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Universidad Centroamericana - UCA  
  Número 269 | Agosto 2004

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Centroamérica

Lo firmado en el TLC amenaza la salud y la vida de millones

Una tarjeta ha circulado profusamente por Centroamérica: una pastilla blanca aparece engarzada en una bella sortija de oro. Un lema: “Los medicamentos no deberían ser un lujo”. Será así cuando entre en vigor el Tratado de Libre Comercio Centroamérica-Estados Unidos. Urge la reflexión para impedirlo. Y urge la acción.

Iniciativa de acceso a medicamentos esenciales de Nicaragua

Es un camino al revés. Para ponerle una imagen, pongamos la de una mujer, una paciente crónica camino de un centro de salud en Nicaragua o en cualquier país de Centroamérica o camino de un hospital público donde le extienden una receta con el nombre de un medicamento sin cuya dosis su enfermedad le sería más penosa, la vida más difícil, más amarga. La mujer vuelve sobre sus pasos. El camino al revés. En el hospital no hay ese medicamento, tampoco conseguirá una versión más barata. El precio de la medicina de marca resulta inalcanzable para quien, con su salario, no cubre ni siquiera una canasta básica mensual, una canasta donde nunca caben las enfermedades.

Los pasos hacia atrás comienzan donde ella creyó que iba a empezar un nuevo camino: en el hospital. Con la receta en una mano y la otra extendida a la caridad de los que pasan tratará de ir completando el precio detrás del nombre de la receta. En los márgenes de ese papel está el poder seguir viviendo un poco más, ella lo sabe. En su país, su Ministerio de Salud y su Gobierno también lo saben, pero no están en la calle como ella, caminando hacia atrás con un papel en la mano y la amenaza de la enfermedad y de la muerte sobre la espalda.

Hemos visto muchas veces esta escena: mujeres y niños, mujeres cargando niños en los brazos, pidiendo en los semáforos con una receta en la mano, buscando una moneda más para una dosis de vida. El cáncer, el VIH/SIDA, la malaria, la tuberculosis campean en las zonas rurales y urbanas de Centroamérica y quienes contraen estas enfermedades difícilmente entenderán que los medicamentos que les permiten vivir no están disponibles ni accesibles porque los gobiernos de sus países acordaron reducir el acceso a medicamentos baratos a cambio de ventajas en otras transacciones comerciales.

VOCES DE ALARMA EN CENTROAMERICA: LA SALUD NO FUE PRIORIZADA

No lo entienden quienes están enfermos. Ni tampoco los sanos. Porque cuando se habían dado pasos necesarios a nivel internacional para salvaguardar el derecho del acceso a medicamentos asequibles y a la salud, especialmente en los países en desarrollo, cuando había quedado relativamente establecido que la salud estaba por encima de los intereses comerciales en cualquier acuerdo de libre comercio, en Centroamérica la firma del Tratado de Libre Comercio (TLC) con Estados Unidos nos ha hecho retroceder tanto que se vuelve a estar igual o peor que al principio de dar todos esos pasos.

Los pasos de este camino al revés son muy conocidos. En Centroamérica compartimos la experiencia de que sólo cuando nos asolan desastres naturales y epidemias, la Salud pasa a ser una prioridad en la agenda política de cada uno de nuestros países. Con esta experiencia, era difícil prever que en la negociación del TLC se salvaguardara la Salud, no permitiendo que fuese amenazada con algunas disposiciones del Tratado en el Capítulo de Propiedad Intelectual. La Salud no fue priorizada y ahora, si todos los países ratifican el acuerdo tal como está, nos encontraremos, sin duda, ante una situación alarmante para la vida de millones de centroamericanos, muy en especial para quienes padecen enfermedades crónicas y graves y sobreviven en una situación económica más crítica. La intención y las consecuencias de las disposiciones acordadas en materia de Propiedad Intelectual dejarán a la mayoría de estos pacientes sin la posibilidad y el derecho de acceder a medicinas asequibles, a los productos farmacéuticos genéricos, vitales para sobrevivir. La única alternativa que les han dejado son los medicamentos de marca, con protección de patente o de exclusividad de datos, cuyo costo no podrán pagar.

ESTADOS UNIDOS: OBJETIVOS NEGOCIADORES CON PRESIONES Y AMENAZAS

El proceso de negociación del TLC Centroamérica-Estados Unidos, que transcurrió principalmente durante el año 2003 estuvo marcado por la presión de los negociadores estadounidenses para tratar temas que estaban en el límite o iban mucho más allá de lo acordado dentro del marco de la Organización Mundial del Comercio (OMC), creando así un espacio donde las reglas de la OMC se interpretarían como estándares mínimos. A partir de ellos, Estados Unidos buscaba alternativas que reforzaran mucho más el espacio de influencia de sus grandes compañías farmacéuticas. Cuando algunos puntos presentaban contradicciones claras con las disposiciones comerciales de la OMC -normas acordadas también por Estados Unidos-, los países centroamericanos argumentaban no querer salirse de ese marco. Sin embargo, prevalecía siempre entre ellos la presión y las posiciones de Estados Unidos y terminaban cediendo en casi todo.

Durante nueve rondas, los equipos negociadores se estuvieron reuniendo en los diferentes países miembros. La negociación concluyó oficialmente en Washington en diciembre 2003 con la firma de Estados Unidos, El Salvador, Nicaragua, Honduras y Guatemala. En enero, Costa Rica finalizó la negociación de ciertos puntos. En julio 2004, República Dominicana fue integrada al TLC, aunque sin haber participado en la negociación con los cinco países centroamericanos. La sociedad civil y los sectores privados que acompañaron la negociación enfrentaron siempre la limitación de no poder acceder al texto en discusión, lo que hacía muy difícil analizar las disposiciones que realmente se estaban negociando. Sólo se contó con los resúmenes que transmitían los equipos negociadores. Entre todos los países negociadores sólo Nicaragua publicó el texto. Pero con restricciones que contradecían la intención de hacerlo público: se podía acceder al texto en una única computadora ubicada en el edificio del Ministerio de Fomento, Industria y Comercio (MIFIC), pero sólo podía leerse en pantalla, no estando permitido reproducirlo. Para colmo, la mayor parte del texto estaba entrecorchetada, lo que no dejaba distinguir con claridad cuál era la posición actual y detallada de los negociadores.

EL ALCA PRETENDE LO MISMO Y CENTROAMÉRICA SENTÓ UN MAL PRECEDENTE

La negociación del ALCA (Área de Libre Comercio de las Américas) abarca a todos los países del continente con Estados Unidos. Actualmente, la negociación del ALCA está estancada por las resistencias expresas de Brasil, país que es miembro co-presidente del proceso de negociación. Junto con los otros países del MERCOSUR, Brasil está librando la batalla más dura para no ceder a las presiones de Estados Unidos y para encuadrar el libre comercio en un marco que respete las normas internacionales y permita un intercambio más equitativo. Brasil no acepta ceder el acceso a medicamentos genéricos -tal como plantea el borrador del acuerdo del ALCA- a cambio de ventajas en otros temas comerciales. Sin embargo, la posición brasileña no fue compartida por los países centroamericanos dentro de la negociación del TLC, creando así Centroamérica un mal precedente para el ALCA.

Después del TLC con Centroamérica, Estados Unidos entró a negociar con los países del área andina: Perú, Ecuador, Colombia y Bolivia -se excluye a Venezuela- un tratado similar, con el claro objetivo de ir socavando, región tras región, las posibilidades y potencialidades de una posición común latinoamericana. La realidad está mostrando que, tras verse obligados a transigir en algunas negociaciones multilaterales, Estados Unidos ha volcado su atención a acuerdos comerciales regionales y bilaterales que tendrán repercusiones en todas las regiones del mundo, por la interrelación actual de las economías y también porque actuarán como precedentes. El problema se agrava porque estos acuerdos regionales y bilaterales son prácticamente desconocidos para el gran público, al ser frecuentemente de naturaleza muy técnica y al negociarse en secreto.

La perspectiva que desde Centroamérica se tiene de la posición de Brasil y del MERCOSUR queda ilustrada en las declaraciones que Álvaro Porta, director de Comercio Exterior del MIFIC de Nicaragua, hizo en la última cumbre del ALCA, celebrada en noviembre 2003 en Miami: Brasil y el MERCOSUR quieren sentarse en el mismo asiento a mirar la película sin haber pagado lo que nosotros sí hemos pagado. Este “pago” no es otro, por ejemplo, que el aumento de los niveles de desprotección de nuestros productos agrícolas. Y aún más grave: el pago es la desprotección de la Salud de la gente, al obstaculizar el acceso a medicamentos vitales y baratos a la mayoría de la población centroamericana.

LA DISCUSIÓN DE LOS ADPIC: RENUNCIANDO A NUESTRAS PROPIAS VENTAJAS

Con todo tipo de altibajos, la OMC lleva años tratando de establecer unos estándares internacionales que regulen el libre comercio en todo el mundo. En 1994, tras discusiones agotadoras, se llegó a la firma de los Acuerdos ADPIC (Acuerdos de Derechos de Propiedad Intelectual relativos al Comercio). Con ellos se trata de garantizar que todos los países miembros de la OMC tengan un sistema similar de protección legal de los derechos de Propiedad Intelectual. Desde entonces se han prodigado por todo el mundo las campañas en defensa de los “derechos de autor” y copyrights y se ha organizado la persecución legal de la piratería y de las copias ilegales. Y es precisamente aquí donde radica una de las confusiones que difuminan la realidad y no permiten distinguir con claridad las consecuencias más negativas que una protección de Propiedad Intelectual restrictiva puede tener. La equiparación comercial -y moral- entre un disco, una muñeca, una máquina y un medicamento: éste es el gran problema.

Los equipos negociadores de Centroamérica y Estados Unidos han mantenido un discurso común por la defensa de una “modernización del sistema de Propiedad Intelectual”, emprendida ya de manera muy avanzada el año 2000, cuando todos nuestros países adaptaron o renovaron sus leyes de Patentes integrando en ellas de manera general los Acuerdos ADPIC antes de que el TLC llegara.

La propuesta estadounidense de incrementar los niveles de protección, que busca defender los intereses de sus grandes empresas, es conocida como ADPIC plus, para resaltar que Estados Unidos está buscando, en todos los acuerdos de libre comercio que promueve, unos niveles de protección de la Propiedad Intelectual que vayan más allá de lo firmado en la OMC a través de los ADPIC.

Los ADPIC establecieron estándares de protección de la Propiedad Intelectual que resultan realmente desfavorables para los países en desarrollo. Y esto porque donde más se crea y se inventa es en los países más desarrollados, que cuentan con los recursos y los medios para invertir en investigación y desarrollo, mientras que al resto de países sólo nos toca garantizar que los países ricos reciban un pago por la patente, como recompensa por las inversiones realizadas en sus inventos y creaciones. Sin embargo, y a pesar de esta evidencia, no puede afirmarse que todo fue negativo en los ADPIC, especialmente porque contemplan una serie de flexibilidades para los productos farmacéuticos con el objetivo de proteger la Salud en los países en desarrollo, minimizando la afectación que podrían sufrir por los requisitos creados desde la perspectiva de los países desarrollados.

Las patentes sobre los medicamentos se entienden como una recompensa económica por el gasto dedicado a la invención o al desarrollo de una nueva molécula o un nuevo procedimiento. Los ADPIC señalan que el plazo para la obtención de los beneficios de una patente de un medicamento deben ser de 20 años. Pero, aún así, las patentes pueden ser también un obstáculo para el acceso a los medicamentos de la gente con menos recursos económicos, los ADPIC establecieron varias flexibilidades. Entre las más importantes están:

- El derecho de los países a emitir Licencias Obligatorias
- El derecho de los países a decidir cuándo emitir una Licencia Obligatoria.

- El derecho de los países a comprar medicamentos mediante Importaciones Paralelas.

- La libertad de los países de otorgar un período concreto o no a la Protección de Datos de Prueba farmacéuticos.

LICENCIAS OBLIGATORIAS: BAJO LA AMENAZA DE UNA “LISTA NEGRA”

Las Licencias Obligatorias son un mecanismo muy importante de protección de la Salud. Permiten a un gobierno, a un país, ignorar legalmente la patente de un medicamento de marca que esté válida en cualquier país y producir durante un tiempo concreto ese mismo medicamento en su forma genérica, lo que significa con igual eficacia y a un costo mucho más bajo, garantizando así la Salud de su población. Para emitir una Licencia Obligatoria, el gobierno debe informar a la empresa beneficiaria de la patente y darle una retribución adecuada por los inconvenientes que pudiera causarle.

En América Latina, Brasil es el único país cuya industria farmacéutica de genéricos se puede considerar realmente importante. Importante son también las industrias de genéricos en India, Sudáfrica y Canadá. Sin embargo, hasta la fecha, ni Brasil ni ningún otro país ha emitido una Licencia Obligatoria para, ignorando una patente, producir un medicamento genérico y abastecer a su población. Por varias razones. En especial, por el temor a las represalias comerciales de Estados Unidos. Estados Unidos ha elaborado y mantiene como advertencia clara y como amenaza, una Priority Watching List, una especie de lista negra donde va subiendo o bajando de sus escalafones a los países en la medida en que cumplen o incumplen, según su criterio, los estándares comerciales.

Esta Lista de Vigilancia Prioritaria la utilizan en las negociaciones comerciales para amedrentar a los países que intenten o propongan cualquier iniciativa que ponga en riesgo algún interés comercial de las empresas estadounidenses. Esta lista es eminentemente comercial, económica, y en ella no cabe ningún motivo o criterio humanitario. En diversos foros internacionales se ha denunciado la falta de ética de Estados Unidos al esgrimir la Watching List como instrumento de presión contra los países en desarrollo.

UN EFICAZ MECANISMO PARA ABARATAR LOS PRECIOS

En este contexto, ¿tiene sentido mantener el derecho a las Licencias Obligatorias? Lo tiene. En primer lugar porque es un derecho, una flexibilidad otorgada por los ADPIC a la que no se debe renunciar por ningún motivo. Y en segundo lugar, porque es también un eficaz instrumento de negociación en manos de los países en desarrollo, que les permite presionar para que las multinacionales farmacéuticas bajen sus precios si quieren así protegerse de la competencia que significaría la producción masiva de medicamentos genéricos.
En esta estrategia de forzar a las grandes empresas a abaratar los costos de sus medicamentos de marca está en juego la vida de millones de personas. Brasil y Sudáfrica son ejemplos de buenos resultados al emplear esta estrategia. Han promovido y conseguido que las multinacionales bajen los precios de algunos medicamentos, ganando así una batalla moral.

Otro ejemplo lo encontramos en los mismos Estados Unidos. El gobierno Bush presionó a las industrias farmacéuticas para que abarataran los precios de los medicamentos para protegerse de lo que a finales del año 2001, y después del 11-S, pensaban sería una epidemia de ántrax provocada por ataques biológicos de grupos terroristas. El gobierno estadounidense amenazó con emitir Licencias Obligatorias para bajar los precios y garantizar la protección a su ciudadanía. Al final, no fue necesario. Y, revelando sus egoístas intereses económicos, pasada la amenaza en su territorio, Estados Unidos siguió presionando por todas partes del mundo para limitar esta flexibilidad, contradiciéndose a sí mismo.

Hoy, en las negociaciones de libre comercio lideradas por Estados Unidos siempre hay disposiciones que tratan de limitar el derecho a las Licencias Obligatorias de los países en desarrollo. Buscan desestimularlos para que no se atrevan a hacer uso de ellas.

LA ASTUCIA DE LOS NEGOCIADORES ESTADOUNIDENSES

El Acuerdo de los ADPIC permite, de forma explícita, la emisión de Licencias Obligatorias y no incluye restricciones sobre las condiciones de su uso. La declaración de Doha sobre ADPIC y Salud Pública, adoptada por todos los miembros de la OMC en el año 2001, dice: Los miembros tienen la libertad de determinar las bases sobre las cuales pueden emitir las Licencias (párrafo 5.(b)). Esto significa que los países tienen el derecho de decidir cuándo emitir una Licencia Obligatoria.

Sin embargo, en las negociaciones bilaterales y regionales, Estados Unidos trata siempre de imponer condiciones para limitar este derecho a los países en desarrollo. El TLC con Centroamérica no fue una excepción. El texto del TLC no plantea explícitamente una limitación a las Licencias Obligatorias, sino que, astutamente, se quita presión sobre ellas, garantizándoles a las multinacionales farmacéuticas sus beneficios con otras disposiciones no directamente relacionadas, pero que indirectamente obstaculizan y casi imposibilitan la emisión de las Licencias Obligatorias. La astucia se concentró en las disposiciones sobre la Exclusividad de Datos.

En los ADPIC se recomienda la Protección de Datos de Prueba farmacéuticos de un medicamento original para evitar su uso comercial desleal (artículo 39.3.) Pero no se establece ningún período obligatorio para esta Protección ni otro tipo de supuestos o condiciones para aplicarla. Los medicamentos genéricos necesitan remitirse a estos Datos, sin los cuales no pueden registrarse. En los países en desarrollo se hace esencial que estos Datos sean del dominio público y puedan ser usados.

La Importación Paralela de medicamentos es otra de las flexibilidades que los países en desarrollo consiguieron en los ADPIC. Esto les permite comprar medicamentos más baratos y ponerlos a disposición de sus poblaciones cotizando en el mercado internacional el precio más bajo de un medicamento para importarlo cuando el precio que hay en el país es más costoso. Cualquier obstáculo para el ejercicio de la Importación Paralela es nocivo para los países en desarrollo.

REUNIÓN EN DOHA: UNA DECLARACIÓN HISTÓRICA

En algunos de sus puntos los ADPIC estaban redactados de forma confusa y dejaban abierta las puertas a varias interpretaciones: o para endurecer los niveles de protección de patentes o para ampliar e incentivar las flexibilidades que favorecían a los países en desarrollo. Éste es el planteamiento del abogado y economista consultor de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Carlos Correa.

Para eliminar las dudas sobre la intención y la interpretación de estos estándares internacionales de protección, todos los miembros de la OMC firmaron, en una reunión ministerial celebrada en Doha, Qatar, en noviembre 2001, la histórica “Declaración relativa al Acuerdo ADPIC y la Salud Pública”. En ella se comprometieron a proteger la Salud Pública por encima de cualquier otro interés comercial.
El mensaje principal de esta Declaración, firmada también por Estados Unidos es: Acordamos que los acuerdos ADPIC no deben evitar que los países miembros tomen medidas para proteger la Salud Pública. Al mismo tiempo, mientras que reiteramos nuestro compromiso con los acuerdos ADPIC, afirmamos que los acuerdos pueden y deben ser interpretados e implementados de manera que faciliten el derecho de los miembros de la OMC a proteger la Salud Pública y, en particular, a promover el acceso a medicamentos para todos. A este respecto, reafirmamos el derecho de los miembros de la OMC a utilizar en toda su extensión las disposiciones de los Acuerdos ADPIC, que otorgan flexibilidad para este propósito.

ESTADOS UNIDOS: SOCAVANDO LA DECLARACIÓN DE DOHA

Tras los acuerdos ADPIC y tras esta Declaración de Doha, en todas las negociaciones de libre comercio que Estados Unidos ha llevado a cabo por todo el mundo -TLC con Canadá y México, TLCs con Chile, Singapur, Marruecos, Centroamérica- y con las negociaciones que está llevando a cabo -Comunidad Andina, Panamá, Tailandia, países de la Unión Aduanera de África del Sur- han mantenido una posición muy dura, pretendiendo socavar la Declaración de Doha con disposiciones que garanticen el monopolio en todos esos países de los productos de sus empresas transnacionales farmacéuticas.

En la última reunión del ALCA, celebrada en noviembre 2003 en Miami, el Representante Comercial de Estados Unidos Robert Zoellick declaró que, a pesar de las gravísimas consecuencias que sobre la Salud tendría el capítulo de Propiedad Intelectual propuesto por su país, él seguiría negociando en esos términos si sus colegas -los Ministros de Comercio de América Latina- así lo querían.

Parece que sus colegas centroamericanos sí lo quisieron. Y así, el ADPIC y la Declaración de Doha, en lugar de haber sido el límite, el techo de la negociación, se convirtieron en el piso desde donde esos ministros, contrapartes de Zoellick, han ido mucho más allá, sin considerar que por defender unos dudosos intereses comerciales están hipotecando la salud de la inmensa mayoría de sus compatriotas. Lo ocurrido en el TLC con Centroamérica es un ejemplo de una tragedia que se anuncia por sí sola.

LOS MEDICAMENTOS GENÉRICOS: ESENCIALES, PROBADOS, VALIOSOS

Según la OMS, un medicamento genérico es un producto farmacéutico intercambiable, químicamente equivalente y bioequivalente al producto innovador, lo que significa que proporciona al organismo los mismos beneficios que la medicina de marca. Generalmente, los genéricos se fabrican sin licencia de la empresa farmacéutica originaria. Los genéricos pueden comercializarse bajo denominación internacional común o también bajo otro nombre comercial.

Genérico no significa falsificado ni de calidad inferior. En colaboración con otros organismos de las Naciones Unidas, la OMS ha puesto en marcha recientemente un proyecto para “precalificar” los medicamentos, incluyendo entre ellos medicamentos genéricos. Y han sido “precalificados” muchos antirretroviales genéricos, empleados en los pacientes con VIH/SIDA, afirmando la OMS que cumplen con los criterios internacionales de calidad. Esta lista se actualiza con regularidad.

Un medicamento genérico es una versión del original -el de marca- que posee la misma bio-equivalencia. Hasta ahora, demostrar esa bio-equivalencia era suficiente para registrar el medicamento y otorgarle la aprobación de comercialización, ya que su eficacia y seguridad en los pacientes estaba plenamente demostrada en los ensayos y pruebas previas hechas para el medicamento original. Estos ensayos y la presentación de los Datos de Prueba requiere de una inversión considerable que las compañías que producen medicamentos genéricos no se pueden permitir. Durante muchos años los genéricos de calidad han sido utilizados con eficacia y son una alternativa para miles de pacientes que dependen de ellos para vivir.

LOS GENÉRICOS GANAN EN EL ESFUERZO CONTRA EL SIDA

Al enriquecer la competencia, los medicamentos genéricos, fuerzan a los medicamentos de marca a bajar sus precios. La muestra más clara de esta potencialidad está en lo sucedido en los últimos años con el precio promedio de los medicamentos antirretrovirales usados en el tratamiento de los pacientes con VIH/SIDA.

En un plazo muy corto, dos años, la entrada al mercado de antirretrovirales genéricos de calidad provocó una drástica caída del precio de los de marca, sin que esto supusiera ningún descalabro para la industria farmacéutica multinacional. La media de los precios internacionales de los antirretroviales de marca era de unos 10 mil 500 dólares por paciente y año. Después que los genéricos entraran a competir, los de marca bajaron el año 2003 a 700 dólares anuales por paciente. Y los mismos genéricos también fueron bajando sus precios: un tratamiento antirretroviral de primera línea en su versión genérica costaba al principio 2 mil 700 dólares por paciente y año, y en 2003, ya se conseguía por poco más de 200 dólares. En Guatemala, el antirretroviral de marca bajó de 4 mil 198 dólares en 2002 a 686 al año siguiente, cuando las versiones genéricas se adquirían a 352 dólares. Son cifras sorprendentes y aleccionadoras.

Se ha calculado que, sin acceso a los medicamentos genéricos, Costa Rica vería reducida su cobertura de salud de un 100% a un 19%, y que en los mismos Estados Unidos el gasto en salud se duplicaría sin el uso de genéricos. Potenciar la competitividad de los medicamentos genéricos permite también a los Sistemas Públicos de Salud adquirir mayor número de insumos y no estar en constante dependencia de la buena voluntad negociadora de las empresas multinacionales o de las donaciones de organismos internacionales u ONG.

LO FIRMADO EN EL TLC: GRAVE ATENTADO CONTRA LA SALUD

Durante las negociaciones, los técnicos en Propiedad Intelectual de El Salvador, Costa Rica y Nicaragua admitían que Estados Unidos quería tocar el tema de Salud Pública y limitar a nuestros países los derechos a acogerse a las flexibilidades de los ADPIC. Después de negociado el TLC, afirmaron que la Salud Pública se había mantenido fuera de la mesa de negociaciones para no tocarla. Pero esto es absolutamente falso.

Hoy, después de firmado el TLC, los Ministerios de Salud de Centroamérica no están todavía plenamente conscientes de lo ocurrido y del daño que a sus presupuestos ocasionará la puesta en vigencia del TLC. Ni siquiera los Ministros de Comercio han ofrecido a la población -¿pueden hacerlo?- un análisis objetivo sobre lo firmado en el Capítulo de Propiedad Intelectual del TLC.

Las disposiciones del texto del TLC que atentan contra el acceso a los medicamentos por dificultar claramente la comercialización de los genéricos son los siguientes:
– Artículo 15.6 – Se conceden períodos compensatorios por retrasos injustificados en el otorgamiento de la patente. Esto ofrece la posibilidad de extender el período de los 20 años de patente hasta, por ejemplo, 25 años. En este punto se cedió a la táctica estadounidense de extender el plazo de los años de beneficio de los derechos de patente en un país. Ya desde el principio, Estados Unidos propuso establecer los 25 años de patente directamente, independientemente de los retrasos. Y aunque no se le aceptó ese punto, al final los negociadores centroamericanos se lo concedieron de esta otra manera.

– Artículo 15.10.1(a) – En este punto se le otorgan cinco años de Protección Exclusiva de Datos a la empresa innovadora que los presente con el producto. Así, bajo ningún concepto, el medicamento genérico puede acceder a esa información para registrarse. Esto retrasa, al menos en cinco años, la posibilidad de contar con la alternativa del medicamento genérico.

– Artículo 15.10.2 (b) – Además, se establecen otros cinco años en los que si un medicamento es registrado por primera vez en Estados Unidos, por ejemplo, tiene la exclusividad del mercado durante cinco años, en todos los países del área TLC, período durante el cual ningún genérico podrá ser registrado en nuestros países. Esto abre la posibilidad de que, durante diez años, se le otorgue un monopolio exclusivo al producto farmacéutico de la empresa estadounidense. Es una protección adicional para los medicamentos que tengan patente o para los que estén fuera de ella.

DATOS Y PATENTES: CÓMO BLOQUEAR LA COMPETENCIA

Datos y Patentes son dos aspectos diferentes. Los derechos de Patentes son otorgados por la Oficina de Patentes en cada país, dependiente de los Ministerios de Economía y Comercio. Las patentes se solicitan y se otorgan en cada país. No existe una patente internacional. Según las legislaciones centroamericanas en esta materia, los años otorgados de patentes no deben ser de más de 20 años, pudiendo revocarse en algunos casos.

La Exclusividad de Datos es una práctica mediante la cual las autoridades reguladoras de medicamentos no permiten, durante un período de tiempo fijado, que los archivos de registro de un producto original sean usados para registrar una versión genérica terapéuticamente equivalente de ese medicamento. La Exclusividad de Datos está completamente separada de las Patentes, porque la Regulación de Medicamentos y su Registro dependen del Ministerio de Salud, que no tiene nada que ver con los derechos privados de las patentes. Ahora, la Exclusividad de Datos firmada en el TLC permite el monopolio de aquellos medicamentos que, aun estando sin Patente en el país, puedan ser protegidos de tal forma que ningún otro les haga la competencia.

La Exclusividad de Datos será ahora un obstáculo para la emisión de las Licencias Obligatorias. Porque, aunque un país posea el derecho de emitirlas, el medicamento genérico producido tendrá que registrarse y no se admitirá ese registro hasta que expire el período de Exclusividad otorgado al medicamento original. Se trata de una manera de bloquear por la puerta de atrás la posibilidad de la Licencia Obligatoria, una estrategia para no permitir que se irrespete una patente aún cuando esto se decidiera para proteger la Salud de la población.

Por ejemplo, si un medicamento está registrado en Estados Unidos y -por las razones que sea- no fue registrado en Honduras, ahora la compañía farmaceútica original tiene 5 años para poder registrarlo en Honduras, sin que durante ese tiempo ninguna versión genérica de ese producto pueda registrarse, dándosele la prioridad de mercado al original. Más: cuando la empresa estadounidense decida registrarlo contará con 5 años más de exclusividad de Datos, durante los cuales el fabricante de genéricos tampoco podrá solicitar el registro, pues no podrá usar los Datos y Prueba del original. Resultado: los pacientes no tendrán acceso a este medicamente ni en su versión genérica ni en la de marca durante varios años, lo que significará para ellos la vida o la muerte.

No puede haber ejemplos más claros de lo que es priorizar el bien privado comercial sobre el bien público que es la Salud. ¿Cómo entender que los negociadores centroamericanos, tras haber acordado estos puntos, puedan afirmar que la Salud Pública no se tocó y que se han mantenido las flexibilidades de los ADPIC y el espíritu de la Declaración de Doha?

LOS “POLICÍAS” DE PATENTES

Dos puntos más de los acordados terminan por ensombrecer aún más un panorama tan desalentador. El TLC establece normas que transforman a las autoridades nacionales reguladoras de medicamentos en “ejecutores” efectivos de las patentes sobre medicamentos. Se otorga a la Entidad Reguladora de Medicamentos del Ministerio de Salud de cada país una nueva función: informar al dueño de la patente si existe en el país algún genérico que desea registrarse usando la información del original. Según el TLC, el Ministerio de Salud debe prohibir que esto suceda durante los cinco años siguientes al primer registro de ese medicamento en cualquiera de los países del área TLC, no necesariamente en el del Ministerio del país correspondiente, ni sólo durante los cinco años siguientes al registro de ese medicamento en el país.

Se acordó también algo tan extremo como considerar que un producto es nuevo y beneficiario de todos los derechos acordados por el simple hecho de que se registre por primera vez en un país, ignorando que sea conocido en otros países donde se registró anteriormente.

CENTROAMÉRICA: RESIGNADOS A UNA FATALIDAD
ESTADOS UNIDOS: EMPEÑADOS EN GANAR

A la hora que Centroamérica negociaba en conjunto todos estos puntos, tan sensibles, Estados Unidos jugó con la ventaja de que Guatemala ya había aprobado un decreto sobre Exclusividad de Datos y que Nicaragua ya tenía desde 1998 un acuerdo bilateral -aunque no claramente cumplido- con Estados Unidos, similar a algunos puntos del TLC en materia de protección de Datos, a pesar de que ese acuerdo, en el caso de Nicaragua, contradice en algunos puntos la Ley de Patentes del año 2000, lo que hasta la fecha ningún funcionario nicaragüense ha parecido notar.

Estas dos ventajas a favor de Estados Unidos debilitaron la posibilidad de una posición común de todos los centroamericanos. El Salvador, Honduras y Costa Rica terminaron asumiendo las duras condiciones de un mal necesario, como una fatalidad que debía ser acatada y aceptada, sin ningún cuestionamiento o análisis de las consecuencias y de la intención que había detrás de ella.
América Latina representa sólo un 6% en el mercado farmacéutico mundial. Lo que representa Centroamérica en este mercado es microscópico: menos de un 1%. Ante estas cifras, se hace difícil comprender cuál sea el interés de las multinacionales estadounidenses por conseguir la exclusividad de mercado en nuestra región. No puede ser otro que el de ir creando modelos de acuerdos internacionales para su beneficio. Sin concesiones, dejando la posibilidad de acceso a medicamentos para la gente más pobre a la buena voluntad que puedan o no tener ciertas empresas o a la eventual donación de ciertas organizaciones, Estados Unidos parece querer establecer parámetros que dobleguen a otros países y regiones más significativas comercialmente en el mercado mundial.

Los países centroamericanos coinciden más o menos en sus porcentajes en cuanto a presencia de genéricos y de medicamentos de marca en sus mercados. Los genéricos suelen representar un 60% y los de marca un 40%. Sin posibilidad de contar con medicamentos genéricos, como queda claro en lo acordado en el TLC, no es difícil imaginar las gravísimas consecuencias que habrá en la Salud de las mayorías de nuestros países. Si ya hoy los presupuestos en Salud son del todo insuficientes, ahora darán para mucho menos de lo que suelen dar. Y las mujeres, hombres, niñas y niños con una receta en la mano y la otra mano extendida buscando como completar el precio del medicamento necesario se multiplicarán por calles y barrios de nuestras ciudades y pueblos.

EL DÍA DESPUÉS DE MAÑANA

El TLC está hoy en manos de los diputados de las Asambleas y Congresos Nacionales de cada país de Centroamérica y en el Congreso de Estados Unidos. El grado de conocimiento que tienen los diputados sobre lo que se ha firmado varía. En general, el debate del acuerdo en el nivel político, en la sociedad civil y en los medios de comunicación sigue centrándose en el área agrícola y textil sin considerar, con la preocupación que amerita, lo que se ha negociado con la Salud y con la Vida de millones de centroamericanos.

Hasta ahora, la tendencia ha sido dejar a un lado este tema por considerarlo demasiado técnico y poco claro. Pero, al no poner este asunto en el centro del debate se está secundando, inconscientemente, la estrategia deliberada de Estados Unidos, que consiste en el ocultamiento o el disimulo de lo que realmente esconde el capítulo de Propiedad Intelectual, que es el que más les interesa imponer en todos los acuerdos de libre comercio que promueven por el mundo.

Unos años más o menos de patentes, unos años más o menos de exclusividad de datos, unos años más o menos de poder contar con medicamentos genéricos, representan para las grandes compañías farmacéuticas más o menos ganancias. Para los pacientes de enfermedades graves representan la diferencia entre la vida y la muerte. En contra de la ética y del espíritu de la Declaración de Doha, en el TLC se ha vendido la Salud de nuestra gente y su futuro.

Si el TLC llega a ratificarse después de las elecciones estadounidenses, con la misma administración republicana o con una demócrata, manteniendo estas disposiciones que restringen el acceso a los medicamentos, las consecuencias se verán muy pronto. Seguramente el día después de mañana.
Si no se revisa y modifica el texto, lo que nos queda es ingeniar sistemas y estrategias a nivel de iniciativas de ley o de políticas de salud que amortigüen lo más posible las peores consecuencias del TLC. Y como este acuerdo internacional está por encima de las leyes nacionales, será indispensable que las sociedades civiles, con la fuerza de su presión y esgrimiendo posiciones éticas decidan revertirlo. No habrá nada peor que el silencio resignado. Si en silencio esa mujer va camino de vuelta a mendigar, con la receta de un medicamento inalcanzable, su derecho a la vida, nos tocará a todos nosotros hablar, gritar, impedir con nuestra voz no resignada que ella siga muriendo en silencio.

INTEGRAN LA INICIATIVA DE ACCESO A MEDICAMENTOS ESENCIALES DE NICARAGUA: ACCIÓN MEDICA CRISTIANA, ASOCIACIÓN ENTROAMERICANA DE ANÁLISIS Y ECONOMÍA DE SISTEMAS DE SALUD (ACAESS), CASA DE LA MUJER, CENTRO HUMBOLDT, CEPS, CEDEMETRA, CISAS, COLECTIVO DE MUJERES DE MATAGALPA, INSTITUTO JUAN XXIII, LIGA DE DEFENSA DEL CONSUMIDOR, MOVIMIENTO COMUNAL NICARAGÜENSE, PROSALUD, PROVADENIC, RED PLAMOTANIC, SERVICIOS COMUNALES SAN JUAN DEL SUR, IPHC, AIS-NICARAGUA, CENTRAL SANITARIA SUIZA, COORDINACIÓN INTERINSTITUCIONAL DE MEDICAMENTOS ESENCIALES (COIME), COMITÉ DE SERVICIO DE LOS AMIGOS QUÁKEROS, FARMAMUNDI, FUNDAP, MÉDICOS
DEL MUNDO ESPAÑA, MÉDICO INTERNACIONAL E.V., MÉDICOS SIN FRONTERAS, OED, OXFAM BÉLGICA, VETERINARIOS SIN FRONTERAS.

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