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Universidad Centroamericana - UCA  
  Número 230 | Mayo 2001

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El Salvador

La vuelta a la "normalidad" y una pequeña esperanza

El modelo económico neoliberal se tragó la tragedia de los terremotos y todo ha ido volviendo a la "normalidad". Sin embargo, en el pequeño municipio de Santa María Ostuma las grietas de los sismos han abierto una oportunidad.

Ismael Moreno, SJ

A más de cien días del primer terremoto y a casi tres meses del segundo, algo queda tristemente claro en El Salvador: la reconstrucción, el presente y el futuro de la gente damnificada están subordinados a intereses económicos y políticos completamente ajenos a la realidad y a las demandas de una sociedad trágicamente golpeada por tantos terremotos sociales previos a estos dos sismos.

El gobierno no ha dado respuestas serias, sólo canaliza materiales para viviendas provisionales. Una atmósfera de malestar y de descontento envuelve al país. La gente expresa de muy diversas maneras su decepción ante un gobierno que no responde, que ha sido irresponsable con los damnificados y con los organismos internacionales de ayuda, ante quienes, ha ido perdiendo credibilidad aceleradamente. El gobierno reacciona con hipersensibilidad ante las críticas, y ha llegado a advertir que cerraría del único canal de televisión que mantiene una opinión independiente. Ha amenazado también con expulsar del país a la delegación militar venezolana que apoya tareas de reconstrucción en uno de los municipios devastados, acusándola de realizar actividades en coordinación con el FMLN.

El creciente descontento de la población damnificada no acaba de encontrar canales de expresión política. El FMLN se desgasta en sus propias fragilidades. En la manifestación del Primero de Mayo fue incapaz de recoger organizadamente las actuales demandas nacionales. Sin articular las protestas y las demandas, la marcha de los trabajadores se redujo a epítetos e insultos, que en nada abonan a la articulación política del malestar generalizado que se percibe en todos los sectores populares del país.

Un barquito azotado por la tempestad

La sociedad salvadoreña se agita como un pequeño y frágil barco en alta mar. Todas sus energías las centra en mantenerse a flote entre vientos y marejadas. El barquito carga el lastre de un gran dilema: o se sume en la realidad de las tempestades sociales, políticas y económicas que desataron los terremotos, o se enrumba hacia las sólo en apariencia tranquilas aguas del actual modelo económico y político que incorpora los desastres a su dinámica, sin modificarla. O el pequeño barco decide internarse a fondo en las tormentas sabiendo que o sucumbe ante sus embates o sale airoso con dignidad yendo hacia las verdaderas aguas tranquilas de un país que asume sus límites y sus desafíos; o evita las tormentas aceptando esa "normalización" a la que el modelo quiere empujar hoy a toda la sociedad salvadoreña. Una normalidad en la que terremotos y temblores y el millón y medio de damnificados no sean más que un episodio.

Un patético argumento para la generosidad puntual

La mirada insensible del gran capital quiere esta opción. Quiere dejar el modelo intacto, con los grandes señores del capital conservando todas sus seguridades financieras. Mientras estos señores han capitalizado a su favor el desastre, aumentando los precios de los materiales de construcción y las ofertas de viviendas, los damnificados seguirán siendo beneficiarios de algunos proyectos y de viviendas provisionales. Seguirán siendo un patético argumento para que las esposas de banqueros y de grandes empresarios, las ONGs y las iglesias convaliden su proyección social y hasta su existencia.

Un cantón de Santa María Ostuma, por ejemplo, vivirá eternamente agradecido a la esposa del mayor accionista de uno de los más poderosos bancos del país y de Centroamérica, sólo porque decidió construirles una colonia de viviendas a la población damnificada. La colonia llevará el nombre de tan generosa dama salvadoreña.

Mientras el sistema se mantiene intacto, aparecen este tipo de gestos de generosidad, voluntarios, puntuales, que encuentran en el individualismo tradicional y en la falta de organización de la gente su mejor caldo de cultivo. Un vecino del casco urbano lo expresa así: "Si ha llegado tanta ayuda al país debe entregarse directamente a la gente. Que no nos vengan con condiciones. ¡Que la entreguen y punto! Que no nos pongan a trabajar ni a meternos a grupos o cosas de ésas. Ayuda es ayuda, ¡y que me la den a mí sin andar jodiendo!"
Una señora de un cantón refuerza esta idea: "A mí me está ayudando el pastor de mi iglesia. El me ha traído comida y me ha prometido materiales para construir mi casa. Ahora no me vengan a decir qué es lo que voy a tener yo que aportar para recibir las ayudas que se están gestionando. A mí ya me han asegurado mi casita. Y a quien se lo debo es al pastor y a nadie más. A mí no me molesten, que cada quien se arregle como pueda".

La tragedia fue tragada por el modelo

La vida se ha ido "normalizando". Para toda la sociedad, para los propios damnificados. A fin de cuentas, hay que seguir viviendo. El número de pobres que se suma a las estadísticas nacionales creció, y basta. La vida continúa. La población damnificada no vale más que para justificar préstamos, la existencia de un Comité de Emergencia Nacional, y unas ONGs de muy buena voluntad con proyectos que justifican la existencia de este mismo Comité. Sólo vale para fortalecer propuestas del gobierno o críticas de la oposición. Sólo vale para los cálculos políticos de las próximas campañas electorales.

La tragedia fue tragada por el modelo. Y, una vez más, ha triunfado el modelo del gran capital que excluye, y el de los programas de asistencia social y las ayudas de emergencia que alivian a los excluidos. El terremoto no ha causado ni una sola grieta al gran capital y el barquito puede seguir navegando en un gran mar de incertidumbres, sin que el gran sector empresarial financiero esté dispuesto a sacrificar ni una de sus ganancias, seguridades y privilegios para garantizar seguridades permanentes a los damnificados y programas estratégicos que disminuyan la vulnerabilidad del país entero.

El Salvador está azotado por una gran tempestad que se expresa en pequeñas dosis a través de protestas aún aisladas, cuyo número aumenta constantemente. La tendencia del gobierno y de los grandes empresarios es minimizarlas y ocultar la tempestad de fondo enfrentándola con paliativos y con proyectos provisionales. En los meses posteriores a la tragedia no se ha observado ningún cambio significativo que indique que la élite gubernamental, política o empresarial quiera tomarse en serio ni el tema de los desastres ni el de la vulnerabilidad ni a los mismos damnificados.

Pasan los meses y la Asamblea Legislativa es incapaz de elegir al Procurador de los Derechos Humanos. Pasó la primera emergencia y la Procuraduría sigue acéfala. En la Asamblea Legislativa, los políticos prefieren defender sus espacios y capitalizar la emergencia para sus intereses partidarios, antes que elegir a un Procurador. La Asamblea Legislativa sigue protegiendo a sus diputados, descubiertos in fraganti en actos de escándalo público o de corrupción. Aprueban el endurecimiento de leyes y reforman los códigos para perseguir sin piedad a los delincuentes, pero no dan ni un solo paso para deducir responsabilidades o seguir procesos judiciales a los altos jefes policiales o a los altos funcionarios del gobierno vinculados con el crimen organizado o encubridores de los responsables de secuestros y otros delitos.

Nuevos desastres se avecinan con los inminentes aguaceros de la nueva temporada de lluvias y previos o nuevos damnificados serán motivo para la caridad pública y privada, y argumentos de peso para no desmontar los comités de emergencia que deberán servir a un país por tan pocos compartido. A fin de cuentas, hay que seguir viviendo.

Centenares de casas "microondas"

El dilema entre pasar a la "normalidad" y enfrentar los problemas de fondo se puede apreciar con mayor claridad desde los ojos de un pequeño municipio. En el municipio de Santa María Ostuma, en el paracentral departamento de La Paz, la población damnificada ha recibido una importante ayuda para la construcción de viviendas provisionales. La población, que removió los escombros, ha levantado sobre ellos centenares de casitas con las treinta láminas, cuartones y costaneras que le ha entregado el Fondo de Inversión Social para el Desarrollo Local (FISDL), supliendo los déficits otros ONGs de asistencia internacional y gestos como el de la generosa señora del banquero.

Ya de lejos, llegando a Santa María Ostuma, se ven brillar las casitas plateadas. Por su exiguo tamaño y por el calor que acumulan conforme reciben los rayos solares, el sarcasmo popular las ha bautizado como "microondas de energía solar". Las viviendas son provisionales. La propaganda oficial resalta que este esfuerzo es expresión del compromiso del gobierno con la población damnificada. No obstante, hasta los más ingenuos saben que difícilmente la respuesta oficial irá más allá de esta respuesta provisional y está segura que las "microondas" brillarán en el paisaje durante largos, largos años. A no ser que la población "beneficiada" con las láminas se resista a aceptar esta respuesta como "normal" y permanente. En Santa María Ostuma hay un sector de la población dispuesta a resistir, que quiere respuestas más de fondo y no está dispuesta a aceptar, lo provisional como permanente.

Desarrollo integral: un techo y cuatro horcones

En el Comité de emergencia y reconstrucción de Santa María Ostuma no existe confianza en la respuesta del gobierno. "Ya nos engañaron", expresa el administrador del Comité. "No estamos dispuestos a dejarnos engañar de nuevo", afirma considerando un engaño la respuesta oficial que recibieron tras el primer terremoto, cuando el municipio reportó más de mil casas destruidas y el gobierno respondió con ayuda sólo para cuarenta viviendas.

"Como municipio, nosotros queremos ir a fondo con nuestros problemas. Si los terremotos destruyeron hasta la profundidad de nuestras vidas, para una verdadera reconstrucción tenemos que ir hasta lo más profundo", dice el representante de asuntos administrativos en el Comité, que refiere a envío en qué está trabajando la gente en Santa María Ostuma: en la elaboración de un Plan de Desarrollo Integral constituido por cinco grandes programas que se podrían asemejar a las bases de una casa.

El primer programa es como el techo: canalizar respuestas a las necesidades prioritarias de reconstrucción, producción y desarrollo del municipio. Otros cuatro programas, como cuatro horcones o pilares que han de sostener el techo de la casas son: formación; participación y organización; coordinación, concertación y alianzas con sectores externos al municipio; y fiscalización, denuncia y defensa de los derechos de los más pobres. Envío tuvo acceso al documento borrador del Plan.

El techo: respuestas a siete grandes necesidades

El punto de partida del Plan de Desarrollo Integral es la puesta en marcha de un programa que recoge las necesidades prioritarias que expresó la población en la consulta popular que el Comité de Emergencia y Desarrollo Municipal realizó en la primera quincena de marzo. Se consultó entonces a toda la población de cantones y barrios, desde los niños y niñas de ocho años hasta los ancianos. Cada sector de la población se reunió para expresar su palabra.

Para el presente y para el futuro la población de este pequeño municipio dijo esperar que se responda a siete de sus grandes necesidades: una vivienda digna; adquisición y legalización de la tierra; servicios públicos de electricidad, agua potable y protección de mantos acuíferos; construcción de carreteras principales y aledañas; producción agrícola, capacitación en programas agrícolas y escuelas de capacitación técnica para la búsqueda de empleo; centros de recreación para la población infantil y juvenil; clínicas de salud y mejoramiento del servicio de salud pública.

El gobierno municipal debe organizar sus tareas actuales y las futuras alrededor de la búsqueda de respuestas para estas necesidades prioritarias. El pueblo ya le entregó al gobierno un plan, y la identidad y honestidad del actual gobierno municipal y de los futuros gobiernos se definirán de acuerdo a la respuesta que dé a estas necesidades. También la relación y coordinación con el gobierno central y con organismos no gubernamentales deberá establecerse desde los compromisos que se establezcan en torno a estas necesidades.

Actualmente, el gobierno municipal de Ostuma está fortaleciendo sus vínculos con el gobierno de la Generalitat de Valencia, España, que ha comprometido su solidaridad con El Salvador a través de este municipio. Varias ONGs se han constituido en un organismo que coordina los esfuerzos para canalizar los fondos que ofrezca el gobierno valenciano. Todas las respuestas deberán tener en cuenta las necesidades presentadas por la población, primer gran criterio de la gestión municipal.

Cuatro pasos para buscar respuestas

En la Consulta Popular que identificó estas siete necesidades prioritarias de Santa María Ostuma la población manifestó también los pasos que se debían seguir para buscar respuestas. Primer paso: organización de la comunidad a través de comités, participación de toda la gente, escucha de todas las ideas evitando que sean unas pocas personas las que decidan y manden a la comunidad, instancias de relaciones con las instituciones y con otros sectores externos. Segundo paso: elaboración de un plan general de trabajo que recoja las necesidades y los aportes de la comunidad y del municipio.

Tercer paso: elaboración de solicitudes y documentos sobre el trabajo que se realiza y el que se quiere realizar para presentarlas al gobierno y a otras instituciones nacionales e internacionales de apoyo a la reconstrucción y el desarrollo. Cuarto paso: creación de una coordinación general de todos los cantones y los barrios para analizar el trabajo que se realiza, presentar propuestas y tomar las grandes decisiones para que el alcalde y el Comité las gestione y las ponga en marcha.

Las comunidades han señalado los aportes que darían dentro de un programa de respuesta a sus necesidades: mano de obra y trabajo físico, alimentación y alojamiento para los colaboradores, ayuda mutua, aporte de ideas y propuestas, supervisión del trabajo que se realiza, reuniones de información, de evaluación y de concientización. "A la gente de fuera les ofreceremos lo poco o mucho que tengamos de comida y les abriremos nuestras champas para que se alojen entre las familias", afirma decidido un animador de la comunidad cristiana.

Sin formación: un cuerpo sin espíritu

La formación de la población de todas las comunidades constituye el segundo programa del Plan de Desarrollo Integral de Santa María Ostuma. Una formación con contenidos que respondan a un crecimiento integral de la gente: formación humana y ética, social y política, en género y en derechos humanos, en cultura de prevención y medio ambiente, formación sicológica y en metodologías de educación y organización populares. Se plantea que poner en marcha programas de reconstrucción, de desarrollo y productivos sin una formación profunda de la población sería como levantar un cuerpo sin vida, sin espíritu, sin respiración, sin cerebro.

Todavía más: construyendo viviendas o infraestructuras sin construir a las personas y a la comunidad se estaría contribuyendo a repetir con más fuerza los autoritarismos que existen desde siempre en las estructuras de poder. La formación es sin duda el vehículo estratégico más eficaz para evitar esto y para garantizar una reconstrucción y un desarrollo que vincule los recursos, la técnica y lo material con la construcción de personas nuevas. Naturalmente, como la formación nunca es neutral, tendrá riesgos. Los primeros en advertirlo son los más viejos. "Eso de formarnos para ser gente que se entera de las cosas, más allá de como las pintan, no le va a gustar a los que nos tienen engañados. Ya en 1980 hubo una masacre, el 31 de mayo, en El Carrizal, por eso mismo, por la formación, porque la gente estaba abriendo su mente con la teología de la liberación. En estos lados formarse fue un delito en aquel tiempo. Y yo tengo miedo de que siga siendo un delito hoy también", dice tan animado como preocupado un campesino que ya peina canas.

Para poner en marcha este programa amplio de formación se han de elaborar proyectos y módulos de género, de acuerdo a la formación académica de las personas y para cada sector generacional. Los proyectos de formación deben estar vinculados con las escuelas de formación sistemáticas al servicio de las comunidades que funcionan en universidades como la UCA, en donde ya existen escuelas de teología pastoral y se han iniciado experimentos con una escuela de formación política y social que ha realizado talleres de formación para líderes y animadores en Chalatenango. El programa de formación busca vincular al municipio con otras instancias de educación formales que existen en el país.

Un "estilo" de participación que hay que quebrar

El tercer programa del Plan de Desarrollo Integral es el de participación y organización de las comunidades para involucrar real y progresivamente a todas las personas damnificadas del municipio en la dinámica de decisiones y de ejecución de los diversos programas, proyectos y actividades. Más de fondo, se pretende generar un dinamismo que rompa la lógica de la organización tradicional basada sólo en los hombres, sólo en muy pocos hombres, basada en métodos de trabajo donde deciden unas pocas personas y el resto se define por la obediencia y por el cumplimiento de lo decidido por un reducido grupo.

Este "estilo" de participación, incrustado en la historia salvadoreña, en la mente y en los corazones de todo el pueblo, tanto entre quienes mandan como entre quienes obedecen, sólo se puede romper progresivamente vinculando programas de atención a las necesidades de la población con programas de formación sistemáticos y permanentes y con programas de involucramiento de la gente en los procesos de información, consulta, decisiones y evaluaciones.

La memoria de la sangre y del dolor

El objetivo es que toda la gente, incluso las niñas y los niños, expresen su palabra y su opinión sobre los asuntos que tienen que ver con el hoy y el mañana de su comunidad, y participen realmente en los procesos de decisión, y también en las evaluaciones para identificar errores y responsabilidades, creciendo así en la capacidad de corregir los fallos y de mejorar entre todos.

La memoria colectiva alerta sobre riesgos que no son fantasías. Me dice un maestro de primaria: "No voy a negar que nos da algo de miedo esa propuesta que nos hacen de organizarnos. Porque así comenzó la guerra en este país. Acuérdese de la masacre de El Carrizal. Fue a la gente organizada a la que mataron. Y porque comenzó la gente a organizarse fue que vino la represión. Eso nos hizo a nosotros en Ostuma ser un pueblo miedoso, vivir a la defensiva, temer los aires nuevos que nos vienen de otros lados".

Apertura es la consigna

El cuarto programa es el de coordinación, alianzas y concertación con otros sectores externos al municipio. Resulta de carácter estratégico para la sobrevivencia del municipio, porque es obvio que un municipio tan pequeño como Santa María Ostuma no puede sobrevivir sólo y por su cuenta. La apertura es la consigna. Apertura a otros sectores geográficos, económicos, políticos y sociales con los que definir una estrategia de reconstrucción y de desarrollo integrales que ponga en marcha procesos reales de autogestión y de participación.

En cualquier caso, este municipio ha estado y está relacionado con la vida del departamento y con la del país, pero con una relación condicionada a los intereses de los sectores de poder, tanto los del municipio como los del departamento y los nacionales. Ha sido una relación entre estructuras de poder tradicionales, que han excluido a la población más débil, mientras los pequeños grupos de comerciantes, los militares, los políticos locales y los medianos productores han utilizado a la gente para fortalecer su poder y legitimar en el municipio sus decisiones.

Un ex-coronel lo ha dominado todo

La relación y las alianzas del municipio de Santa María Ostuma con sectores externos ha estado dominada por los militares, y casi exclusivamente por un ex-coronel, que ha hecho y desecho, tomando decisiones que han afectado la vida del municipio. En torno a los políticos del Partido de Conciliación Nacional (PCN) y del partido ARENA ha girado la vida de Ostuma, y quienes han estado vinculados con los grupos de poder de estos dos partidos son quienes han gozado de los beneficios que emanan del poder. Y en torno a estas personas y grupos de poder se ha basado la relación del municipio con su entorno y con el resto del país.

"Ya estamos cansados de que en el municipio manden sólo unos poquitos, y que para cualquier cosa en el cantón sólo Fulano de Tal nos represente y hable por todos nosotros, y que nosotros nunca hablemos", comenta un vecino del casco urbano.

Otra estructura de poder en el municipio ha sido la Iglesia Católica, históricamente vinculada a los grupos de poder tradicionales, y en el mejor de los casos conducida por párrocos con escasa formación o con debilidades humanas y éticas que les han privado de capacidad y de autoridad para enfrentar las estructuras de poder. En esta situación, o los líderes de la Iglesia se han plegado a las decisiones de los grupos de poder, o su presencia ha sido tan anodina que ni han sumado ni restado a la vida de los ostumeños.

Mirar más allá: una actitud nueva y urgente

Con este cuarto programa de coordinación y alianzas se pretende vincular toda la vida del municipio con aquellos sectores externos con los que pueda fortalecerse la visión y las estrategias del municipio favorables a los pobres, para así ir rompiendo progresivamente con estructuras que ya dieron suficientes pruebas de no pensar más que en su propio provecho.

Para los ostumeños es urgente ampliar su mirada más allá de su municipio. Su ubicación geográfica, al final de una colina, justo en donde termina la carretera, y su propia historia, hacen de Ostuma un lugar con tendencia a ensimismarse, a quedarse viendo sólo para sí. "Yo recibí una parroquia con una feligresía con formación muy débil.

Y esta parroquia está anclada en un municipio con raíces tradicionales que le dan mucha identidad pero también lo encierran en sí mismo. Éste es un peligro porque se puede manipular fácilmente a la gente, o la misma gente se cierra a los dinamismos sociales que promueven la libertad de los pobres", confiesa a envío el párroco de Ostuma.

Un territorio minúsculo y encerrado no hallará soluciones si no se acostumbra a una permanente dinámica de apertura y de relación con otros municipios y con el país entero. Esta política de alianzas debe iniciarse con los municipios circundantes, también devastados por los terremotos, especialmente el del 13 de febrero.

Hacia una alianza de municipios pobres

Estamos ante los municipios más terremoteados de El Salvador. Y en los tres departamentos más afectados de la región paracentral: La Paz, San Vicente y Cuscatlán, tres pequeños departamentos con muchos minúsculos municipios. En media hora y, a pesar de una carretera sin pavimento, se pueden atravesar tres.

La alianza y la coordinación de Santa María Ostuma con San Pedro Nonualco, Jerusalén, Mercedes La Ceiba, San Emigdio, Paraíso de Osorio, Analquito y los municipios de los Tepezontes en el departamento de La Paz, con los municipios de Verapaz, Guadalupe, San Sebastián y otros en el departamento de San Vicente, puede constituir una región con un Plan de Desarrollo y Reconstrucción en el que se comparten criterios, metodologías, contenidos y políticas. Un programa de alianzas así puede ir consolidando un modelo alternativo descentralizado.

Definiciones, debates y esperanzas

Santa María Ostuma debe definir, junto con una alianza previa con los municipios aledaños, su relación y sus alianzas con las instancias gubernamentales y, lo que es más importante, con ONGs nacionales e internacionales, para poner en marcha programas de reconstrucción y de desarrollo liderados por los municipios, y no por las ONGs, que dentro de esta concepción pasarían a ocupar el papel que siempre debieron cumplir: facilitadores de procesos de desarrollo locales y regionales y no sustitutas de los liderazgos locales.

El debate está abierto. Para una miembra del Comité se abre un gran esperanza: "Qué bonito este plan de unirnos los pobres con los pobres. Ojalá que se haga realidad. Dependerá de la sinceridad de los que están coordinando y dependerá también de nosotros, si nos decidimos a apoyar hasta el final, y yo creo que sí, porque sólo ganancias tendremos". En otra onda comenta un pequeño comerciante: "Yo acepto la coordinación con otros municipios y con otras instituciones. Pero sin perder nuestra propia identidad como municipio. Nosotros somos gente con una tradición que nos ha hecho fuertes cuando estamos en peligro o en dificultades, y si nos metemos en un plan regional que no respeta lo que es propio de Ostuma no vamos a jalar todos por el buen camino y terminaremos más desunidos que ahora".

Descentralización sobre nuevas bases

Al ponerse en marcha un proceso municipal y regional con estas características se estaría contribuyendo a definir alternativas reales de descentralización y de gestión desde las mismas comunidades. Hablar de descentralización sin un proceso que lleve a que los municipios asuman un nuevo liderazgo es quedarse en propuestas vacías y, en todo caso, rondar los linderos de la demagogia.

Con una descentralización no suficientemente cuidada, el gobierno podría desentenderse de algunas funciones y tareas para trasladarlas sin más a los municipios. Pero llamar a esas decisiones proceso de descentralización es una irresponsabilidad. Porque se pueden trasladar funciones y tareas a los municipios, pero si éstos se sostienen sobre las mismas bases centralistas, patrimoniales, verticales, autoritarias y caciquistas que existen en todas las estructuras del país, tan sólo se estarían aportando más elementos para profundizar la corrupción y el tráfico de influencias. Lo único que se lograría es profundizar las estructuras del poder tradicional. Tendríamos en los municipios a la misma gente que ya tenía poder y ahora con más capital. Y a la misma población expoliada, sometida a más mecanismos de dominio y de chantaje.

La descentralización debe surgir desde abajo, de los municipios y de las regiones, y no del gobierno central, desde arriba. Y debe surgir a partir de procesos internos de involucramiento de la población, de manera que la conducción de los procesos de reconstrucción y de desarrollo esté en manos de las comunidades y se haga con metodologías de debate y decisión efectivamente comunitarias.

Oficinas de Socorro Jurídico

Un quinto programa del Plan de Desarrollo Integral de Santa María Ostuma es la fiscalización, denuncia y defensa de los derechos de los más pobres. Todos los programas de reconstrucción y de desarrollo han de contar con instancias de fiscalización comunitarias de los recursos que se invierten en los diversos proyectos. Para esto se han de poner en marcha redes de contraloría y de seguimiento de los recursos y de los proyectos que se apoyan desde el exterior, con el fin de asegurar transparencia en el uso y manejo de los mismos y para crear las condiciones para evitar dinámicas y actos de corrupción o desvío de recursos.

El municipio ha de organizarse también para la denuncia de situaciones y de personas que promueven la corrupción, el abuso de poder y el tráfico de influencias. La creación de oficinas de Socorro Jurídico constituidas con procuradores populares, será un medio oportuno para fortalecer la formación de la población en derechos humanos, en la denuncia de las injusticias y de la corrupción y en la protección de los intereses de los más pobres. Una denuncia que, acompañada del análisis, debe tener una visión nacional y regional, y debe saber usar los medios de comunicación, capacitando para ese uso a gente de las comunidades para que, además de identificar las situaciones anómalas, tengan capacidad para recoger la información y convertirla en una noticia que se divulgue en los medios de comunicación nacionales.

Un animador de la comunidad analiza así la situación del municipio: "Aquí en Ostuma no se decía nada antes de la llegada del Padre Roberto. Toda la gente se callaba ante las injusticias. Los padres que estuvieron antes eran pisteros y mujeriegos. Hasta que vino el Padre Roberto. El sí habla las cosas claras, con nombre y apellido. Ahora debemos seguir el ejemplo. Por él y por nosotros. Porque si sólo él denuncia, sólo a él le va a caer, y ya alguna gente está buscando desprestigiarlo para que el obispo lo saque. Pero si logramos tener una institución propia de denuncia organizada, no sólo el Padre dirá la verdad. La gente misma se manifestará y dirá su voz. Entonces todos seremos fuertes".

En líneas torcidas se puede escribir derecho

Habla el alcalde de Ostuma: "Yo pienso que si en el municipio logramos una instancia que fiscalice los recursos y materiales que llegan, los que salen y los que se invierten, crecerá la confianza entre todos, y daremos un gran ejemplo a todo el país. Si lo que necesita el país es gente honrada y mecanismos de control y manejo de los recursos del pueblo, la descentralización debemos comenzarla por ahí".

¿Se hará realidad este hermoso Plan en Santa María Ostuma? El terremoto abrió fallas y grietas y también posibilidades y oportunidades. Trazó sobre el terreno líneas torcidas sobre las que esta población puede ir aprendiendo a escribir derecho.

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