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Universidad Centroamericana - UCA  
  Número 253 | Abril 2003

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El Salvador

¿Victoria del FMLN o derrota de ARENA?

Arena perdió por las privatizaciones. Por su falta de política social. Y por apoyar la guerra contra Irak. Con mayor democracia interna y con alternativas viables y creativas, el FMLN hubiera podido arrasar con ARENA.

José María Tojeira

En El Salvador las elecciones para Presidente y Vicepresidente no van siempre unidas a las elecciones a diputados a la Asamblea Legislativa y a alcaldes y concejales. La última vez que coincidieron fue en 1994, apenas año y medio después de la firma de los acuerdos de paz. Desde entonces ha habido dos elecciones presidenciales (1994 y 1999), ambas ganadas por ARENA, y cuatro elecciones para diputados y alcaldes (1994, 1997, 2000 y 2003), en las que ARENA ha ido perdiendo fuerza consistentemente, mientras el FMLN la iba ganando. A la par, y con la misma consistencia, ha ido erosionándose desde 1994 lo que fue una importante participación ciudadana en las urnas.

GRAN ABSTENCIÓN Y “VUELTA DE LA TORTILLA”

Una vez más, en las elecciones para diputados y alcaldes del 23 de marzo de 2003, el abstencionismo fue un factor de gran peso. Según “Proceso”, semanario de análisis de la UCA, de 3.5 millones de personas que podían votar, 2 millones no lo hicieron. Aproximadamente, un 57% se abstuvo de ir a las urnas. La candidata perdedora en la alcaldía de San Salvador, Evelyn Jacir de Lovo, de ARENA, atribuye su derrota a la incapacidad del sistema de atraer más votantes a las urnas. Sin embargo, en el año 2000 las mismas elecciones para diputados y alcaldes tuvieron una abstención similar: el 61% no votó.

Otro hecho importante a destacar en estas elecciones es una “vuelta de la tortilla”: ARENA pasó a ser la segunda fuerza política del país y el FMLN pasó a ser la primera, aun cuando en términos de votos la diferencia fue mínima. Según datos del 31 de marzo, votaron por el FMLN en la elección para diputados 475,130 personas y por ARENA 446,279. Sin embargo, a consecuencia del sistema electoral de residuos, la diferencia le otorgó al FMLN 31 diputados y a ARENA sólo 27.

Evidentemente, todas las decisiones que requieran de una mayoría cualificada de dos tercios en la Asamblea estarán ahora en manos del FMLN. Con todo, si continuara la alianza de ARENA con el PCN, la derecha mantendría una mayoría absoluta de 43 diputados sobre un total de 84, puesto que el PCN -el “rey de los residuos” electorales-, consiguió nada menos que 16 diputados. Y con esa mayoría y el “retorcimiento” de la ley podrá seguir superando el escollo de las mayorías cualificadas.

NI GUARDADO NI SALGUERO

Desde 1994, cuando ARENA obtuvo 39 diputados, ha descendido a los 27 conseguidos ahora. Este descenso en número de legisladores ha sido constante en todos los procesos electorales, 1997 y 2000 incluidos. En su historia, el FMLN ha tenido un desarrollo inverso: desde los 21 diputados que consiguió en 1994 hasta los 31 que obtuvo en el 2000 y que ha mantenido en 2003. No deja de ser un logro significativo, ya que el FMLN ha conseguido, también en esta ocasión, superar su segunda escisión importante, esta vez la de la fracción liderada por su anterior candidato presidencial, Facundo Guardado -su escindida bancada tenía en la Asamblea 6 diputados-, consiguiendo mantener así la lealtad nuclear de los votos efemelenistas.

De hecho, el nuevo partido -Movimiento Renovador-, fundado e inscrito por Facundo Guardado, no llegó a conseguir el 3% de los votos emitidos, porcentaje necesario para mantenerse como partido y, al final, incluso perdió, en un duelo cerrado con ARENA, el único diputado al que iba a tener derecho por residuo. Como ya había aprendido Joaquín Villalobos en los años 90, las escisiones en el FMLN no llevan a ninguna parte en términos de votos. Tampoco el nuevo partido de la ex-Presidenta de la Asamblea Nacional, Gloria Salguero, escindido de ARENA, logró el 3% necesario para permanecer en el espectro político.

PCN Y PDC: CON PRESENCIA

El viejo partido PCN, que durante largos años fue el partido de los regímenes militares (1962-1979), se mantiene aún, alimentado incluso por la inyección que le dan las deserciones de políticos de derecha descontentos con ARENA.
En estas elecciones votaron por el PCN 173,768 personas y así el PCN obtuvo 16 diputados, dos más que en el año 2000. En la actual legislatura, que termina el 30 de abril, el PCN había sacado ventaja de su condición de tercera fuerza ostentando la Presidencia de la Asamblea Legislativa.

¿Querrá seguir haciéndolo en adelante, transando así sus votos en la Asamblea Nacional por la presidencia de la misma y por puestos importantes en comisiones legislativas? ¿O concederá al FMLN los votos necesarios para que de entre sus diputados salga el Presidente de la Asamblea Legislativa? Tradicionalmente, la primera mayoría relativa obtiene la presidencia parlamentaria, aunque esa tradición se quebró en la Asamblea electa en el 2000: aun con un voto de ventaja sobre ARENA, el FMLN no logró ocupar la presidencia por la alianza de las derechas.

El Partido Demócrata Cristiano, que hace 18 años ganó las elecciones presidenciales con una gran mayoría -Presidencia de José Napoleón Duarte- obtuvo en esta ocasión 101,854 votos y 5 diputados. Mantiene su presencia pero con una cuota de poder muy baja, incomparable a los 18 diputados que obtuvo todavía en 1994.

CDU: LOS DOS HÉCTOR

Otro desarrollo importante ha sido el resultado conseguido por el Centro Democrático Unido (CDU). El secretario general de este partido es Rubén Zamora, quien fue en 1994 candidato presidencial por una coalición de la que el FMLN era la principal fuerza numérica, y que perdió contundentemente contra el ex-Presidente Calderón Sol, de ARENA. A los pequeños partidos presentes en el CDU se adhirieron este año dos personalidades políticas de fuerte arraigo en El Salvador, los dos Héctor.

Héctor Silva, popular alcalde de la capital en dos períodos, desde 1997 al 2003, quien renunció a reelegirse por el FMLN cuando su iniciativa de mediar en el conflicto entre los médicos del seguro social y el gobierno fue vista con malos ojos por la dirigencia de este partido. Silva se unió entonces al CDU y fue ubicado como primero en la lista para diputados por elección nacional.

El otro es Héctor Dada Hirezi, antiguo miembro de la Democracia Cristiana que renunció a su puesto de canciller en la Segunda Junta de Gobierno en 1980, después del asesinato de Monseñor Romero. Se había dedicado desde entonces a su trabajo intelectual al frente de FLACSO, pero fue electo en el período anterior como concejal en la planilla de Héctor Silva. Lo acompañó en su renuncia y se lanzó ahora y fue electo como diputado por la plancha nacional.

El CDU logró elegir a Héctor Silva y a Héctor Dada, así como a otros 3 diputados, pero no logró que Rubén Zamora resultara electo. Con 96,108 votos el CDU tendrá también 5 diputados. La mitad de los votos del CDU (48,192) fueron capitalinos, demostrando así esta agrupación política su fuerza urbana y su debilidad en las zonas del interior del país.

ARENA NO PUDO RECOBRAR SAN SALVADOR

ARENA hizo un enorme esfuerzo por ganar alcaldías, y en especial por recuperar la de San Salvador. Puso como su candidata estrella a Evelyn Jacir, quien realizó una campaña de mucha fuerza, apoyada en su prestigio personal y en sus obras como Ministra de Educación. Su candidatura osciló en la cuerda floja entre su renombre como intelectual ejecutiva y eficaz sin militancia partidaria y la necesaria militancia que se decidió a estrenar para poder seducir a los votantes de ARENA. No pudo. Evelyn Jacir perdió por 8 puntos porcentuales frente a Carlos Rivas Zamora, del FMLN, que había sido síndico con el alcalde Héctor Silva. Rivas obtuvo el 49.57% de los votos y Jacir el 41.78%.

RESULTADOS EN OTROS MUNICIPIOS

Además de la de San Salvador, el FMLN ganó de nuevo las alcaldías de los municipios más poblados del país, especialmente todos los del Gran Salvador, menos los de Cuscatancingo y Antiguo Cuscatlán -que ya no pertenece al departamento de San Salvador, sino al de La Libertad y cuya alcaldesa fue electa por sexta vez, rompiendo todos los récords-. Otra excepción notable para el FMLN fue la alcaldía de San Miguel. Los resultados dieron al FMLN, por segunda vez consecutiva, el gobierno municipal sobre la mayoría de la población del país. Sin embargo, en términos numéricos, ARENA sigue siendo el partido que más municipios gobierna (111), seguido por el FMLN con 74, el PCN con 53, el PDC con 18 y el CDU con 4. Sólo 2 municipios quedaron en manos de dos pequeños partidos.

Entre los resultados, es importante considerar que desde 1994, cuando ganó en 206 municipios, las elecciones municipales vienen siendo “una debacle” para ARENA. En 1997 ganó 160 y perdió 46. En el año 2000 ganó 127 y perdió 33. Y ahora, ganó 111 y perdió 16. En nueve años, ARENA ha perdido 95 municipios. Desde la elección anterior, el FMLN ha perdido 4 municipios, entre ellos Ahuachapán, Cuscatancingo y San Miguel, de importancia poblacional grande. Es notable el avance municipal del PCN, que en 1994 gobernaba 9 municipios y hoy gobernará 53, multiplicándolos prácticamente por seis.

ARENA: TRES RAZONES PARA SU FRACASO

De todas las elecciones se pueden extraer lecciones. De las recién celebradas podríamos mencionar una buena cantidad. Las principales son en buena parte causantes del alto ausentismo, grave defecto de nuestra democracia (¿Cuándo cambiaremos el código electoral?).

ARENA no obtuvo los resultados que esperaba, especialmente en la capital y en otras municipalidades importantes. Por tres razones. La primera, la cadena de privatizaciones. La escasa efectividad de su pretendida política social, su manejo autoritario y su falta de diálogo en el prolongado conflicto en el campo de la salud son la primera razón importante de su fracaso.

Segunda: la combinación de grandes millonarios en el COENA -el Comité Ejecutivo Nacional del partido- con una escasa y deficiente política de desarrollo social ha ofendido especialmente a los sectores profesionales. Creer que sólo con una mayor presencia de millonarios en los comités centrales del partido se arregla el país es una ofensa a la inteligencia. La presencia de millonarios en puestos de mando político, sin políticas realmente sociales, se vuelve en muchos aspectos insultante, tanto para los pobres como para quienes se preocupan por el problema de la pobreza en el país.

La tercera razón puede hallarse en la inmoral e irresponsable declaración del Ejecutivo apoyando la guerra contra Irak, contradicción enorme y dolorosa en un país que vivió once años en guerra y donde nadie quiere más guerra.

Si ARENA quiere crecer debe desarrollar una política social más eficaz, debe tener mayor apertura al diálogo con otros sectores, y debe abandonar el lenguaje amenazante y tabernario del que le quedan todavía residuos, incluida la letra de su himno. Evelyn Jacir, la candidata más significativa de Arena, al optar por la alcaldía de San Salvador, se identificó demasiado con el Ejecutivo, con los millonarios del COENA, con la agresividad del partido, con su himno, y hasta con su fundador, el mayor Roberto D’Aubuisson, a quien llevó flores a su tumba. El sector profesional, especialmente, aquel del que ella proviene, no se lo perdonó.

FMLN: ¿DEBE FESTEJAR?

El FMLN está festejando, como si fuera un gran triunfo, el haber conservado San Salvador e importantes municipios y también un ligero aumento de fuerza en la Asamblea Legislativa. Es un error. En realidad, el FMLN está disfrutando del voto de castigo a su contendiente principal y de la falta de otras alternativas consistentes en algunas unicipalidades. Si el FMLN fuera un partido de izquierda moderno, con una mayor democracia interna, con capacidad de presentar alternativas serias y viables de apoyo tanto a la pequeña y microempresa como a la grande, y tuviera un plan de desarrollo social para el país, que incluyera con prioridad al campo, hubiera podido arrasar con ARENA.

Su escaso triunfo no muestra más que la debilidad de este partido de izquierda, demasiado cuadriculado y poco creativo. No en vano ha comenzado ya entre sus filas una especie de “rebelión” de sus jóvenes talentos, cuyo portavoz, el reelecto alcalde de Nueva San Salvador (Santa Tecla), Oscar Ortiz, demanda un rejuvenecimiento del liderazgo.
Las elecciones no deberían verse como un referéndum en favor de la línea dominante en el FMLN, sino como una llamada al cambio en sus estructuras y actitudes. Con todo, no parece ser ésta la disposición del viejo líder Shafick Handal, quien afirma que “morirá en el partido” y rechaza la línea generacional como línea divisoria para reformarlo.

Que los votos muestren que se le quiere poner en la Asamblea un freno a ARENA no significa automáticamente que se le quiera entregar el Ejecutivo al FMLN el año que viene. A menos de que haya cambios claros. Una política de oposición más imaginativa y menos dogmática, y una mayor capacidad de ceder poder a otros sectores sería condición indispensable para crecer y para espantar en la población el fantasma aún presente del “miedo a guerrilleros”.

CDU: ESPERANZAS Y EXPECTATIVAS

El CDU ha resurgido en estas elecciones gracias al descontento con los partidos dominantes que experimentan los sectores profesionales y las clases medias del Gran San Salvador. Y gracias también a la confiabilidad que despiertan los dos Héctor -los ataques periodísticos contra ellos pesaron poco-. Así, se han generado esperanzas importantes ante el posible papel que este partido pueda jugar en la Asamblea, el más desprestigiado de los poderes del Estado. De todos modos, si llegan a cometer errores notables -como algunos recientes- podrían jugarse su prestigio como instituto político.

El sector profesional es muy crítico. En ese sentido el CDU tiene la responsabilidad de no caer en la politiquería, y de ese modo contribuir a despolarizar una dinámica parlamentaria que conduce a la ciudadanía a la parálisis política. Una oportunidad que ya existió para crear un centro más racional no debería desperdiciarse en esta segunda ocasión.

PCN: SOBREVIVE CON HOLGURA

El PCN ha bajado en la capital por su fama de partido ganguero, pero mantiene en los departamentos su relativa fuerza. Con políticos muy desgastados y poco confiables en la Asamblea, saca una excelente ventaja de los residuos electorales y con una buena estructura -sobre todo en zonas rurales- y en determinados ambientes -el del transporte- logró sobrevivir, de momento holgadamente. Sin embargo, su baja sistemática en el ámbito urbano puede convertirse en presagio de un descenso más sustancial en el futuro. A la larga, este partido, de tradición patriarcal y derechismo populista, solo tiene una alternativa: aumentar su apoyo a un desarrollo real de los sectores populares del campo y moderar la corrupción de sus líderes urbanos.

PDC: LA FALTA DE ÉTICA

El PDC sigue en la “zona gris” en la que lo dejó la corrupción de sus dirigentes. Querer rescatar el partido con un liderazgo -Rodolfo Parker-, señalado como actor o encubridor hace diez años de crímenes de esa humanidad por la Comisión de la Verdad no les llevará demasiado lejos. La palabra “cristiana” unida a la otra, “demócrata”, pesan demasiado para espaldas a las que la falta de ética ha hecho demasiado estrechas.

A PESAR DEL PROTAGONISMO MEDIÁTICO

Del resto de los partidos, tal vez algunos sobrevivan por algún tiempo. Especialmente los que tienen su fuerza en las bases y no en la propaganda. Algunos de los líderes de estos partidos consiguieron una relativa apariencia de fuerza por su protagonismo mediático. El hecho de ser disidentes de partidos importantes fue utilizado a conveniencia de las preferencias políticas de los grandes medios, creando una imagen desproporcionada a la valía real de sus liderazgos. El resultado está a la vista. No llegaron ni al 3% de los votos necesarios para sobrevivir.

UN FUTURO MEJOR ES POSIBLE

Los resultados podrían traer un futuro político mejor. Si se consigue una correlación de fuerzas en la Asamblea que obligue a una política más realista, consensuada y dialogante, se habrá dado un gran paso. Elevar el nivel de los debates de la Asamblea es una primera tarea. Lograr consensos al servicio del bien común salvadoreño la segunda. Avanzar en una política seria de desarrollo social, que tenga como objetivo victorias sobre la pobreza y el establecimiento de un estado social de derecho, la tercera y principal.

Si por el contrario, los partidos -y sobre todo las diputadas y diputados- se dedican a preparar desde ahora las elecciones del año que viene, si trasladan la lucha electoral a la Asamblea y se dedican a la politiquería barata y a los pactos oportunistas, se tendrá la más clara señal de que no se aprendió ninguna lección de estas elecciones. Y el ausentismo electoral, prueba de nuestro gran fracaso democrático, seguirá siendo indicador de la decadencia y corrupción de nuestro sistema político.

COLABORADOR DE ENVÍO EN EL SALVADOR.

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