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Universidad Centroamericana - UCA  
  Número 233 | Agosto 2001

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Nicaragua

Un desastre anunciado compite con el proceso electoral

El hambre rural compite con el proceso electoral. Es un problema que requiere de todos, candidatos y electores, una apuesta por la cooperación y por la despolarización. ¿Encontrarán solución problemas como éste cuando concluya un proceso electoral signado por el bicaudillismo y nacido de la exclusión?

Equipo Nitlápan-Envío

Las noticias conmovedoras del hambre rural comenzaron a competir con las desalentadoras noticias que trae el proceso electoral. El contraste resume la tragedia nacional. El hambre campesina es uno de los muchos desastres anunciados que Nicaragua tiene pendiente y que requiere para su solución de una visión de largo plazo, de un proyecto nacional y de políticos, de profesionales y de una población decididos todos a ser austeros, a cooperar y a renunciar a la polarización. Estas elecciones se mueven en sentido contrario. Son un evento político obscenamente costoso, calculadamente polarizado, marcado por una competencia cortoplacista y con resultados previsibles, en torno a los cuales ya se acumulan señales de nuevos desastres.

Siguen publicándose costosísimas encuestas electorales que miden milímetro a milímetro las preferencias y percepciones de la población sobre unos comicios pactados y cada vez más polarizados. Dada la crisis de empobrecimiento estructural que vive Nicaragua y dados los previsibles resultados de estos comicios -victorias ajustadas o empates técnicos entre los dos grupos que siguen a los dos caudillos del pacto- comienza a resultar cada vez más cuestionable tan millonario gasto.


Elección entre dos bandas

A pesar de todo, las encuestas dan empleo a un sector de la población. Y hay que comentarlas. Las dos últimas del mes de julio continúan ratificando el triunfo en primera vuelta del FSLN y de Daniel Ortega. Lo más significativo en ambas es la reducción de la brecha que separa a Bolaños de Ortega (39.4% vs 34.4% en la encuesta del 16 de julio). Y el mayor crecimiento de Bolaños: entre mayo y julio el crecimiento de intención de voto por Bolaños fue 2.5 veces mayor que el de Ortega. No recogen aún estas dos encuestas todo el peso que la crisis del Partido Conservador (PC) -y con ella, la cancelación de una opción de tercera vía antipacto- causa en el electorado. A pesar de no contar aún con una medición exacta, como los medios de comunicación hablados, escritos y televisados informaron día a día, en detalle y durante meses, del proceso que condujo a la debacle de los verdes, las encuestas ya reflejan un notable descenso en la intención de voto por el PC (de 17.7% a 11.4%), lo que parece estar favoreciendo más al PLC que al FSLN.

Reducida la tercera opción, la del PC, a un porcentaje insignificante, e incluida la posibilidad de que el PC decida en el último momento no participar en las elecciones para reforzar al PLC, resulta ya obvio que las elecciones del 4 de noviembre serán a dos bandas -o entre dos bandas-, según sea técnica o política la forma en que las caractericemos.

Estalla el hambre

A comienzos de julio, 250 campesinas famélicas y sus hijos, acompañadas de algunos hombres, llegaron, desde comarcas y fincas de montaña adentro, a la ciudad de Matagalpa pidiendo limosna: comida y medicinas. Varios niños murieron en el parque a consecuencia del hambre que arrastraban desde hace meses. En las comarcas que han generado éxodos -al menos desde el mes de enero-, no hay encuestas que midan quienes murieron ya de hambre o tienen "la intención" de hacerlo. Quienes se instalaron en el Parque Los Monos de Matagalpa fueron la primera punta visible de una espiral de miseria anunciada que viene avanzando desde el anonimato.

Muy pronto se conoció que había extensas señales de hambre en otras regiones del país, y que la sequía había generado una crisis similar en distintas zonas de cuatro países centroamericanos, Honduras a la cabeza. De forma abrupta, inesperada, la hambruna y la ayuda humanitaria -dos inquietantes palabras que recuerdan recientes tragedias africanas- ganaron espacio en la conciencia nacional.

Una tragedia anunciada

Cuando el hambre estalló, el Presidente de la República estaba en gira de trabajo -mezclada con viaje de placer- con una comitiva de más de 30 personas por varios países de Asia. A su regreso, aturdido tal vez por el jet lag que causan los viajes trasatlánticos y visiblemente ofuscado por el alcohol -lo documentaron los canales de televisión- Alemán vociferó, negando reiteradamente que en el país hubiera hambruna porque no habían subido los precios del frijol, y politizó el desastre afirmando que sólo había hambruna en los municipios sandinistas.

En Nicaragua hay hambre. Es crónica. Los altos índices de desnutrición infantil lo demuestran y están poniendo en riesgo el futuro del país. La hambruna actual estaba ya anunciada, entre otras fuentes, por un estudio que el Programa Mundial de Alimentos (PMA) hizo en enero, detectando 37 municipios con grave vulnerabilidad en su seguridad alimentaria. Más allá de cualquier estudio reciente, Nicaragua es un país donde no existe seguridad alimentaria y donde la seguridad alimentaria no ha sido nunca, en ninguno de los últimos cuatro gobiernos, una meta a alcanzar. Tampoco aparecen -al menos hasta antes de esta reciente hambruna- en las plataformas de los partidos hoy en contienda programas concretos que garanticen la seguridad alimentaria.

Café con aroma de hambruna

Son tres las causas de la actual hambruna pre-electoral. Un buen grupo de quienes llegaron al parque de Matagalpa representan a los obreros agrícolas -familias enteras- que trabajaban en las fincas de café del Norte, hoy abandonadas por la crisis causada por la baja de los precios internacionales del café y la falta de financiamiento. Esta crisis se ha traducido en un desplome de las actividades cafetaleras y en embargos bancarios de las fincas, al quedar en mora y quebrar productores cafetaleros grandes, medianos y pequeños. Muchas de las fincas embargadas pertenecían o trabajaban con CONSAGRO, el consorcio de los hermanos Centeno Roque, quienes, tras operaciones fraudulentas y negocios especulativos -por los que no han sido castigados-, causaron un desastre nacional del que el país no se ha recuperado, al llevar a la quiebra al Interbank en agosto 2000.

Las 10 mil familias que el PMA calcula están afectadas por la crisis cafetalera son gente que no tiene ni empleo ni salario y que no tiene con qué comprar alimentos. Esta hambruna no tiene que ver con la producción de alimentos ni con el alza de sus precios, sino con la falta de ingresos para comprarlos. Se agrava el problema porque estas familias han perdido también el lugar donde vivían, fincas donde ya no se produce café, donde no se siembran alimentos y donde ya se acabaron hasta las frutas de los árboles. El éxodo a la ciudad de algunas de estas familias -aun cuando vivan allí en la indigencia- está justificado.

Sequía sobre lo seco

Otras 22 mil familias -según el PMA- en 47 municipios de las zonas secas de Occidente, Norte y Centro del país padecen hambruna a causa de la sequía. Se calcula que en estas zonas se perdió la cosecha de primera de maíz y frijol y la de otros cultivos, y la ganadería está severamente dañada. Sin los dos alimentos básicos de la dieta nacional, y sin otras alternativas de empleo o cultivos, decenas de miles de campesinos no tienen literalmente nada qué comer.

Es fundamentalmente a esta sequía a la que se debe la alerta mundial que el PMA ha lanzado para captar ayuda humanitaria para Centroamérica, calculando que millón y medio de centroamericanos -casi un millón son hondureños- padecen hambre. Señala el PMA que las más afectadas por la tragedia son las madres solteras, los niños y niñas. Y considera que esta hambruna es una tragedia regional sólo superada por la que, a causa de inundaciones, provocó el Mitch a finales de 1998. Vale recordar que muchas de las zonas afectadas ahora por la sequía coinciden con aquellas zonas secas en las que el Mitch arrastró las tierras y sus nutrientes, lavando terrenos ya erosionados por la deforestación, las quemas y prácticas irracionales de cultivo, tierras que son cada vez más vulnerables ecológicamente e inviables para la producción, lo que anuncia desastres similares en los próximos años.

Porque el clima no es equitativo, a la par que media Nicaragua sufre hambre por la sequía, en el Caribe, en Alamikamba, municipio de Prinzapolka, 1 mil 396 familias mískitas padecen la "tercera" hambruna, causada por inundaciones que acabaron con sus cultivos de arroz, maíz, yuca y plátano. La gente se sostiene allí comiendo semillas de "ojón", con las que alimentaban a los cerdos que hoy arrastraron las corrientes.

Insensibilidad social e incapacidad institucional

Más pronto se podrá resolver la hambruna por sequía -a la que la movilización del PMA y de ONGs nacionales empezaron a dar respuesta- que resolver la hambruna generada por la crisis del café, que le quedará en herencia al próximo gobierno, o más exactamente a la nación entera, ya que se trata de un problema nacional.

Resolver la hambruna causada por la sequía está al alcance del gobierno de Nicaragua. Pero el gobierno de Nicaragua -a diferencia de los otros gobiernos centroamericanos- se resistió a declarar el estado de emergencia alimentaria -o el estado de desastre, como se lo permitiría la nueva legislación sobre prevención, mitigación y atención de desastres-. Aliviar el hambre en las zonas afectadas por la sequía demanda un programa relativamente barato y al alcance del gobierno. Sin embargo, su insensibilidad social y su incapacidad institucional le obstaculizan no sólo responder sino percibir adecuadamente lo que ocurre.

El dilema de las reservas

En el caso de la hambruna derivada de la crisis del café, la solución no es sencilla ni para este gobierno ni para el próximo. La magnitud del problema del café requiere de inversiones millonarias. Hace meses, el gobierno buscó financiamiento del BID y de otras fuentes, que no le respondieron. Finalmente, encontró apoyo financiero en el gobierno de Taiwan, solicitándole que fondos destinados a proyectos de riego se destinaran a subsidiar diversos programas para los cafetaleros, el más masivo el que entregaría a los productores 25 dólares por quintal exportado, un crédito altamente concesional, -prácticamente un subsidio, una oferta sólo explicable en un año electoral, donde no deja de funcionar el clientelismo político.

Sin embargo, dados los desajustes macroeconómicos que el país está enfrentando, el Banco Central de Nicaragua no se puede dar el lujo de destinar el total de estos fondos taiwaneses a paliar la crisis de los cafetaleros, porque esos fondos son de los pocos de los que dispone a corto plazo para estabilizar -y apenas relativamente- las reservas internacionales, siendo precisamente el descenso de las reservas lo que mantiene en crisis la macroeconomía y lo que tiene al gobierno manos arriba ante el FMI.

Aunque en el discurso gubernamental se siguen publicitando los famosos 25 dólares por quintal y otros programas de apoyo a los cafetaleros como señales de que el gobierno está respondiendo adecuadamente a la crisis, "en la letra menuda está el detalle", en la práctica son tantos los condicionamientos para que un cafetalero sea elegible para beneficiarse de este programa y el apoyo está llegando tan a cuentagotas que, a comienzos de julio y según declaraciones oficiales, de un total de 27 millones de dólares disponibles, sólo se habían entregado a los productores cafetaleros 2 millones y medio de dólares, beneficiando solamente a un 15% de ellos.

Bolaños propone y la crisis dispone

El candidato presidencial del liberalismo Enrique Bolaños ha centrado su campaña electoral en ofrecer, presentar y detallar programas de reactivación económica bajo el eslogan Más empleos, ¡con Bolaños si se puede!

En julio Bolaños presentó su propuesta para el fomento de las pequeñas y medianas empresas urbanas. Así como esta propuesta tiene novedades positivas, entre ellas la creación de una plataforma de acción y una nueva legislación que incorpore a este esfuerzo no sólo a las microfinancieras sino a todas las pequeñas organizaciones que dan servicios de crédito en las comunidades, la propuesta de Bolaños ante la hambruna cafetalera resulta demagógica: ofrecer 50 dólares en crédito por manzana de café a los productores, para que con ese dinero den a los obreros agrícolas desempleados y hambreados el trabajo de limpiar los cafetales es desconocer que los productores que se beneficiarían están en deuda con los bancos y arrastran innumerables problemas no resueltos, y no podría garantizarse que dedicarían ese crédito a dar empleo en una producción que consideran cada día más irrentable.

Dada la profundidad de la crisis del café, más sano sería que el Estado hiciera una concertación con los productores cafetaleros y les subsidiara el salario y la comida de sus obreros agrícolas para que el trabajo de éstos evitara al menos que se pierdan y deterioren aun más las plantaciones cafetaleras, que constituyen un patrimonio económico nacional. Sería ésta una propuesta más realista y el subsidio proporcionaría empleo directo a la gente, contribuyendo así de forma más inmediata a paliar la hambruna.

De todas formas, viendo cómo ha funcionado el cacareado programa de los 25 dólares, no es aventurado pensar que ni el programa de créditos anunciado por Bolaños ni un programa de subsidios como éste funcionaría adecuadamente. La perversa mezcla de insensibilidad social e incapacidad institucional del actual gobierno -agravada porque ya está de salida y exacerbada a diario por la corrupción institucionalizada- ha hecho inviables numerosos proyectos, grandes, medianos y pequeños. De sobra lo sabe la cooperación internacional.

Economía "despaciada"

El contexto económico en el que se desarrollan las elecciones -al que ahora se suma el estallido del hambre y la retrasada y necesaria quiebra del Banco Nicaragüense de Industria y Comercio, BANIC- es sumamente incierto para todos, candidatos y población electora.

Según las proyecciones que habían hecho conjuntamente los técnicos del FMI y los del gobierno en 1999, cuando se firmó un acuerdo reprogramado de ajuste estructural, para el año 2001 se preveían exportaciones por 1 mil millones de dólares. En la práctica, si Nicaragua exporta este año 600 millones sería un triunfo. La diferencia no podrá cubrirse con más ayuda externa -que viene declinando sostenidamente-. La única opción es contraer la economía: reducir las importaciones, restringir todos los créditos, disminuir el gasto estatal. Es eso lo que el gobierno está haciendo -se calcula que con la contracción de la liquidez saldrán de circulación 20 millones de dólares-, y no para concluir su administración en un escenario mejor, sino tan sólo para mantenerse en el escenario peor en el que ya hace equilibrios. Experto en camuflar la realidad, el Ministro de Hacienda, Esteban Duquestrada declaró que el problema de la economía nacional es sólo que hay un despaciamiento, inventando así el neologismo.

Una estrategia para combatir la corrupción

Ante las promesas electorales de los dos candidatos -que no tienen suficiente respaldo en los recursos públicos ni en el presupuesto, y que no contarán ni siquiera en el mediano plazo con suficiente ayuda internacional- el economista independiente Néstor Avendaño ha señalado acertadamente que el próximo gobierno tendrá un estrecho margen de maniobra en la política económica, pero tendrá un amplio margen de acción para combatir la corrupción. Por esto, propone a los candidatos ofrecer poco para ser creíbles y les recueda que lo que el país necesita es una Estrategia Nacional de Reducción de la Corrupción: hay que ofrecer acciones que mejoren la conducta gubernamental, hay que ofrecer más calidad que cantidad, lo que hay que ofrecer y garantizar es una mayor austeridad en el gasto público, una plena transparencia en el manejo de los recursos públicos y la probidad de los funcionarios públicos.

Entierro de la tercera vía

El 18 de julio, con la renuncia de la fórmula presidencial del Partido Conservador (Noel Vidaurre-Carlos Tünnermann) y de su jefe de campaña José Antonio Alvarado, se dio por cancelada la posibilidad de que el Partido Conservador cobijara bajo su vieja bandera verde una nueva alianza pluralista de centro izquierda y centro derecha para enfrentar a los dos arrogantes partidos del pacto.

La candidatura del académico sandinista Carlos Tünnermann creó expectativas sobre un giro del PC hacia el centro-izquierda. Pero esas esperanzas apenas duraron dos semanas. Ingenuidad, convicción y oportunismo se expresaron en la renuncia del conservador Vidaurre, del liberal Alvarado y del sandinista Tünnermann. En el trío de los renunciantes, Tünnermann -que se lanzó a la empresa sin medir las débiles bases de esa propuesta- puso la dosis de ingenuidad-vanidad propias del intelectual metido a político. En la renuncia de Alvarado, que venía poniéndole al proyecto de la tercera vía convicción y empeño, se expresan las dificultades que encuentra en Nicaragua un político con convicciones no provincianas y con visión de largo plazo. Vidaurre, un político que nunca apostó por un proyecto de centro-izquierda, vio en esta opción la única oportunidad de recuperar espacios dentro de un partido que siempre lo consideró un advenedizo. A pesar de su marcada vocación a aspirar al cargo presidencial, tuvo que rendirse ante una correlación de fuerzas adversa que escapaba cada vez más de su control.

La necesaria bisagra antipacto

Aun con una alianza de tercera vía abierta a la izquierda y a la derecha, el Partido Conservador no tenía ninguna posibilidad real de ganar la Presidencia. Pero siendo una real tercera vía sí hubiera podido captar el voto de abstencionistas, indecisos y derechas e izquierdas hartas del danielismo y del alemanismo, pudiendo alcanzar así una cantidad y calidad de diputados que hubieran actuado de bisagra política e intelectual en una Asamblea Nacional que se perfila hoy como un terreno de desastres donde continuarán actuando las dos bandas pactistas. Esta opción hubiera servido de freno al pacto y sobre todo, hubiera abonado el camino para una tercera opción mejor situada para las elecciones del 2006.

Tras las disputas y confusiones públicas protagonizadas por los dirigentes conservadores y sus frustrados aliados, con su nueva fórmula presidencial (Saborío-Sequeira), totalmente conservadora, y con sus listas de diputados -conservadores junto a liberales del PLD y del PLI- es muy probable que el PC quede reducido a una mínima expresión de diputados en la Asamblea Nacional, quienes difícilmente serán esa necesaria bisagra entre liberales y sandinistas.

Voto cruzado: ¿una quimera?

Sin embargo, todavía se habla entre los simpatizantes más honestos del PC de promover el voto cruzado: voto cautivo en la boleta presidencial y voto verde en la boleta de diputados, para así restar fuerza a los partidos del pacto en el Legislativo, y especialmente -en caso de ganar el PLC- para darle más margen de maniobra al Presidente Bolaños frente a Arnoldo Alemán.

La cultura de los electores, que mayoritariamente votan "en cascada" -marcan igual las cuatro boletas- es el principal obstáculo para hacer realidad esta opción, que más parece ya una quimera política. En la última encuesta, el 72.8% de quienes decidieron ya su voto dijo que votaría en cascada o "en fila india".

En la debacle del PC jugó un papel determinante la presión política y económica que el gobierno de Estados Unidos ejerció con la intención de que el PC se uniera al PLC para asegurar así la derrota del FSLN. Las señales indican que esta presión se mantendrá hasta el último momento y no puede descartarse que los directivos del PC llamados "lilas" -los responsables de debilitar la posición de Vidaurre dentro del PC- fuercen la renuncia del Partido Conservador en los momentos finales de la campaña, provocando así que los dos partidos del pacto midan fuerzas solos en la arena electoral, escenario que favorece claramente a Bolaños, ya que el 45% de la población reafirma en las encuestas no querer bajo ninguna circunstancia que Daniel Ortega gane la Presidencia de la República.

¿Austeridad personal vs. corrupción institucional?

El principal problema del candidato del liberalismo Enrique Bolaños sigue siendo la timidez calculada con que guarda distancia de la corrupción del gobierno que preside el presidente honorario del partido que lo propone como candidato. En cada nueva encuesta Arnoldo Alemán aparece con mayores niveles de impopularidad. El argumento que esgrime siempre Bolaños es que él es "un hombre de vida austera", lo que aunque sea cierto no es respuesta suficiente para convencer sobre la capacidad que tendrá él sólo con su austeridad para detener una avalancha de corrupción que no es un problema personal sino institucionalizado en el PLC y en las estructuras del gobierno con el mal ejemplo y la bendición de Alemán.

En el mes de julio un escándalo de corrupción -entre otros muchos de los últimos 30 días- centró la atención de la opinión pública. La investigación de los medios primero, y después la de la Contraloría -ésa es la rutina a la que conduce la debilidad institucional- documentaron que las llamadas "brigadas médicas" del PLC estaban atendiendo a la población pobre y enferma en casas del partido, regalando medicamentos previamente sustraídos de las bodegas del Ministerio de Salud y donados por la comunidad internacional con recetas que llevaban impresa la foto del candidato Bolaños. Este trasvase de medicinas -ordenado directamente desde la Presidencia de la República- explicaría las carencias que los centros de salud de todo el país venían experimentando en los últimos meses. Sólo en el mes de enero se habrían trasvasado del Estado al Partido medicamentos por valor de un millón de córdobas. La cautela con que Bolaños acogió las primeras informaciones, y la falta de firmeza que expresó cuando comenzaron a comprobarse, restó credibilidad a su discurso y acrecentó el escepticismo que lo cerca en relación a la independencia que podrá tener frente a Alemán.

En la Asamblea, un desastre anunciado

Porque Alemán controla y concentra el poder. Y piensa seguir concentrándolo. La Convención Liberal celebrada el 11 de julio ratificó -con mínimas modificaciones- las listas de diputados que Alemán había seleccionado días antes y prescindiendo de Bolaños en su hacienda privada. En la Convención, Alemán -que al salir de la Presidencia pasará a ocupar automáticamente un escaño de diputado, privilegio que le concedió el FSLN en el pacto- anunció que aspira a ser Presidente de la Asamblea Nacional en el próximo período legislativo. Ya cabildea para lograrlo. Es un preaviso del control que Alemán ejercerá sobre la bancada de diputados liberales y eventualmente sobre el Legislativo si el PLC consigue una mayoría de escaños, espacio desde el que podrá negociar nuevos capítulos del pacto con Daniel Ortega, e incluso una Constituyente que adelante las elecciones del 2006, ocasión en que ya ha anunciado Alemán su postulación como candidato presidencial.

Otro masivo 9 de Julio

Existía una gran expectativa por los anuncios que Daniel Ortega haría el 19 de julio en la conmemoración del 22 aniversario del triunfo de la revolución que derrocó a Somoza. Se comentaba que el candidato del FSLN anunciaría su plan de gobierno, que daría a conocer nombres de los miembros del gabinete de su futuro gobierno y que habría sorpresas en algunos de estos nombres, que haría anuncios importantes. Sin embargo, se confirmó que, como en todas las encuestas Ortega aparece ganándole a Bolaños en primera vuelta, la estrategia del FSLN es únicamente "no hacer olas". De mantenerse la tendencia favorable a Ortega, la mar seguirá en calma, aunque haya algunos "efectos especiales" para los últimos días de la campaña.

El acto masivo del 19 de julio, que reunió a más de 100 mil personas, ratificó la capacidad de convocatoria que el FSLN conserva entre sus bases, a pesar de las exclusiones, arbitrariedades y decepciones acumuladas. Este año la multitud fue mayor, alentada por el ardor que imprime toda competencia electoral y por la seguridad con que las bases del FSLN sienten ya una cercana "revancha histórica" con el retorno al gobierno. El carácter de espectáculo juvenil que dominó la celebración y el discurso de Ortega estuvieron dirigidos a las bases sandinistas, sin tener en cuenta a la mayoritaria sociedad no sandinista.

Sin programa y en la luna

En sus palabras, Ortega insistió en su ambiguo propósito de promover un cambio radical en el marco constitucional y en su rosado eslogan de sembrar amor, amor y más amor para alcanzar la tierra prometida. Su discurso careció de norte y de garra, pero como el objetivo de las bases que participaron en la movilización es fundamentalmente encontrarse, juntarse y reirse bajo la bandera rojinegra, las palabras carecían de importancia.

Hasta el momento, el FSLN no ofrece nada concreto, no detalla ninguna propuesta equivalente a las que en relación a la producción rural y urbana viene haciendo su adversario Enrique Bolaños. Un ex-funcionario del gobierno sandinista en los años 80 considera que esto no sólo se debe al propósito de "no hacer olas", sino a que los dirigentes del FSLN han ido apartando o se han ido apartando de toda la gente que ha estado trabajando con el gobierno en los últimos once años, mientras que los liberales tienen en su equipo a gente que ha participado en los dos últimos equipos de gobierno, gente que sabe qué proyectos hay, qué quiere la cooperación internacional y que por eso pueden formular propuestas más concretas. La dirigencia del FSLN está "en la luna" -o en la tierra prometida- no sólo porque no sabe sino porque no ha querido escuchar a nadie, y porque a quienes escucha ahora en la campaña es a unos cuantos ex-funcionarios sandinistas que durante estos once años se apartaron de la esfera pública para dedicarse únicamente a sus negocios privados. Por todo esto, en lo económico el FSLN está mucho menos preparado hoy que lo que lo estaba en 1979.

Sin democracia ¿y sin Tierra Prometida?

Después del pacto Alemán-Ortega que excluyó a todos los competidores y del lamentable "fin de fiesta" del corrupto gobierno liberal, el FSLN tiene las mejores condiciones políticas para retornar al gobierno. Es muy probable que nunca vuelva a reunir condiciones tan favorables. Quien haya seguido la actuación del FSLN en los últimos años descubrirá que el FSLN tiene cifradas más sus esperanzas en la capacidad organizativa y "militarizada" con la que controla e incide en las estructuras del Consejo Supremo Electoral que en trabajar creativamente sobre las condiciones políticas que hoy le favorecen.

A pesar de las ventajas con las que cuenta -las que ha medido y calculado el Comando Electoral y las que le regalan a diario tantos errores del gobierno y del gobernante-, el FSLN podría perder las elecciones. Perder ante un político tan impopular como Bolaños, anciano candidato de un gobierno tan desacreditado y desgastado por la ineptitud y la corrupción como el actual, no será resultado de la injerencia del gobierno de los Estados Unidos ni del dinero de la derecha nacional o internacional ni de ningún "viborazo" eclesiástico ni del poder del miedo que entre la población busca difundir la propaganda antisandinista.

Será resultado de la falta de democracia y de renovación del liderazgo de la que la actual dirigencia del FSLN ha hecho ostentación, del mesianismo hueco de Daniel Ortega, de la exclusión permanente de las ideas de tantos y tantos de "los apartados" a lo largo de estos años, y de la excesiva seguridad con que el FSLN se ha dedicado a abusar de sus bases, contentándolas con decisiones emocionales y exigiéndoles una lealtad a sus candidatos similar a una caduca religiosidad. Por este camino no se llega ni a un buen gobierno ni a ninguna tierra prometida.

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