Envío Digital
 
Universidad Centroamericana - UCA  
  Número 248 | Noviembre 2002

Anuncio

Nicaragua

Máscaras institucionales en la telaraña política

¿Renunciará Enrique Bolaños a su inmunidad? ¿Lo hará José Rizo? ¿Serán juzgados ambos? ¿Condenados o absueltos? ¿Y será desaforado Alemán? Las más perversas intenciones políticas se enmascaran hoy en las frágiles instituciones y en un "legal" acomodo de las leyes.

Equipo Nitlápan-Envío

Hay un dato positivo en la crisis que vive Nicaragua, tras el cambio de gobierno y el inicio de la lucha anticorrupción: las contradicciones buscan ser resueltas institucionalmente, no con la violencia. Pero este avance está generando una crisis inédita. Porque las instituciones son nuevas y si son maduras son frágiles. Porque los caudillos de los dos partidos dominantes han aprendido a disfrazar sus intereses con discursos en defensa de la institucionalidad y con teledirigidas actuaciones de las instituciones donde controlan a altos y medianos funcionarios. Y porque ante los continuos y cada vez más desgastantes conflictos entre políticos, el vacío de cultura institucional de la población favorece su pasividad y también la tentación de regresar a la violencia para resolver los problemas.

Hilo a hilo

Arnoldo Alemán ha ido quedando atrapado por una emergente voluntad institucionalizadora. Pero Alemán conserva aún mucho poder institucional para atrapar a otros. Ningún personaje político en Nicaragua tenía más clara que Alemán su estrategia "institucional" en enero, cuando Bolaños llegó al gobierno: continuar gobernando desde la Asamblea hasta reelegirse como Presidente en el año 2006. Su estrategia se le ha ido desarticulando hilo a hilo: desde marzo, cuando comenzó a verse afectado por una avalancha de sospechas y de denuncias de corrupción, hasta que a mediados de septiembre fue destituido de su cargo de Presidente de la Asamblea.

Al cumplirse el primer aniversario de las elecciones, Alemán está donde nadie imaginaba un año antes: en vísperas de ser despojado de su inmunidad parlamentaria para responder ante los tribunales de justicia por colosales actos de corrupción. La lucha contra la corrupción emprendida por Bolaños y centrada en Alemán y en los funcionarios de su gobierno que "metían las manos" con él, o "metían las patas" por él, ha evidenciado la extraordinaria capacidad de maniobra que desarrolla este hombre, alentado por una pantagruélica vocación política.

Estrategia modificada

En la medida en que el mecanismo institucional puesto en marcha para despojarlo de la inmunidad iba avanzando, Alemán comenzó a hacer ostentación de su nueva determinación: iría a la cárcel -como un prisionero político, afirma él- para -emulando a Mandela, afirma él- continuar tras las rejas su carrera, mientras deja al PLC en manos de una dirección colegiada.

Aunque Alemán ha hecho -y hará- todo lo posible para no ir a la cárcel, la adversa realidad política le ha forzado a modificar su estrategia: se trataría, si no le queda otro remedio, no de gobernar desde la Asamblea sino de no dejar gobernar desde la cárcel. En peligro y acosado, la "filosofía" política de Alemán se ha mostrado muy destructiva y muy eficaz: si Bolaños me acaba, lo acabo; si no me puedo reelegir, que no se reelija mi compinche. El Presidente Bolaños describió así los dos principios de su adversario: O yo o nadie y ¡Después de mí el diluvio! Resistiéndose al exilio y asilo político -Nicaragua, aún en la cárcel, es su refugio más seguro- a Alemán se le han ido deshaciendo, una tras otra, todas las telarañas -amenazas, chantajes, prebendas, propuestas- tejidas hacia el Ejecutivo y hacia el FSLN.

Día a día

La estrategia de Enrique Bolaños fue aclarándose desde sus primeros discursos, en los que se presentó como un Presidente decidido a enterrar la pésima imagen que cultivó como Vicepresidente de Alemán, y a erigirse la de estadista, planteándole al país la meta de luchar por una nueva institucionalidad que pusiera fin a los que llamó tres vicios de la cultura política nicaragüense: el caudillismo, la corrupción y la perversión en el uso del poder. Bolaños ha insistido en la vinculación que existe entre la corrupción y la pobreza y el desempleo.

Día a día, Bolaños lucha, no siempre con suficiente acierto, por mantener credibilidad en su estrategia, y por moralizar y generar esperanzas con ella. No es fácil. No contaba el Presidente con las dosis de resistencia de Alemán y los suyos. Ni tampoco con la debacle económica y el saqueo con los que se encontró su gabinete al asumir ministerios e instituciones. Y aunque estas dos tan crudas realidades no han hecho que Bolaños modifique su estrategia, que nace también de su talante personal, austero y recto, sí han ido moviendo al Presidente hacia un pragmatismo excesivamente acomodaticio, con etapas de ambigüedad, de inercia y hasta de ingenuidad, que podrían terminar desluciendo y desvirtuando su estrategia. Y que hasta podrían terminar con él mismo. Especialmente, porque lo rodean ministros poco avezados políticamente, una corte de consultores y asesores tecnócratas y muy costosos, porque sus adversarios abundan en sagacidad, y porque el país está hundido en una recesión inocultable, que agota la esperanza en la eficacia de esta inédita estrategia.

Estrategia en peligro

El mensaje anticorrupción enarbolado por Bolaños y los primeros grandes y pequeños casos abordados en estos meses en la lucha anticorrupción -hechos sin precedentes en la historia nacional- han aceitado todos los engranajes institucionales del país. Todos. En vanguardia, los de una institución "nueva" en la "nueva onda" del Ejecutivo, la Procuraduría General de la República. Pero también, por la misma dinámica de los hechos, los del resto de instituciones. Hoy, todas las instituciones, con sus altos y medianos funcionarios, personeros y voceros, se han incluido en la "onda" anticorrupción, aunque la telaraña que cada grupo teje no busca siempre atrapar a los culpables, también a inocentes y a incautos.

¿Estaremos viviendo en Nicaragua los avances de una etapa de transición en materia de institucionalidad? ¿O simplemente, después de un pacto desinstitucionalizador, se estarán deshaciendo aún más las instituciones, al prestar máscaras a una política caduca, manteniéndonos siempre en el punto de arranque? La pregunta es acuciante: lo que se ve a diario es que la política realmente vigente sigue dominada por la corrupción, el caudillismo y la perversión en el uso del poder, aunque todos los pasos que dan corruptos, caudillos y perversos aparecen perfectamente enmascarados con la institucionalidad.

Maniobra a maniobra

En las elecciones de noviembre 2001 se vino abajo la estrategia del FSLN y su justificación, que no era otra que el viejo principio de que el fin justifica los medios, siendo el fin la victoria de Ortega y los medios los acuerdos del pacto Ortega-Alemán, escudo de corrupciones y de inmunidades-impunidades de uno y otro grupo.

La tercera y estrepitosa derrota electoral de Daniel Ortega provocó que el FSLN quedara semiparalizado y sin ninguna estrategia durante varios meses, en los que, tácticamente, ha respaldado la estrategia de Alemán o la de Bolaños a conveniencia. Aún así, sin hacer nada, el FSLN seguía controlando importantes cuotas de poder institucional.

El tremendo desgaste que en el PLC ha causado la lucha anticorrup-ción, las modificaciones que por causa de esta crisis ha sufrido el antisandinismo -que tanto cohesiona al liberalismo- y los cambios en la correlación de fuerzas políticas que ha ido generando la pugna entre el liberalismo bolañista y el arnoldista fueron facilitándole al FSLN definir su estrategia, que ahora parece ya estar en marcha: sin renunciar a urdir todo tipo de telarañas en el corto plazo, parece apuntar al mediano plazo.

Los trazos más visibles indican que el fin vuelve a ser el mismo: preparar la cuarta candidatura presidencial de Daniel Ortega, y que los medios serán también una sucesión de acuerdos oportunistas -también de conspiraciones- en todas las direcciones posibles.


Comienza la definición

Es en este marco de estrategias modificadas, en peligro o más definidas, es donde debe ubicarse una reflexión -nada sencilla y bastante desalentadora- sobre algunos de los desconcertantes hechos políticos de las últimas semanas.

El 1 de octubre, y en el marco de un encuentro entre Daniel Ortega y el Cardenal Obando, se "resolvió" una de las crisis institucionales más sonadas desde que en marzo se celebraron elecciones en la Costa Caribe. La reelección de Roberto Rivas, protegido del Arzobispo de Managua, y de Emett Lang, subordinado de Ortega, en la dirección del Consejo Supremo Electoral desencadenó una avalancha de críticas.

Confabulación política, acuerdo matrero, nuevo pacto, obsceno arreglo: fueron los epítetos de varios ponderados analistas. Las caricaturas de prensa resultaron más descarnadas. Para el momento de esta reelección, el único apoyo institucional público con que contaba Alemán, más allá del de su propio partido, le llegaba de la institucionalidad católica representada en el Cardenal Obando.

Entre otras muchas tareas le corresponde al Consejo Supremo Electoral, de nuevo encabezado por Rivas, una decisión estratégica en la actual disputa política que desgasta al liberalismo: decidir cuál PLC es el legal, si el organizado en junio desde el Ejecutivo en torno al Vicepresidente José Rizo -proyecto que no ha logrado despegar- o si el PLC que continúa obcecado en la defensa de Alemán. Mantener pendiente esta decisión crucial confiere al CSE una importantísima ficha de negociación. Con el arreglo del 1 de octubre, esta ficha queda en manos de Daniel Ortega. Y también en las de Arnoldo Alemán, a través del Cardenal Obando.

La máscara del diálogo

El 9 de octubre, Daniel Ortega brindó sus primeras declaraciones sobre el arreglo que restauró a Rivas justificándolo como un aporte del FSLN a la institucionalidad. Y abrió otro frente: propuso una reunión "con todas las fuerzas del país", incluido naturalmente Alemán, para buscar un Consenso Nacional. Un Diálogo Nacional "a tres bandas" venía siendo propuesto desesperadamente por el PLC arnoldista desde junio, como espacio donde encontrar una salida que librara a Alemán de tribunales y cárcel. Quedó claro que se estaban articulando nuevos hilos en la telaraña política: el FSLN se apoyaba en la institución católica y la apoyaba, y el PLC arnoldista se apoyaba en ambas institucionalidades.

Si frágiles son las instituciones en Nicaragua, lo es más la memoria. Y esta propuesta de Ortega, no sólo obtuvo el respaldo inmediato del arnoldismo y también el de la jerarquía católica, sino que también consiguió apoyo entre algunas personalidades y hasta en perspicaces generadores de opinión. Es lógica la confusión: la sociedad está exhausta económicamente y confundida políticamente, y en el actual escenario discernir entre las palabras y los portadores de las palabras, entre las banderas y los abanderados es una tarea cada vez más complicada. ¿Quién puede oponerse al diálogo y cuestionar la necesidad de un consenso? Fue Bolaños el que, tras casi cuatro horas con Ortega, le forzó a abandonar la iniciativa del Consenso Nacional, destinada a oxigenar a Alemán.

Telón de fondo: reelección

Sin el oxígeno que esperaba del Diálogo -o del Consenso- Nacional, y en un ambiente en el que cada vez toma más fuerza la necesidad de hacer una reforma a fondo de la excluyente Ley Electoral que diseñaron para su beneficio Alemán y Ortega, Alemán pasó a retar: sus diputados promoverían una reforma constitucional para prohibir absolutamente, y hasta con retroactividad, la reelección presidencial. El retado, Daniel Ortega, se negó a hablar sobre esta posibilidad. Posteriormente, voceros del danielismo sí lo hicieron: esta reforma no aporta nada, no es necesaria, no es importante...

Sí lo es. Es clave. El telón más al fondo en la actual crisis política es el propósito reeleccionista, y no ocultado, de Arnoldo Alemán y de Daniel Ortega. Y tras ese propósito está la perpetuación de la corrupción, del caudillismo y de la perversión en el uso del poder. La victoria de Lula en el Brasil -que tan justificadamente llena de esperanzas a América Latina- ya provocó en el danielismo un cálculo mecánico: si en su cuarto intento Lula ganó allí, es ése un claro augurio de que así sucederá aquí. Ridículo: las diferencias entre el PT de Lula y el FSLN de Ortega son tan enormes como las que pueden existir entre un paquidermo y un mustélido, estando ambos bajo la clasificación de mamíferos.

Una medida polémica

Bolaños no ha logrado ni por las buenas ni por las malas ni por las regulares que Alemán se rinda. Tampoco ha logrado un PLC alternativo. Necesita ambas cosas. Su estrategia requiere no sólo del esclarecimiento de los casos de corrupción protagonizados por Alemán, sino también de un PLC más moderno, más democrático, menos caudillista, menos arnoldista. Esta meta aparece aún lejana.

Forzando las cosas, porque el tiempo lo apremia, el 11 de octubre el Ejecutivo cortó al PLC arnoldista una de sus más importantes fuentes de oxígeno al ordenar el cierre de Radio La Poderosa. Aunque fue evidente la intención política, la medida administrativa tuvo una base legal: la dueña de la frecuencia de la emisora es la Comisión de Promoción Social Arquidiocesana, una institución del Cardenal Arzobispo de Managua, dirigida hasta hace poco por Roberto Rivas, y durante años beneficiada con privilegios oficiales, el más visible el de la exoneración de impuestos por montos de millones de dólares.

Sin embargo, COPROSA no tiene personería jurídica, lo que colocaba a la emisora fuera de la ley. La empresa estatal de telecomunicaciones ordenó cerrarla y aduanas incautó los equipos abriendo proceso por presunto delito de contrabando.

Según el Ministro de Gobernación, COPROSA ha operado al margen de la ley durante once años. No conocemos sus objetivos, no conocemos sus directivos, nunca adquirieron ni derechos ni deberes ni obligaciones, porque jurídicamente nunca existieron. El Presidente Bolaños sugirió al Cardenal Obando apelar la decisión gubernamental o solicitar por el camino correcto que se le reasignara la frecuencia a la Iglesia.

Lo más significativo de esta medida administrativa fue su implícito mensaje político: al clausurar el órgano que aglutinaba a los arnoldistas con programas en los que la propaganda más virulenta prevalecía sobre cualquier contenido informativo, el Ejecutivo "tocó" también a una institución que está en la mira desde que se inició la lucha anticorrupción por irregularidades denunciadas y sospechadas, y que hasta ahora, por ser un feudo eclesiástico, no había sido ni rozada con pinzas.

Es la pérdida de un estatus de privilegio legal -estar "por encima de la ley"-, gozado tanto durante el gobierno Alemán como durante el gobierno Chamorro, como también durante el gobierno sandinista, lo que más resienten hoy varios jerarcas eclesiásticos en su constante y declarada postura de oposición al gobierno.

La sartén por el mango

El cierre de La Poderosa sobrecalentó el ambiente político, privando al arnoldismo de su principal válvula de escape. Puso a casi toda la sociedad contra el gobierno y todo el poder de los medios convirtió, al menos en este caso, a Alemán en "víctima" de Bolaños, a quien Alemán empezó a llamar nazi.

El domingo 20 de octubre, miles de arnoldistas volvieron a respaldar a Alemán en Boaco. Reiteró su estrategia: nunca se iría del país, iría a la cárcel, y de allí saldría victorioso. A los noventa alcaldes liberales que acudieron a acuerparlo, Alemán los alentó a organizar protestas en sus municipios para decirle no a la dictadura.

Acostumbrados a más de veinte años de polarización sandinismo-antisandinismo, el nuevo escenario político empuja a la población a tomar partido en la polarización: bolañismo-arnoldismo. De momento, el FSLN es el más beneficiado y el propio Vicepresidente Rizo ha admitido que hoy por hoy el FSLN marca en cierta medida la agenda política de Nicaragua.

Es a mediano plazo -los plazos electorales- cuando el FSLN espera sacar los mejores réditos de este confuso escenario, que ayudó a construir con el pacto y que ahora necesita se prolongue. En el corto plazo, mientras los arnoldistas denuncian que Bolaños ha pactado con Ortega para destruirlos, logrando con esta interpretación de los hechos cohesionar a un sector del antisandinismo, sectores sandinistas y antisandinistas van comprendiéndose al entender que en esta telaraña política son otras ya las fronteras.

La mano de "Dios"

En un escenario cada vez más tenso y fluctuante, se produjo un inesperado punto de inflexión el 22 de octubre, cuando el hijo mayor de Alemán murió en un accidente que pudo prevenirse. El contexto político y las características del hecho configuraron de inmediato los ribetes de una auténtica "tragedia griega": ese "destino" que se manifiesta cuando los seres humanos llegan a callejones sin salida y es entonces cuando "hablan los dioses".

Así "leyeron" este hecho fortuito extensos segmentos de la población, que lo atribuyeron a un "castigo divino", o al menos a una advertencia divina, hecha desde lo alto a quien se empecina en no admitir sus pecados y en no devolver lo malhabido. Las escenas del arrogante Alemán devastado por el dolor y llorando inconsolable a su hijo resultaron impactantes y le favorecieron políticamente. En una sociedad como la nicaragüense, que tanto invierte financiera y emocionalmente en las ceremonias que deben rodear a todo difunto (duelo, luto, vela, triduo, nueve días), estaba abonado el terreno para una nueva maniobra política en el lugar y momento más insólitos.

La verbalizó con increíble aplomo la hija menor de Alemán, María Alejandra, quien ocupó el púlpito en la misa de cuerpo presente de su hermano en la Catedral de Managua. Ante miles de personas, ante el Cardenal y otros obispos y decenas de sacerdotes, ante las cámaras de la TV y los micrófonos radiales, la muchacha hizo "otra" lectura religiosa del accidente, inversa a la ya generalizada: Dios había hablado, naturalmente, pero lo que había dicho no era "castigo" sino "salvación": su hermano habría muerto "vicariamente", Dios habría pedido su vida para salvar a su padre y a toda la familia. María Alejandra pudo lanzar esta idea porque es mucha la población nicaragüense que a menudo imagina a Dios como un ser sediento de sumisiones, sacrificios y hasta de sangre, caudillo también él; o como un patrón arbitrario que negocia con la vida y el destino de los humanos. La muchacha hizo una propuesta política: detener el proceso de enjuiciamiento de su padre y aceptando este grandioso trueque decidido por el mismo Dios: la vida de su hermano por la libertad de su padre. Fue ovacionada por clérigos y simpatizantes de Alemán que abarrotaban la Catedral.

La aberración "teológica" no pareció tener eco y la mayoría de quienes deciden en la desaforación de Alemán se mantuvo firme: no debía mezclarse el dolor familiar con la responsabilidad institucional. Pero el intento se hizo, y aunque no se aceptara, quedó ahí, pendiente, como un hilo más en la urdimbre de la telaraña política

Al borde del abismo

Una hora después que los medios informaran sobre la muerte del hijo de Alemán, Tirso Moreno, un conocido ex-comandante de la Resistencia, entró armado a la sala de redacción del diario La Prensa amenazando con matar a más de veinte periodistas y trabajadores, culpándolos de la muerte de Arnoldito y de los problemas del país. Los retuvo aterrorizados durante unas tres horas hasta que fue disuadido y desarmado por la Policía. Dos días después, declaró en los juzgados que, tras haberse tomado cinco tragos de whisky, decidió "tomarse" el edificio porque había que dar una campanada y así forzar a la reflexión y a un diálogo nacional. Moreno fue acusado por siete delitos, pero sólo se le dictó auto de prisión por uno de ellos. Su acción alentó justificados temores de que formara parte de un plan más amplio y recibió el más abierto repudio de todos los sectores, a excepción de diputados arnoldistas que trataron de justificarlo en la conmoción emocional de Moreno, con la que el Cardenal Obando también expresó comprensión.

El día 24, Daniel Ortega volvió a reunirse con el Cardenal Obando, explorando el terreno. La tragedia sufrida por la familia Alemán crea indiscutiblemente una situación muy sensible, emocionalmente muy delicada, dijo, tanteando cómo concederle una tregua a Alemán, y con ella un nuevo espacio de negociación que le fuera favorable.

Ortega advirtió ese día que en Nicaragua estamos al borde de un abismo, lugar común que, junto a caos institucional ha venido sustituyendo el ya gastado estallido social de imprevisibles consecuencias y se escucha cada vez más en boca de políticos y funcionarios cuando hablan de lo que podría suceder si sucediera lo que ellos temen. Por lo reiterado de la advertencia, se hace cada vez más necesario conocer quién está definiendo los límites de ese borde y excavando el abismo al que nos abalanzamos. Porque desde que inició la lucha contra la corrupción, lo más claro es que quienes están siendo tocados por la justicia pretenden negociar su impunidad generando el caos o amenazando con él, en el borde de un abismo al que arrastran a toda la sociedad para que gire erráticamente en los límites de ese precipicio.

"Resolución" en la Corte

A la reunión Ortega-Obando siguió la "resolución" de otro problema institucional, esta vez en la Corte Suprema de Justicia. En este Poder del Estado, donde el pacto dejó sus huellas al establecer que en vez de nueve serían dieciséis los magistrados, mitad liberales, mitad sandinistas, no se ha logrado elegir a cinco magistrados que pasaron a retiro, manteniéndose en suspenso la elección como importantísima ficha de negociación en las telarañas políticas. El problema "resuelto" no pudo ser és-te, pero sí la rápida selección, entre los once magistrados, de nuevo Presidente y Vicepresidente de la Corte y de los Presidentes de Salas. La selección arrojó un resultado que expresa un control mayor del FSLN en la Corte, tras un intercambio no claro entre liberales y sandinistas, y un fracaso de los intereses del Ejecutivo en todos los reacomodos decididos ese día.

La megacrisis

Por mala que pueda ser una situación, siempre puede empeorar. Y así ha sido. El sainete aspira a derivar en tragedia. El 29 de octubre se llegó de nuevo "al borde del abismo". Un nuevo clímax institucional, el más inédito y grave que podría imaginarse: la Fiscalía General de la Nación, institución plenamente controlada por el pacto Alemán-Ortega a través de sus titulares, el Fiscal Julio Centeno Gómez y la Fiscal Adjunta María Lourdes Bolaños, denunciaron al Presidente Enrique Bolaños, al Vicepresidente José Rizo y a 32 funcionarios de su gobierno, diputados y políticos del PLC -incluido Alemán- por delitos electorales. Días después, conscientes de las nulidades de su acción, acusaron, incriminando también a Bolaños y a Rizo por fraude al Estado.

La Fiscalía quiere demostrar que de la guaca panameña en donde el Presidente Alemán lavaba dinero público y acumulaba fondos personales y familiares salieron los fondos que financiaron la campaña electoral que llevó al poder a Bolaños, y que él lo sabía todo. Si esta acusación pretende jurídicamente lo que expresa formalmente y se llevara hasta sus últimas consecuencias por funcionarios cómplices que la respaldaran, si en verdad existe el propósito de llevarla hasta el fin, ese fin podría ser la destitución de Bolaños y de Rizo, su inhabilitación política y hasta su encarcelamiento, lo que crearía un vacío de poder que tendrían que llenar "institucionalmente" nada menos que los diputados de la Asamblea Nacional, en donde, sacados del juego por estar acusados de ese mismo delito electoral varios diputados liberales, los diputados del FSLN estarían en clara mayoría.

Es por eso, y por más, que esta última ha sido calificada como la más grave y complicada de las muy variadas crisis institucionales a las que ha sobrevivido Nicaragua desde 1990, al iniciar la transición democrática. Grave también, porque si con su control del aparato judicial y su sólida bancada en la Asamblea, el FSLN ya ejercía de árbitro y tenía "institucionalmente" en sus manos la suerte de Alemán, ahora también tiene la de Bolaños.

La más espesa telaraña

Grave la crisis institucional y espesa la telaraña política que la genera. Era éste un "caos" anunciado. Los dirigentes del PLC arnoldista lo advirtieron al día siguiente de destapar Bolaños la guaca de Alemán: si Bolaños persistía en destruir a Alemán lo destruirían a él. El primer interrogado en la causa de la guaca, reo ya en otra media docena de causas, Byron Jerez, reiteró esa estrategia: morir matando.

Después, la jueza sandinista Juana Méndez preparó el camino con su sentencia del 9 de septiembre, cuando a la par de abrir causa a un grupo de arnoldistas por lavado de dinero ordenó investigar por delitos electorales a varios liberales, a algunos de los cuales sacó después extrañamente de la lista al reformar su sentencia. Es éste un "mega-caos" institucional que cuenta con pleno respaldo del FSLN, que expresó en un comunicado que la lucha contra la corrupción debe continuar de forma profunda, y por lo tanto, sin excepciones ni negociaciones. Para no dejar dudas del olor a conspiración, el 1 de noviembre, el Fiscal Centeno Gómez visitó al Cardenal Obando para explicarle el por qué de su denuncia y solicitarle un respaldo.

El mismo 29 de octubre, en un mensaje a la nación, Bolaños habló con inusual dureza y calificó la denuncia de Centeno Gómez de vergonzosa, triste y peligrosa y, en un rapto ético, justo pero riesgoso, anunció que se despojaría de su inmunidad para enfrentarla legalmente y demostrar que los fondos de su campaña presidencial se manejaron con transparencia. Posteriormente, él y Rizo retrasaron la renuncia a la inmunidad prudentes ante lo que pudieran estar ocultando las máscaras institucionales de esta maniobra política.

Insoportable fragilidad

¿Es soportable la fragilidad política y económica en la que se sostiene el Presidente Bolaños? Dos ejemplos de este agitado mes. Recién electo, Bolaños anunció feliz que Managua sería sede en el 2005 de los VIII Juegos Deportivos Centroamericanos. Un año después, el gobierno ha tenido que reconocer que Nicaragua está en bancarrota y que no hay ninguna capacidad financiera para construir las instalaciones deportivas que el evento requiere ni para garantizar nada. Harta de política, la población veía en el horizonte estos Juegos y su preparación como un respiro, una esperanza, una distracción y un orgullo nacional. Lo drástico del ajuste que se le ha impuesto a Nicaragua y el grado de desorden heredado mataron todo esto de un solo tajo.

Lo que recibí en las arcas del Estado al asumir el poder fueron nada más y nada menos que 300 mil dólares, y desde entonces, sólo he estado administrando miserias. Como quien dice, hemos pasado 23 años bacanaleando y bebiendo guaro. Y después, la goma. Y eso es lo que estoy administrando yo, la goma: así describió Bolaños su fragilidad económica el 2 de noviembre, cuando visitó la ciudad de Bluefields para celebrar los quince años de la promulgación de la Ley de Autonomía de las Regiones Atlánticas, que permanece sin reglamentar, lo que prácticamente mantiene limitadas sus aplicaciones concretas al formalismo de los gobiernos regionales, atrapados en innumerables dificultades. En esta ocasión, el Presidente anunció, también feliz, que se comprometía a reglamentar la Ley de Autonomía y a aprobar el proyecto de ley de demarcación de los territorios indígenas.

Presagios de violencia

Si grande es la fragilidad económica, igualmente notable es la fragilidad política de Bolaños, que cuenta con una minoría parlamentaria de entre seis y nueve votos, mientras la mayoría de los legisladores son manejados como un ejército por arnoldistas y danielistas, cada vez más expertos en urdir planes que, por no beneficiar a la nación, sino a los dirigentes de estos dos grupos, están incubando decepción, pasividad y también violencias. En el caso de la Costa Atlántica, la falta de demarcación de los territorios indígenas y la invasión a esos territorios, en oleadas diarias -diarias, no de vez en cuando- de campesinos mestizos, piezas de un organizado comercio de tierras, está incubando unas tensiones inter-étnicas a las que nadie pone atención, pero que son potencialmente peligrosísimas.

Al borde del mega-abismo

Los escenarios que están a la vista no son alentadores. La acusación de la Fiscalía puede ser la pieza maestra de un complot anti-Bolaños, urdido desde distintas esquinas y con una mezcla de intereses entre Alemán y Ortega que conduzca, realmente, al caos institucional bajo cuya sombra Alemán pretende negociar. Ese complot podría conducir a varios escenarios: un Ejecutivo discapacitado con un Presidente inhabilitado, un gobierno provisional surgido de un Diálogo Nacional, elecciones adelantadas, una Asamblea Constituyente... Estos escenario sólo favorece a Daniel Ortega e incluyen a Arnoldo Alemán.

Es probable que el "caos institucional" que contiene en germen la acusación contra Bolaños no pase de ser la más articulada de las redes pegajosas destinadas a atrapar a las instituciones y a la opinión pública para mantener la corrupción y la impunidad.

Pero aún si Bolaños superara ileso, y hasta fortalecido, el complot, y aún si por fin Alemán fuera despojado de su inmunidad y conducido a los tribunales, el escenario previsible tampoco tranquiliza. Hay que considerar que el nivel de inestabilidad y de incertidumbre que ya hemos visto genera Alemán bajo acoso, no disminuirá, sino que se acrecentará cuando este hombre sea juzgado, declare, sea encarcelado, permanezca preso. Se trata de un proceso largo, que durará meses, que podría durar tal vez años. Años de empantanamiento en el mismo conflicto, años propicios a las telarañas políticas. ¿Aguanta la fragilidad política y económica de Nicaragua semejante prueba?

Imprimir texto   

Enviar texto

Arriba
 
 
<< Nro. anterior   Nro. siguiente >>

En este mismo numero:

Nicaragua
Máscaras institucionales en la telaraña política

Guatemala
Caso Myrna Mack: un juicio histórico

Centroamérica
Breve ABC sobre el gran PPP

Centroamérica
Jicaques, kunas, garífunas, mayas: ¿a dónde van?

Estados Unidos
El complejo de poder: se acabó el "gringo bueno"

Internacional
¿Se puede medir la gobernabilidad?

Nicaragua
Noticias del mes
Envío Revista mensual de análisis de Nicaragua y Centroamérica
GüeGüe: Hospedaje y Desarrollo Web