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Universidad Centroamericana - UCA  
  Número 243 | Junio 2002

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Guatemala

Ixcán: ya sin guerra y aún sin la paz de los acuerdos

Más de cinco años después de terminado el conflicto armado, ¿cómo se han cumplido los Acuerdos de Paz? ¿Cómo se cumplen en Ixcán, una de las regiones de Guatemala más heridas por la guerra, más necesitadas de desarrollo y de reconciliación?

Francisco Iznardo

Cómo va el cumplimiento de los Acuerdos de Paz en Guatemala? Mal. El Presidente Portillo dijo en su discurso de investidura que los Acuerdos ya no serían cuestión "de partido" sino "de Estado". No ha sido así. Ixcán ha sido una de las regiones más afectadas por la guerra y con más necesidad de que se cumplan los Acuerdos Ixcán, Guatemala entera, sería otra si se hubieran tomado en serio los compromisos firmados el 26 de diciembre de 1996.

Cinco años después de la firma de los Acuerdos de Paz, ¿qué ha pasado en Ixcán? Lo ocurrido en esta región de Guatemala puede servirnos de medida. Hoy, Ixcán está dominado y militarizado por la todopoderosa Zona Militar 22, y su sociedad civil es casi inexistente, o al menos padece de "anemia estructural". Este ambiente debilita el papel de la autoridad civil, enrarece el desarrollo socioeconómico y lo supedita al capricho de las autoridades centrales, muy cercanas a poderes militaristas paralelos.

A pesar de estar en la ZONAPAZ, y de constituir una población desarraigada, los habitantes de Ixcán ven cómo los servicios básicos a los que tienen derecho avanzan lentamente por falta de voluntad. Los esfuerzos de la población por organizarse en asociaciones productivas y comercializadoras tropiezan con la falta de apoyos reales que toquen a fondo la problemática del desarrollo sostenible en esta región. Los esfuerzos por iniciar un debate sobre la democratización, los derechos humanos, la administración de justicia, etc. desde instancias civiles, tropiezan con la desmotivación general y la fragmentación de la sociedad ixcaneca, tendencias que perpetúan la injusticia estructural. Revisemos los seis Acuerdos de Paz "sustantivos" y cómo se refleja su incumplimiento en Ixcán.


Derechos humanos: muchísimo por hacer

El Acuerdo global sobre Derechos Humanos se firmó en Ciudad de México el 29 de marzo de 1994.

Hoy, la indefensión jurídica ante las violaciones de los derechos humanos es muy grande en Ixcán. Desde hace años se lucha para constituir en el municipio un Centro de Administración de Justicia que tenga Juzgado de Primera Instancia, Ministerio Público, Policía Nacional Civil y Juez de Paz... Gracias a las presiones de las instituciones que trabajan en los derechos humanos, a la municipalidad, a la Procuraduría de Derechos Humanos, al acompañamiento de la Misión de Naciones Unidas (MINUGUA), este sueño podría hacerse realidad.

Mientras llega esa hora, las comunidades están llenas de informantes de la zona militar, generadores de inestabilidad y de división en el seno de las aldeas y de las cooperativas. Por otra parte, mientras las "mafias" de la madera y de la droga actúan con total impunidad, helicópteros del Ejército sobrevuelan las comunidades rastreándolas, dicen que en busca de drogas.

En muchas comunidades la gente busca tomarse la justicia por su mano y domina un ambiente de pre-linchamiento. Ha habido algunos intentos de linchamiento en varias aldeas. La presencia de MINUGUA, el apoyo de la municipalidad, de la PDH, del Juez de Paz y el acompañamiento de la Pastoral Social de la Iglesia Católica han posibilitado mediaciones para evitar hechos más graves. Se ha sensibilizado a las comunidades de las aldeas para que inicien Consejos Comunitarios de Resolución de Conflictos con presencia de los diferentes sectores, un intento promocionado desde la Comisión de Seguridad, Justicia y Derechos Humanos del COMUDUR (Consejo Municipal de Desarrollo Urbano y Rural). Las organizaciones de derechos humanos del área son muy débiles y no tienen claro su papel lo que muestra una fragilidad similar a la de la sociedad civil en general.


Reasentamiento: carencias de todo tipo

El Acuerdo para el Reasentamiento de las Poblaciones Desarraigadas por el Enfrentamiento Armado se firmó en Oslo el 17 de junio de 1994.

A pesar de ser una región prioritaria para la aplicación de este acuerdo, la ejecución de proyectos para el reasentamiento y la reconstrucción es muy lento y, en general, también superficial. Los habitantes de Ixcán son en su totalidad población desarraigada, para cual los programas de servicios básicos son inexistentes o con un desarrollo lento y muy trabajoso. Los proyectos de agua potable -existen dos grandes- están siendo obras de "esclavos" por su dureza y, aún así, no avanzan por atrasos en el financiamiento o por mala planificación. La energía eléctrica sigue siendo una promesa para un horizonte lejano. Las carreteras se están deteriorando y no se reparan.

El caso más escandaloso es el de la Franja Transversal del Norte (FTN), asignada a una empresa privada que seguramente recibe fondos para su mantenimiento, pero que no ha hecho nada en todo un año. Igual sucede con otros tramos. En la comisión del COMUDUR encargada de infraestructura se ha expresado la preocupación municipal sobre el deteriorado estado actual de las carreteras.

Los proyectos de vivienda han presentado múltiples atrasos en las menos de diez comunidades donde FOGUAVI se comprometió a financiar programas habitacionales. Las empresas aducen falta de desembolsos. El hospital de Ixcán en Playa Grande tenía presupuestado varios millones de quetzales, pero se suspendió la construcción. A principios de año, el COMUDUR manifestó su inquietud por el nuevo hospital y se alegaron problemas técnicos y administrativos.

En el área de Educación, el COMUDUR hace esfuerzos por coordinar y unificar un "curriculum" homogéneo y adaptado a la realidad sociocultural del Ixcán para todas las etapas educativas. En abril, se logró un nuevo grupo de "profesionalización de maestros de educación primaria bilingüe". Se trata de esfuerzos municipales y de algunas instituciones dedicadas a la Educación, no mostrando en 2001 el gobierno central voluntad real de avanzar.


Sin apoyos, sin estrategias

En vista de las carencias de vivienda, salud y educación, ¿dónde está el interés real de reasentar a la población desarraigada de Ixcán? No hay proyectos para convertir a los ixcanecos en sujetos de un desarrollo ecológica y económicamente sostenible. ¿Dónde están los apoyos para la comercialización y la producción? ¿Dónde proyectos económicamente sostenibles de crédito para la producción y la generación de procesos asociativos que levanten a la población campesina y comerciante de Ixcán? Aunque hay muchos proyectos de este tipo, son muy fragmentados y existen instituciones donantes -como la AID del gobierno estadounidense- que tratan de implementar los mismos programas a través de tres o cuatro instituciones diferentes, lo que genera confusión y división en las comunidades, haciendo imposible que la gente se levante por sí misma.

¿Dónde están los programas de integración entre las comunidades? ¿Dónde el trabajo de reconciliación y de unidad entre los diferentes grupos humanos y étnicos que conviven en Ixcán (desmovilizados, retornados, gente de las comunidades en resistencia, patrulleros, ex-soldados, desplazados internos, q’eqchíes, q’anjob’ales, mames, chujes, poptís, k’ichés, poqomchís, achís, adinos?


Fragmentación, divisones

Se le están dando proyectos a unas poblaciones y a otras no. Se privilegian algunas aldeas sin tomar en cuenta las envidias, divisiones y enfrentamientos que esto provoca. No se trabajan componentes de integración intracomunitaria, aspectos organizativos y de formación, reconciliación entre las poblaciones enfrentadas por el conflicto armado, diferencias entre las etnias, etc., y se multiplican las tensiones en las comunidades y entre ellas.

Lo más positivo es el proceso de formación de los alcaldes auxiliares para que desempeñen sus tareas con seriedad y fomenten la resolución pacífica y dialogada de los conflictos. Algunas instituciones de la sociedad civil tratan de promocionar Comités comunitarios de reconciliación. Pero, ¿quiénes se dedican a trabajar aspectos como la tolerancia, la convivencia en la diversidad, la integración regional y la reconciliación de las poblaciones desarraigadas de Ixcán? La realidad es que la mayoría de los proyectos han provocado confusión, fragmentación y división -es el caso de las cooperativas de retornados y sus procesos de descomposición-. No se están tomando en cuenta los esfuerzos de integración en las microrregiones y se han quebrado los esfuerzos organizativos existentes. El trabajo es superficial y sólo genera más dependencia. La ventaja es que el pueblo comienza a darse cuenta.


Esclarecimiento histórico: heridas que siguen abiertas

El Acuerdo sobre el establecimiento de la Comisión para el Esclarecimiento Histórico de las violaciones cometidas contra los derechos humanos durante el conflicto armado se firmó en Oslo el 23 de junio 1994.

El Gobierno no ha hecho nada para cumplir las recomendaciones que dio la Comisión. En Ixcán han sido instituciones privadas las que han hecho el trabajo de reconciliación y de sanación de las heridas "del corazón" que el conflicto ha dejado en la población. El programa de Recuperación de la Memoria Histórica (REMHI), integrado en la Pastoral Social de Ixcán, ha posibilitado un trabajo de recuperación de la verdad histórica. Pero sus efectos han sido mínimos en las comunidades de Ixcán.

El programa de Salud Mental del mismo REMHI lleva dos años trabajando con pláticas, formación de promotores y acompañamiento a los procesos de exhumación-inhumación de cadáveres en varias aldeas y cooperativas.

Gracias al apoyo del equipo forense del Quiché y de los compañeros de CAFCA (Centro Anatómico Forense y Capacitación) de Guatemala se han hecho exhumaciones de familiares en más de diez comunidades, pero lejos de encontrar apoyo en las autoridades del Ministerio Público (MP) de Cobán, hemos encontrado dificultades administrativas, intimidaciones a algunos de los promotores legales y a los denunciantes, atrasos en la devolución de osamentas y numerosas dificultades para que el MP asiente las defunciones de las personas exhumadas, como es su obligación.

Además, los forenses han sido amenazados en la capital y fue incendiada la casa parroquial de Nebaj, municipio donde se acababan de inhumar más de cien osamentas, en un trabajo coordinado por el REMHI- Quiché y el equipo forense de CAFCA.


El miedo a la verdad y el apoyo de MINUGUA

Los mismos de siempre maquinan para que las víctimas no puedan enterrar a sus difuntos en paz, sanar sus heridas, y cerrar sus procesos de luto. Los "poderes ocultos" del Ixcán se han dedicado a asustar a las comunidades en todo lo relativo a la recuperación de la historia: han tratado de anular los programas de Salud Mental, las exhumaciones y los talleres de formación por medio de fuerzas desestabilizadoras regadas por todas las comunidades. Les horroriza que al desvelarse la verdad de los hechos se pase después a denuncias legales.

Sólo los esfuerzos de la Pastoral Social de Ixcán y algunos talleres de las organizaciones de Derechos Humanos que han posibilitado el recuerdo de nuestra historia, se pueden considerar como avances en relación a este Acuerdo. MINUGUA ha acompañado todos estos procesos con mucho profesionalismo y disposición y algunas veces ha permitido salir de "trabazones" administrativas, fruto de la corrupción del MP y de las instituciones gubernamentales.


Derechos indígenas: en el papel

El Acuerdo sobre la Identidad y Derechos de los Pueblos Indígenas fue firmado en Ciudad de México el 31 de marzo de 1995.

Durante estos años hemos asistido al florecimiento de asociaciones y organizaciones de los pueblos indígenas en toda Guatemala, hecho que ha tenido repercusiones positivas en Ixcán. Pero la incidencia de la temática cultural en los programas de desarrollo, estudio e investigación es casi nula. En el año 2000 la Pastoral Social realizó un estudio sobre multietnicidad y conflicto, pero ha quedado casi en el olvido. Las organizaciones populares o instituciones de marcado carácter maya no tienen presencia significativa en Ixcán. La conformación de una identidad propia de los diferentes pueblos indígenas del Ixcán no está siendo estudiada ni es una herramienta de trabajo en los programas de desarrollo, de formación, de pastoral, de derechos humanos... La mayoría de la población ixcaneca es maya y sus organizaciones están constituidas por hombres y mujeres indígenas, pero la aplicación de los proyectos no toma en serio esta realidad multiétnica.

Tal vez aparece en los papeles pero no en la intervención real. Si en el Altiplano y en el resto de la República este Acuerdo se ha quedado en buenas intenciones y bonitas palabras, a pesar de la gran efervescencia del tema cultural y de las nuevas organizaciones mayas, ¿en qué puede haber quedado en Ixcán si no tenemos siquiera herramientas de aplicación serias ni programas dedicados a obtenerlas? ¿Quién tiene la mayor responsabilidad en este tema? Tal vez el gobierno es el principal responsable, pero la sociedad civil y los pueblos mayas tienen también que exigir con más vigor un cumplimiento real.


Situación agraria: fuertes resistencias

El Acuerdo sobre Aspectos Socioeconómicos y Situación Agraria se firmó en Ciudad de México el 6 de mayo de 1996.

Este Acuerdo generó muchas expectativas en el pueblo guatemalteco, porque sentaría las bases para un desarrollo más justo y para romper con la estructura socioeconómica tradicional de Guatemala, basada en el sistema agroexportador, los latifundios, los monopolios y el dominio de la oligarquía criolla de la ley y del Estado. Las resistencias para enfrentar estas lacras han sido muy grandes. No se logró un Pacto Fiscal y el gobierno se dedica a negociar leyes tributarias más para conseguir fondos del exterior que para responder a la realidad y a las demandas del pueblo. Además, la oposición al gobierno no es uniforme y los empresarios han sabido manipular la situación a su favor, aprovechando incluso el malestar de las organizaciones populares. Por otro lado, no se ha realizado aún el catastro que debe contener la situación real de la tenencia de la tierra en el país.


Problemas de tierras, conflictos limítrofes

En Ixcán los problemas de la tierra son muy diversos y complejos. Es positiva la presencia de FONTIERRA en Ixcán y la legalización de las tierras de varias comunidades, pero siguen surgiendo problemas limítrofes y dificultades administrativas por las irregularidades existentes en los títulos de propiedad, por la inexistencia de un catastro actualizado y por la falta de seriedad en el registro de la propiedad y en las entregas de tierras por gobiernos anteriores.

Los conflictos limítrofes no cesan. Se deben a múltiples causas: cambio de límites por desplazamiento de un río durante el Mitch; límites de las tierras de cada cooperativa; límites por desmembración de tierras después del retorno; problemás técnico-jurídicos; prepotencia de los finqueros ex-dueños, que respetan más su poder que la ley; compras de tierras con antiguos ocupantes; invasión y toma de terrenos municipales con evidente manipulación política...


Faltan fondos y falta voluntad

Vivimos en un municipio al que la mayoría de las personas llegaron por la promesa de tierras. La legalización de las tierras adjudicadas es fundamental. Y aunque el proceso está en marcha, los conflictos provocan mucha violencia entre comunidades vecinas, incluso después de la legalización. Es una violencia que genera inestabilidad y temor en las comunidades. La guerra las ha dejado muy débiles ante la violencia y con una marcada tendencia a arreglar las cosas por la fuerza y no con el diálogo y la negociación.

Por otro lado, Ixcán necesita una infraestructura en servicios básicos (energía eléctrica, agua potable, vivienda, educación, salud, carreteras) para que el desarrollo socioeconómico pueda llevarse adelante con el propio esfuerzo de sus gentes.
Es responsabilidad del Estado asegurar estos servicios mínimos y hay que aprovechar los fondos destinados para la población de Ixcán. Es necesaria una reforma fiscal para que el Estado no sólo esté pendiente de los fondos que vienen de afuera, sino que tenga fondos propios. Por eso, el fracaso del Pacto Fiscal nos afecta, como también nos afecta la corrupción, que impide que lleguen fondos hasta nuestra región. El Gobernador del Quiché es buscado por la justicia por apropiación de fondos públicos, y durante dos años no ha llegado ni un centavo a nuestra municipalidad del Consejo Departamental de Desarrollo por la gran corrupción de este hombre.

Además, en el Presupuesto 2002 se redujeron los rubros para asuntos sociales (programas de tierra y desarrollo rural, salud, educación, programas de vivienda, carreteras en regiones aisladas y pobres) mientras que el presupuesto para el Ejército se duplicó. ¿Qué significa esto para Guatemala? ¿Qué significará en Ixcán? Se está irrespetando la raíz y el espíritu de los Acuerdos de Paz, tanto en los aspectos socioeconómicos como en el papel del Ejército en una sociedad democrática. Y se está atentando contra los derechos civiles de la población, especialmente de los desarraigados, los indígenas y los más pobres.


Papel del Ejército: aún omnipresente

El Acuerdo sobre Fortalecimiento del Poder Civil y Función del Ejército en una Sociedad Democrática fue firmado en Ciudad de México el 19 de septiembre de 1996.

El gran aumento del presupuesto militar muestra lo atrasado que estamos en el cumplimiento de este Acuerdo. Fortalecer el poder civil y la sociedad democrática y participativa que todos queremos es contradictorio con este incremento.

En Ixcán se expresan claramente las grandes posibilidades económicas del Ejército frente a la debilidad de la Municipalidad y del poder civil, lo que debilita a la sociedad civil ixcaneca. Además, el Ejército fomenta la vía militar entre los jóvenes: personal del Ejército visita las comunidades q’eqchíes para promocionar entre ellos la carrera militar y prometerles estudios. El Ejército sigue construyendo algunos tramos carreteros, incluso con maquinaria de la Secretaría Ejecutiva de la Presidencia, por la incompetencia del gobierno central y por la falta de rigor al aplicar la función que debe tener el Ejército en una sociedad democrática.


Poder civil: débil y debilitado

El verdadero atraso en la implementación de este Acuerdo se manifiesta en la debilidad de las organizaciones y los poderes civiles en Ixcán. En gran medida, por la falta de presupuesto y apoyo. Y también por la pasividad y la falta de motivación de la propia población. Durante los años previos a la firma de la Paz la fuerza de las organizaciones populares y de las instituciones civiles hicieron posible que en Ixcán se lograran grandes avances en el respeto a los derechos fundamentales. Después, se presionó positivamente para el cumplimiento de los Acuerdos. Pero actualmente la sociedad civil Ixcáneca está débil y sin iniciativas. Tal vez dejándose influir demasiado por los proyectos y los financiamientos externos.

Una manifestación de la debilidad de las organizaciones civiles se ha visto en la confusión creada por la toma de tierras municipales que estaban dedicadas al futuro mercado y a una terminal dentro del plan de reordenamiento urbano. Se dice que muchos de los tomatierras tienen terrenos en otros lugares. Algunos son miembros de comités de amistad o amigos de la zona militar. El Concejo Municipal ha tratado de reunirse con ellos y alegan que la municipalidad les prometió tierras y no se las ha dado. Usando métodos de las organizaciones populares han confundido a la gente, mientras se observa que hay "alguien" que los está guiando. Ante este conflicto, las organizaciones de la región han sido incapaces de decir una palabra en contra de este proceso de desestabilización municipal protagonizado por grupos que están al margen de toda coordinación con la sociedad civil ixcaneca.

Lo más positivo en este aspecto es el esfuerzo que se está haciendo por reactivar un COMUDUR participativo y coordinado con los diferentes sectores de Ixcán: Educación, Salud, Seguridad y Derechos Humanos, Desarrollo Socioeconómico, Ecología, etc. La UTP (Unidad Técnica de Planificación) de la Municipalidad y el Concejo Municipal están ofreciendo a la sociedad civil un gran espacio de participación, pero aún no termina de cuajar un programa conjunto de fortalecimiento civil que consolidaría la frágil sociedad democrática del Ixcán. El esfuerzo del sector educativo por consensuar un curriculum unificado desde preprimaria hasta el diversificado, tanto público como privado, es una señal de esperanza.


Una tarea pendiente

Los Acuerdos de Paz, sólo son un punto de partida para construir una sociedad democrática de ciudadanos y ciudadanas. Pero aún no estamos ni en esos mínimos. La tarea es de todas y todos los habitantes de Ixcán. Y las dificultades no pueden servir de excusa para no participar en la construcción de un nuevo Ixcán en una Guatemala diferente.

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