principales cuadros del FMLN, los dirigentes de los frentes guerrilleros, los de San Salvador y nuestros negociadores. Hay un total consenso entre nosotros de que el nuevo momento demanda la más amplia alianza de fuerzas sociales y políticas hasta formar un espectro que vaya desde la izquierda revolucionaria hasta la democracia cristiana, incluyendo a otros sectores que también existen. Una gama lo más amplia posible. Conseguir esto pasa primero que nada por mantener la unidad del FMLN. Es la premisa necesaria para pasar de ahí a la unidad popular y después a la unidad nacional. Se trata de conformar una unidad "de oposición", pero también es una unidad "de proposición", porque en los acuerdos tenemos una auténtica plataforma política y tenemos banderas.

En consenso en el FMLN que hemos entrado a un momento histórico en el que debemos abandonar actitudes y planteamientos de carácter vanguardista y hegemonista y buscar consensos no sobre la base de predominar sobre los demás sino de buscar con todos. No nos interesa ser los protagonistas ni siquiera los protagonistas más connotados. Nosotros queremos contribuir a crear un movimiento amplio que resuelva los problemas de nuestro país. No es fácil superar esta tentación porque, sin buscarlo, el FMLN ha obtenido ya un protagonismo histórico que nadie discute. Ahí está, no queremos abusar de eso, queremos construir un movimiento muy amplio.

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- ¿Y cómo anda la unidad en el FMLN? ¿Más sólida o más debilitada ante la nueva situación?


MIRANDA

- La negociación no fue el triunfo de ninguna de las cinco organizaciones que formamos el FMLN sino del FMLN. Entramos en un período en el que la realidad del FMLN va a pesar más que los cinco juntos y muchísimo más que cada uno de los cinco. En este momento no hay entre nosotros diferencias de concepción. En los primeros años de la guerra sí las hubo, pero desde el 85 ya empezamos a dar importantes pasos de unificación.

Lo que hay todavía son cinco realidades orgánicas diferentes. Hay distintos desarrollos, distinta cantidad de fuerza convocable, hemos trabajado en distintas zonas, unos tienen medios de comunicación y otros no, hay hasta distintas realidades financieras. El reto ahora es saber administrar todas esas diferencias y no pretender borrarlas de un plumazo. Hay consenso en que esa pretensión sería idealismo. Tenemos 90 días para iniciar el proceso de convertirnos los cinco en un solo partido político. Eso nos va a unir más. Vamos a buscar las maneras de que la competencia se transforme entre nosotros en emulación. La realidad es que en todos estos años hemos aprendido a pelearnos y entendernos. Y esto tiene sus ventajas. Hoy no somos un grupo monolítico, hay cinco realidades y cinco estilos, y esto es una gran riqueza que nos ha hecho crecer y madurar.

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- ¿Y cuál sería el mayor riesgo para la unidad del FMLN en esta nueva situación?

MIRANDA

- Hay un riesgo en todo ese mundo de nuevas relaciones políticas, nacionales e internacionales, a las que nos hemos abierto. Partidos de derecha y de todo color, gobiernos de todos los países, organizaciones de la más diferente índole. Dentro de ese mundo serán muchos los que buscarán dividirnos. Ya los buscan.

Sin embargo, creo que el mayor riesgo está en la nueva realidad del país. Algunos andan diciendo que se acabó la guerra y con ella se acabó la lucha de clases. ¿Se acabó la lucha de clases? Clase de lucha es la que comienza ahora! Y en ella unos pondrán el acento en la confrontación y otros en la concertación. En la confrontación para avanzar en los acuerdos, en la concertación para consolidarlos. Estas diferencias lógicas podrían deslizar al FMLN a situaciones difíciles de unidad. Veo ahí, en lo interno, un mayor riesgo. Sin embargo, estamos optimistas: la gran mayoría del pueblo salvadoreño para salir adelante, para sobrevivir, para vivir, para desarrollarnos.

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