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Universidad Centroamericana - UCA  
  Número 268 | Julio 2004

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Nicaragua

La corrupción de las palabras

Hace dos años, la lucha contra la corrupción abrió flancos nuevos y novedosos para la construcción de ciudadanía en Nicaragua. Desvanecidos los objetivos y la ejemplaridad de esta iniciativa gubernamental, las actuales y encarnizadas luchas cortoplacistas por el poder incrementan a diario otra corrupción: la corrupción de las palabras, que siembra confusión, provoca escándalos y profundiza la desmoralización nacional.

Equipo Nitlápan-Envío

Un ambiente que algunos han calificado acertadamente de “canibalismo político” precedió las celebraciones del 111 aniversario de la revolución liberal (11 de julio) y del 25 aniversario de la revolución sandinista (19 de julio). Entre los liberales, la despiadada lucha interna sigue teniendo todo que ver con el destino de Arnoldo Alemán y ya con la candidatura presidencial del PLC para el 2006. En el FSLN, la sorda disputa por hegemonizarlo que se desarrolla entre los dos Ortega pasa también por la candidatura presidencial. Desde el Ejecutivo, las respuestas políticas a estas dos bandas continúan siendo erráticas. Lo más significativo de este mes fue la participación, más chocante que en anteriores ocasiones, de la jerarquía católica en las diarias maniobras políticas de los tres polos de poder.

BOLAÑOS - RIZO - ALEMÁN

En nombre de la austeridad, el 1 de junio el Vicepresidente José Rizo propuso una reforma constitucional para que la Asamblea Nacional autorizara cada uno de los viajes presidenciales. Los continuos viajes al extranjero del Presidente Bolaños han sido motivo de escándalo. Uno de los más irrelevantes e innecesarios -para asistir a la boda real en Madrid- colmó la copa. Ripostando a Rizo y antes de salir de viaje al Japón, Bolaños emitió un decreto presidencial ordenando que Rizo -y todos los ministros- deben pedirle autorización con 30 días de anticipación para salir del país en cualquier viaje. En nombre del “respeto a la figura y a la institucionalidad”, Rizo anunció que desacataría el decreto, después dijo que recurriría de amparo. Después se supo que consiguió de Bolaños su anulación.

Desde hace un tiempo, palabras y movimientos de Rizo se explican por sus esfuerzos para resultar ungido por Alemán como candidato presidencial para 2006. Sus continuos enfrentamientos con el Presidente Bolaños y el giro que ha venido dando en sus opiniones sobre la suerte de Alemán son las ofrendas que presenta al caudillo del PLC para lograr su objetivo.

MONTEALEGRE - PLC

En nombre de la legalidad partidaria, otro foco de disputa se reabrió este mes en el liberalismo para apartar del camino a esa apetecida candidatura a Eduardo Montealegre, actual Secretario de la Presidencia y hombre de total confianza de Bolaños. Alemán no soporta el liderazgo alternativo de Montealegre. Los más arnoldistas en el PLC hablan de coherencia: la lealtad de Montealegre al Presidente contradice el carácter de partido “en la oposición” acordado hace más de un año por la dirigencia del PLC.

Montealegre argumenta siempre que es el servicio a la nación lo que lo mantiene en el gabinete de Bolaños y la lucha por la democracia, en el PLC. Nada entre dos aguas y alega que lo hace porque tiene “pensamiento propio”. Sabe ya que la embajada de Estados Unidos apuesta a él como candidato del antisandinismo en 2006. También sabe ya la embajada que el liderazgo de Alemán sólo podrá ser debilitado poco a poco y que la maquinaria del PLC no puede ser desechada como vehículo para conducir a Montealegre a la meta presidencial.

PLC - APRE - GUL - ALEMÁN

Después de un mes de casi total silencio sobre su caso en los medios -un verdadero alivio nacional-, este mes el ex-Presidente y reo por fin encarcelado Arnoldo Alemán volvió a aparecer con todo su peso en el centro del debate. Tras el anuncio de un “macabro plan” para asesinarlo, poco creíble, Alemán fue trasladado, a inicios de junio, de la oficina de la Cárcel Modelo en que permanecía desde el 19 de marzo a la celda número 9 de ese penal. A partir de ese momento, se reanudaron las negociaciones a tres bandas en torno al destino del reo.
Mientras el Presidente del Parlamento, Carlos Noguera, reconocía abiertamente que había visitado varias veces a Alemán en la cárcel para consultarle qué posición mantener ante el paquete de leyes que interesan al Ejecutivo en el Parlamento, el dirigente liberal y ex-ministro Eduardo Urcuyo era destituido intempestivamente por Bolaños de su cargo al frente de TELCOR (telecomunicaciones), entre otras implícitas razones por haber visitado a Alemán en la cárcel y haber cuestionado la fabricación, desde el gobierno, de dos nuevos partidos: la GUL (liberales bolañistas) y ahora la APRE (Alianza por la República, integrada por conservadores + liberales bolañistas + otros grupos).

Tanto Noguera como Urcuyo reconocieron el indiscutible liderazgo de Alemán y la necesidad de contar con él en todas las decisiones del PLC. Urcuyo, tan crítico durante un buen tiempo de la corrupción instalada por Alemán, llegó a decir que el protagonista del saqueo “ha sido la figura política del fin del siglo de este país”.

¿Es viable un liberalismo sin Arnoldo? Carentes de principios los actores liberales, nos han mostrado que no es viable. Sin embargo, pareciera que Alemán está empezando a ceder en algo. ¿En qué? Lo que de más peso lo acerca a los bolañistas es la crisis financiera que enfrenta el PLC para la campaña electoral municipal y la que le tocará enfrentar en dos años en la campaña presidencial. ¿De dónde alimentar las finanzas partidarias estando fuera del Estado y ahora que el Ejecutivo apoya al partido-alianza que ha fabricado, la APRE?

MANOS - DEDOS - PACTOS

En sus manos aún los hilos de las estructuras del PLC, Alemán tiene que decidir en qué va a ceder y en qué no, tiene que mover sus fichas, tiene que convencer, mantener reuniones bilaterales y grupales, presionar. Imposible hacerlo en la celda número 9, donde además de tener controladas las visitas, se siente, por primera vez, verdaderamente preso y por tanto, limitado.

Días después de ser trasladado a esa celda, a sus seis enfermedades crónicas se le sumó una nueva: no lograba mover dos dedos de su mano derecha, la misma con la que firmó tantos cheques para sobresueldos, empresas fantasmas, prebendas, finanzas partidarias y privilegios personales. Al conocerse tan simbólica dolencia, se inició el debate médico-legal sobre su gravedad (“quedará paralizado”, “se le pudrirá la mano”...) y sobre las razones humanitarias para una urgente cirugía, a la que seguiría una necesaria y prolongada rehabilitación.

Los diputados del PLC volvieron a proponer a Bolaños trabajar en beneficio del país aprobando el paquete de leyes que interesa al Ejecutivo a cambio del traslado de Alemán a su hacienda El Chile dada su gravedad. Propuestas y también amenazas: se aliarían con el FSLN en el Legislativo para aprobar otras leyes que el Ejecutivo busca soslayar. Y así fue: en los días de la polémica médica, arnoldistas y sandinistas aprobaron por fin las reformas al presupuesto, poniendo en aprietos fiscales al Ejecutivo.

En el “paquete” que deben negociar en el Parlamento el PLC y el FSLN está aún pendiente la polémica Ley de Carrera Judicial -pivote en todos los debates- y, entre otros nombramientos, el de Magistrados de 16 Tribunales de Apelaciones, el del Superintendente de Bancos, el del director de una nueva instancia propuesta por ambos partidos -la Superintendencia de Servicios Públicos- y los de Procurador y Subprocurador de Derechos Humanos. La Procuraduría quedó acéfala el 15 de junio al no ponerse de acuerdo liberales y sandinistas sobre quiénes serían más leales a sus intereses en esta institución estatal.

ALEMÁN-BOLAÑOS-ORTEGA

En torno al destino del reo de la celda número 9, el Ejecutivo alzó la voz para denunciar que estaba en marcha un pacto entre el PLC y el FSLN para liberarlo. El FSLN la alzó a la viceversa: lo que estaba en marcha era un pacto entre el PLC y Bolaños para concederle el privilegio de regresar a su hacienda o excarcelarlo, reiterando Ortega y sus diputados que el FSLN no pinta nada en el caso Alemán. ¿Quién los cree?
Para Ortega y el FSLN la opción es que Alemán permanezca en prisión y no en condiciones óptimas hasta lo más cerca de las elecciones del 2006. Esto agudiza las pugnas entre arnoldistas y bolañistas, alimentando resentimientos y acentuando la competencia entre quienes aspiran a ser mirados con mayor benevolencia por Alemán y ungidos como candidatos. Alemán en prisión y pendiente la sentencia final en los dos casos de corrupción que le llevaron a la cárcel -Canal 6 y La Guaca- garantiza la división del liberalismo. Y en esta división coinciden y confían los dos Ortega para garantizarle al FSLN un triunfo electoral.

Las señales indican ya que la falta de fondos en el PLC, la certeza de fondos en la APRE bolañista, las orientaciones de la embajada americana y un mayor realismo en los cálculos del propio Alemán propiciarían la alianza APRE-PLC para las municipales, postergándose la gran batalla por conseguir la unidad antisandinista entre arnoldistas y bolañistas hasta que pasen las municipales y se caliente el escenario de las presidenciales.

LO ESPIRITUAL

En este contexto se produjeron los hechos más significativos del mes. La nueva dolencia del reo y su traslado a una celda condujo al Cardenal Miguel Obando a la cárcel para llevarle “auxilio espiritual”. Portaba un permiso judicial para entrar él, su vicario Eddy Montenegro y “un tercer acompañante que se identificará al momento de presentarse en el penal”. Resultó ser otro sacerdote de la confianza del Cardenal. Sin que se haya aclarado por qué razón el Cardenal no identificó previamente a quien le acompañaría ni tampoco por qué la jueza decidió emitir la orden con esa imprecisión, el resultado fue, como era de esperar, que no dejaran entrar a la tercera persona. Entonces, el Cardenal se negó a entrar él con Montenegro, responsabilizando al gobierno, con medias palabras y contrariado, por el desaire sufrido.

En vez de interpretar sencillamente el incidente como una muestra de respeto estricto a los reglamentos del sistema penitenciario y, en consecuencia, como una oportunidad para dar ejemplo y actuar como un ciudadano que acata el principio de igualdad ante la ley, el Cardenal Obando y su obispo auxiliar Jorge Solórzano agrandaron con sus declaraciones el conflicto. “Hicieron de un clavo un machete”: lo valoró así acertadamente una vendedora de un mercado de Managua.

LA PERSECUCIÓN

Estaba ausente del país el Presidente Bolaños. En su ausencia se suele evidenciar aún más la poca capacidad política de quienes lo sustituyen como cabezas visibles del gobierno, oportunidad que aprovechan los más hábiles personajes de las otras dos bandas para menoscabar su ya debilitada autoridad al interior del país.
El Ministro de Gobernación Julio Vega se disculpó de inmediato con el Cardenal, pero no defendió a los funcionarios que sólo habían cumplido con el reglamento del sistema penitenciario. El Vicepresidente Rizo visitó al Cardenal para solidarizarse con él y declaró que se había cometido un “atentado espiritual” al negarle la entrada. Tomás Borge y Daniel Ortega consideraron el hecho como “incalificable” por tratarse de un “líder espiritual”. Los diputados arnoldistas emitieron un comunicado sobre el “atropello repudiable” y aprovecharon para sugerir un “referendum revocatorio” del mandato de Bolaños, inspirados en el caso venezolano.

Las cosas fueron mucho más lejos de lo que podía deducirse del incidente. El obispo auxiliar de Managua lo interpretó como parte de una campaña, en marcha, orquestada por el gobierno, que estaría presionando a los medios para que silenciaran el trabajo pastoral del Cardenal. Solórzano afirmó que la Iglesia estaba sufriendo una persecución “con una censura que no habíamos vivido ni en tiempos de Somoza ni en el régimen sandinista” y que afectaba “a ciertos medios escritos, radiales y televisados”.

El Cardenal corroboró las palabras de Solórzano, negándose ambos a identificar la fuente que les había informado de la campaña, el grupo que en el gobierno la orquestaba y los medios que habían participado en ella. Es la cuarta vez durante el gobierno Bolaños que el Cardenal y su entorno se declaran “perseguidos”, negándose en las cuatro ocasiones a brindar los datos que permitirían a las autoridades confirmar la veracidad de la denuncia e investigar a los “perseguidores”.

APARECE EL DEMONIO

Dos días después del incidente en la puerta del penal, el Ministro Julio Vega y el Secretario de la Presidencia Eduardo Montealegre encabezaron una delegación que visitó al Cardenal para pedirle perdón y asumir “toda la culpa” por lo sucedido.
Queden para la historia de este tiempo de corrupción de las palabras algunas de las de Julio Vega en esa ocasión: “Dios controla todo sobre la Tierra y Dios sabe la recta intención que nosotros tenemos y el respeto que nosotros le tenemos a Su Eminencia. Y yo creo que en esta relación que estamos fortaleciendo con la Iglesia católica tenemos que poner al frente a Cristo porque el demonio es astuto y el demonio se mete en todos lados y se mete en nuestras vidas.”

El Cardenal Obando recibió complacido el desagravio, reiterando que la Iglesia no quiere crisis, pero sí constata los hechos. Al día siguiente volvió sobre el tema de la Iglesia “perseguida”, mientras el gobierno publicaba un vistoso campo pagado donde negaba nuevamente esa versión.
En la tarde de ese mismo día, Arnoldo Alemán salió de la cárcel para el hospital a operarse los dedos. En las primeras 15 horas de su internamiento se contabilizaron 40 visitas de amigos y correligionarios liberales. Se abría así una nueva fase de negociaciones a tres bandas con Alemán en el centro. Finalmente, Alemán fue operado de los dedos el 22 de junio y por razones médicas, se decidió que su rehabilitación se prolongaría en el hospital hasta que negociara fondo y detalle de la Convención del PLC el 11 de julio.

IGLESIA-ESTADO

Durante el desarrollo de esta escalada, el obispo de Estelí Abelardo Mata -activo miembro del comité creado el año pasado para defender los derechos humanos del reo Alemán- criticaba durísimamente al gobierno de Bolaños, señalando sus “descaros”, “el lujo, la vanidad, la soberbia, el despilfarro y la falta de conciencia social” y “la insensatez con la que quiere poner en ridículo al Cardenal”, y el obispo Solórzano añadía a lo ya dicho más sobre la trama de la persecución gubernamental: Bolaños también habría mandado emisarios al Vaticano para pedir la sustitución del Cardenal Obando al frente de la arquidiócesis de Managua. (El Cardenal presentó su renuncia al Vaticano en 2001 al cumplir los 75 años, no se la han aceptado aún).

Días después se conocía que el embajador de Nicaragua en el Vaticano había solicitado a la Cancillería en Managua información sobre un Concordato Iglesia-Estado suscrito en 1861 -totalmente obsoleto en la práctica- que daba facultades al gobierno para proponer candidatos a obispos a cambio de una serie de privilegios para la jerarquía católica, derivados del establecimiento del catolicismo como religión oficial.

Esta iniciativa conocida en momento tan inoportuno cayó como anillo en el dedo episcopal: la jerarquía la interpretó como una prueba más de la persecución. Y el Presidente respondió en clave religiosa: afirmó que quien así lo creyera “se va a condenar en el fuego eterno por mentiroso”.

¿QUIÉN LO CREE?

¿Creyeron muchos en la gravedad del desaire al Cardenal? ¿Y en la versión oficial del personal eclesiástico sobre la persecución?
El teólogo católico alemán Eugen Drewermann, que en su libro Clérigos hace, desde la ciencia del sicoanálisis, uno de los estudios más exhaustivos y demoledores sobre las ideas de los funcionarios de la Iglesia católica, sostiene que la reacción de las bases católicas contra la prepotencia del poder autoritario de la Iglesia no se materializa nunca en una “revolución”, sino en una deserción silenciosa o en una indiferencia interior. Ambas formas de protesta sosegada -añade- resuenan ya, pero no tendrán efecto sobre la cúpula eclesiástica hasta que quiebre la base económica de la Iglesia.

¿Se están dando esas dos formas de “protesta sosegada” en Nicaragua? Aunque es evidente el éxodo de católicos -de nombre o tradición- a las denominaciones evangélicas, y aunque es aún más notorio y preocupante el éxodo masivo de profesionales a grupos religiosos ambiguos, basados en la conversión, en ritos relativos a la culpa y en dogmas derivados de una lectura poco informada de la Biblia, todo aderezado en una indigesta religiosa multiusos y multisabores, la protesta aún no existe. Tampoco la propuesta.
Difícil el análisis sin tener en cuenta que la religiosidad tradicional heredada de la Conquista y estas nuevas formas -todas mágicas e irracionales-, se basan en una idea de Dios perversa, en nada derivada de la palabra de Jesús de Nazaret, y por eso, en nada cristiana.

Esta idea de Dios domina a una sociedad que no es laica y a un Estado que a ella responde resistiéndose a ser laico. Éstas son las bases culturales que impiden distinguir y medir más acertadamente la “deserción silenciosa” o la “indiferencia interior” que hoy tal vez esté en marcha. Sólo tal vez.

EL ENTENDIMIENTO

Respecto a las bases económicas del poder eclesiástico, es sabido que el actual control sobre los recursos del Estado privó a la jerarquía católica de un cúmulo de privilegios del que se benefició durante el gobierno de Alemán y que, al menos este matiz de la lucha anticorrupción ha afectado las relaciones de la jerarquía con el gobierno del católico Enrique Bolaños desde el inicio de su mandato.

En este sentido, aún más significativo que el perdón pedido y recibido entre Vega y el Cardenal fue el anuncio que el Secretario de la Presidencia Eduardo Montealegre le hizo al Cardenal, garantizándole que, “en aras de un entendimiento” revisaría directamente, para restablecerlos, todas las exoneraciones de impuestos y los favores aduaneros concedidos a la Iglesia católica.

Sin profundizar en las raíces culturales y económicas que pueden aproximarnos al fondo de esta confusión, quedó claro que, por causa del mini-incidente a las puertas del penal, magnificado como mega-escándalo gracias al altavoz eclesiástico, el gobierno quedó contra las cuerdas y Alemán salió de su encierro.

FSLN - IGLESIA - PAZ - AMOR
RECONCILIACIÓN

A finales del mes de junio, solamente quedaba fuera de este escenario el FSLN. Cuando la teoría del complot contra el Cardenal llegaba a su cima tras la noticia del Concordato, entró en escena Daniel Ortega.

El 25 de junio, Ortega visitó al Cardenal Obando para pedirle que respaldara con su autoridad moral una iniciativa de ley en la que el FSLN propone reducir a la mitad los megasalarios de todos los altos funcionarios públicos.
Tras este envase, el objetivo era otro: solicitarle que celebrara una misa en la mañana del 19 de julio, 25 aniversario de la revolución. El Cardenal aceptó como un gesto por la reconciliación. Ortega apuntó más alto: lanzó la candidatura del Cardenal Obando para el Premio Nobel de la Paz, calificándolo como el nicaragüense que más ha trabajado por la paz en Nicaragua y desafió a Bolaños a sumarse a su iniciativa.

Al día siguiente, en el discurso ante miles de sandinistas que participaron en el rito anual de conmemoración de El Repliegue a Masaya, Ortega reiteró el valor de la iniciativa: “Si queremos reafirmar la reconciliación en Nicaragua, el amor, la paz y la solidaridad, justo y merecido sería que se le otorgara el Premio Nobel de la Paz al Cardenal Miguel Obando y Bravo”. Sobre la misa, afirmó que ya el Papa Juan Pablo II, en su visita a Nicaragua en marzo de 1983, había orado por los caídos en la guerra que entonces vivíamos, distorcionada interpretación de tan doloroso acontecimiento.

LA REVOLUCIÓN

Toda esta ceremonia de la confusión -que más parece un vulgar sainete ofensivo, por no decir una tragedia- precedió el 25 aniversario del hecho histórico más trascendental de la historia de Nicaragua: el derrocamiento de la dictadura somocista por una insurrección popular que costó miles de muertos, que estuvo llena de increíbles y heroicas hazañas, que fue acompañada por una colosal solidaridad internacional y que encabezaron los sandinistas.

La revolución de Nicaragua conmovió al mundo por lo que simbolizó. Lo que sucedió, y más aún, el significado de lo que sucedió, convirtió a Nicaragua en un imán que atrajo la imaginación de millones de seres humanos. Los símbolos eran poderosos: un cruel dictador dinástico contra un pueblo oprimido liderado por un ejército de muchachos y muchachas, un país-David contra el Goliat- Estados Unidos, el poder de la voluntad creadora contra las estructuras atrincheradas del pasado. Luchas que trascienden fronteras y culturas se condensaron en un triángulo de apenas 150 mil kilómetros cuadrados y en un momento en que el mundo se orientaba ya hacia el pragmatismo y el utilitarismo impuesto por el capital global. En 1979 no hablábamos aún de globalización, pero este proceso empezaba a cristalizarse y a tomar forma. Reagan, Thatcher y Mulroney fueron sus primeros rostros.
Revolución: palabra tan rica y tan plena de profundos significados. Diez años después, el colapso de aquella revolución expresaría también el colapso de las esperanzas de quienes creímos en la posibilidad de una extensión y ampliación de las ideas de justicia, dignidad y libertad, las que hoy parecen tener valor sólo cuando las define el mercado.

Como una nación con memoria y aspiraciones colectivas, Nicaragua no ha encontrado aún las palabras que le permitan interpretar las causas y las consecuencias -positivas y negativas- ni de la revolución ni de la guerra que la acompañó durante una década. No hemos querido encontrar las palabras con las que expresar la responsabilidad que a cada quien nos corresponde en todo lo ocurrido. Preferimos enterrar el pasado, olvidar, y por eso cada cierto tiempo, en fechas como éstas, emergen los fantasmas que continúan polarizando a la población, alentando violencias e irresposabilidades y actuando como lastre para cualquier proyecto nacional.

¿HALLAREMOS LAS PALABRAS?

¿Podremos hallar las palabras necesarias para interpretar nuestro pasado? ¿Para consensuar entre todos nuestro futuro? Responsables de pactos, negociaciones y de toda clase de patrañas, responsables de corrupción y de impunidad, quienes se dicen nuestros líderes tienen además una enorme cuota de responsabilidad en la corrupción de la palabra. Amparados en una retórica cínica y oportunista -que causa una perplejidad creciente, especialmente cuando la palabra Dios, su nombre es tomada por todos en vano- tratan de convencernos de que el horizonte de las posibilidades de Nicaragua coincide con el límite de sus ambiciones personales.

Si todo camino empieza con un paso, combatir la corrupción de la palabra diciendo la verdad tendrá que ser el primero. Iniciaríamos así, tal vez, la ruta que ponga las bases de una nueva revolución.

NOTA: LAS PALABRAS SUBRAYADAS EN ESTE TEXTO SON ALGUNAS DE LAS MÁS ALTAMENTE CORROMPIDAS EN EL PAÍS.

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